Observa todo lo que tienes. Disfrútalo. Es posible que antes no lo tuvieras y quién sabe si en algún momento no podrás disfrutarlo. Sé consciente de lo que tienes, de cómo vives, y disfrútalo, pero no te sientas orgulloso de ello. Lo tienes gracias a tus circunstancias. Si hubiesen sido otras, es posible que no lo pudieras disfrutar. Es mejor que vivas dando gracias a la vida, a todo lo que, ajeno a ti, ha hecho posible que vivas como vives. Y comprártelo todo de la mejor manera que puedas.
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