viernes, 26 de mayo de 2017

Buenas noches. Abrazo



En el abrazo entregas voluntariamente tu cuerpo a la persona a la que abrazas, para que sienta que la generosidad del amor está con ella. A la vez, recibes su cuerpo entre tus brazos y lo acoges, lo cuidas un tiempo cerca de ti, muy cerca de ti, para que viva tu compañía, tu atención, tus caricias, tu ternura.

En el abrazo la soledad queda derretida y disuelta por la calidez del cariño que circula con intensidad entre dos cuerpos que se juntan con la fuerza de la dulzura y la suavidad de la necesidad de expresar toda la emoción que fluye desde el centro de la vida.

En el abrazo llueven regalos de besos, de manos que hablan en una singladura imprevista, de susurros que intentan en vano reducir a palabras intensas las vivencias que se despiertan y que quieren asomarse a lo más profundo de la piel.

En el abrazo no hay tiempo, ni tabúes vacíos, ni prisas llenas de veneno, ni egoísmos aniquiladores, ni existen los otros, ni siquiera existe el mundo, que, durante el rato infinito que dura el abrazo, ha dejado de ser un problema exterior para convertirse en el refugio gratificante y sosegante de dos personas que han atrapado el cariño entre sus brazos.


En el abrazo puede caber toda la vida que puede durar un abrazo. 


Buenas noches.

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