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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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Siempre que en algún monasterio de Kyoto o de Nara me indican el camino de los retretes, construidos a la manera de antaño, semioscuros y sin embargo de una
limpieza meticulosa, experimento intensamente la extraordinaria calidad de la
arquitectura japonesa. (…)
Siempre apartados del edifico principal, están emplazados al abrigo de un bosquecillo de donde nos llega un olor a verdor y a musgo; después de haber atravesado para llegar una galería cubierta, agachado en la penumbra, bañado por la suave luz de los shōji y absorto en tus ensoñaciones, al contemplar el espectáculo del jardín que se despliega desde la ventana, experimentas una emoción imposible de describir. (…)
En verdad, tales lugares armonizan con el canto de los insectos, el gorjeo de los pájaros y las noches de luna; es el mejor lugar para gozar de la punzante melancolía de las cosas en cada una de las cuatro estaciones y los antiguos poetas de haiku han debido de encontrar en ellos innumerables temas. Por lo tanto no parece descabellado pretender que es en la construcción de los retretes donde la arquitectura japonesa ha alcanzado el colmo del refinamiento. (…)
Comparada con la actitud de los occidentales que, deliberadamente, han decidido que el lugar era sucio y ni siquiera debía mencionarse en público, la nuestra es infinitamente más sabia porque hemos penetrado ahí, en verdad, hasta la médula del refinamiento. (…)
Los inconvenientes, si hay que encontrar alguno, serían su alejamiento (…), además del peligro, en invierno, de resfriarse; no obstante si, para repetir lo que dijo Saitō Ryoku, “el refinamiento es frío”, el hecho de que en esos lugares reine un frío igual al que reina al aire libre sería un atractivo suplementario.
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"Las auténticas armas de destrucción masiva son las que avivan los conflictos, la pobreza y los abusos contra los derechos humanos en todo el mundo",
"Hay un programa continuo para niños. Millares de menores palestinos han
visto morir a sus amigos, presencian los bombardeos". Los niños palestinos
tienen armas de juguete; basta dirigirse con una cámara de fotos a un grupo de
críos para que posen con sus pistolas. Imagino que los niños -que juegan en
calles empapeladas con las fotos de mártires- crecen rodeados de odio, en un
ambiente propicio para que se conviertan en personas muy agresivas, tal vez en
hombres y mujeres dispuestos a inmolarse. "Yo he conocido a las familias de
suicidas", dice Mahmud Sehwail, "y en muchos casos no hay motivo religioso ni
político. La frustración y la desesperación son las verdaderas causas del
suicidio. Hace unos años me invitaron a un programa de radio. Un hombre llamó
diciendo que sus hijos presenciaron cómo un soldado israelí mató a su madre. El
hombre pidió ayuda psicológica. Un mes más tarde supimos que aquel hombre se
había volado a sí mismo en Israel, matando a varias personas. No pudo manejar
sus problemas".
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Aguirre ha convertido un problema de la Consejería de Interior de Madrid en un problema de todo el PP. Un experto en comunicación del PP, que no simpatiza con la presidenta, cree que el equipo de Aguirre ha hecho todo lo que no debe hacerse en una crisis. "Primero lo niegan todo y se definen como víctimas. Eso no se debe hacer, es lo que hacen los culpables. Lo primero siempre tiene que ser demostrar la inocencia". Pero además, "después, reparten la mierda. Y por último, matan al mensajero".
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Puedes leer los comentarios que hay en la página del Museo del Prado, que son muy útiles para comprender cada una de las secciones de la exposición.
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"El secreto de la demagogia es parecer tan tonto como su audiencia para que
esta gente se piense a sí mismos tan inteligentes como el demagogo”
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La vida humana o el camino que va desde el asombro hasta el amor.Al entrar en el Prado para recorrer con la mirada la exposición, no podemos por menos de recordar una palabra maravillosa de las muchas que hemos heredado de la
cultura griega y que, espero, no se nos vayan olvidando. Esa palabra es el "asombro" (thaumasía). Parece que fue esta extrañeza ante los misterios del mundo, ante la armonía de los astros, ante la luz y la belleza que podían mostrarnos, lo que provocaba ese asombro. Asombrarse suponía descubrir lo "otro" y saber establecer esa distancia que nos permite entender. Si vivimos saturados de entorno, aplastados de noticias que no queremos o no podemos discernir; si no sabemos intuir esa lejanía necesaria para mirar, para entrever, incluso para tocar lo que nos rodea, estamos en el camino, en el mal camino, de perder la sensibilidad y, por supuesto, la inteligencia. Fue el asombro, la distancia, el no querer dar por hecho nada de lo que observábamos, lo que originó, decían los griegos, la filosofía, o sea, la curiosidad, el apego, la necesidad y la pasión por entender y entendernos.
Una experiencia asombrosa es, pues, la visita a esta exposición de esculturas del Museo Albertinum de Dresde y el Museo del Prado. El primer momento de asombro, de distancia ante tanta belleza, es el que nos lleva a pensar que fueron ellos, los griegos, quienes la inventaron al debatir largamente sobre esa palabra "bello" (kalós), que junto con la "verdad" (aletheia) y la "justicia" (dike) marcaban y nutrían el espacio de la cultura, de la paideia. La cultura, entendida no como un bloque de artes, conocimientos y saberes, sino como un proceso, una construcción encarnada en la estructura natural, la physis; un dinamismo que convertía a ese animal atado a todos los instintos de los otros animales en animal que con el logos, con la palabra, con la capacidad de entender y crear, trascendía los límites de su propia animalidad y entraba así en un territorio absolutamente nuevo, el territorio de lo humano. Y en él, no sólo la palabra nos distinguía, sino también la mirada: el aprender a mirar y, desde esa mirada, descubrir el querer, el amar.
Amamos el conocimiento, amamos el saber, pero sobre todo amamos la vida. La vida
que nos ofrece el gozo de los sentidos..
… Para saber lo vulnerable que se siente Israel, no hay más que ver con qué
extrema saña, pareja a la agonía, ataca a un pueblo hacinado en la miseria,
desesperado y prácticamente indefenso. …
… el odio de los humillados es el arma de más largo alcance …
…uno no podría vivir hoy con una mínima dignidad si no denunciara este
exterminio perpetrado por los israelíes contra el pueblo palestino, aunque sólo
sea para no despreciarse ante el espejo al afeitarse …
“Soy hombre. Nada humano me es ajeno”.
… la matanza indiscriminada que Israel impone a la población civil de Gaza esLa vida a veces te pone delante un espejo para que te mires y para que veas cómo eres. Si no te miras al espejo es no sólo que no te gustas, sino que no tienes valor para ser como te gustaría ser. No te falla la razón. Te falla la voluntad.
una catástrofe moral y callar, escurrir el bulto, buscar motivos para
justificarla no deja de ser una bajeza …
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Yo estoy con los palestinos porque soy neutral.
Ojalá aplicara siempre Israel la ley del talión en sus actos. Este "ojo por ojo y diente por diente" que aparece en el Código de Hammurabi de hace ya 38 siglos y posteriormente en varios puntos del Antiguo Testamento no es una vía libre a la venganza, como muchas veces se cita en nuestra sociedad moderna. En su tiempo, esta ley tenía como objeto el limitar la venganza, es decir, si alguien te rompía un diente o te dejaba ciego de un ojo, no podías matarlo y quedarte con todos sus bienes, como al parecer debía de ser habitual, sino que esta ley limitaba la venganza "estrictamente" al daño producido, es decir, al agresor se le sacaba un ojo o un diente.
Parece triste que el pueblo de Israel, a través de sus gobernantes, lleve muchos años remontándose prácticamente a la edad del bronce y ya no respete siquiera la ley del talión. Así que ojalá Israel aplicara "estrictamente" la ley del talión. Para llegar a parámetros de justicia más modernos y a respetar los derechos humanos, habrá que esperar tal vez unos cuantos siglos más.Creo que es muy interesante la reflexión del señor Ormazábal. Lejos de fomentar o facilitar la venganza, la ley del talión la limita. Podríamos decir, entonces, que la reacción más visceral, más bruta y menos humana de todas las posibles es la de la venganza. Es la que de vez en cuando y en nuestros días observamos cuando algún elemento da una paliza a alguien 'porque le ha mirado mal', o la de los que cortan las manos a los ladrones, o la de los que practican la violencia de género, o, sin ir más lejos, la que pone en práctica Israel con los palestinos.
Me gusta ponerle título a las entradas porque de esa manera, por una parte, me obliga a sintetizar y me ayuda a clarificare la idea central de lo que quiero transmitir y, por otra, para facilitar al lector la comprensión de lo que quiero decir, con independencia de que pueda ver en el escrito otras cosas.
Me ha costado trabajo titular esta entrada. He optado por 'Lejanía' porque quizás sea el sentimiento más fuerte que me ha producido el caso.
Cometió un error, pero él no lo sabía. Ignoraba lo que tenía que saber para hacer bien lo que había hecho.
Ese serón ha salido de mis manos.
Qué sí, vamos, que lo he hecho yo con estas manos.
Ya me he hecho una con mis hijos y con mis nietos, pero, si usted quiere, la hacemos.
Yo a usted lo he visto varias veces por aquí.
Hombre, ¿tú eres hijo de Manolo Casal?
Hay que ver lo bien que escribía tu padre. Lo que escribía tu padre no se lo leía ni el comandante.
Lo que escribía tu padre no se atrevía a levantarlo nadie.
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