viernes, 27 de julio de 2012

El faro



En un lugar de la costa en el que la navegación es difícil está instalado el faro. Siempre hace lo mismo: le ofrece una referencia a los barcos que pasan por allí para avisarles del peligro y para procurarles una mejor travesía. No sabe cuántos barcos se sirven de él, ni cuáles son. Tampoco le importa demasiado porque se limita a hacer lo que tiene que hacer. Nunca pregunta. Nunca pide explicaciones. Nunca engaña. Nunca pide ni exige nada. Los barcos le están muy agradecidos, pero él no lo sabe. Cumple su misión cada noche sin creerse indispensable, sin sentirse superior, sin ser más que un faro.

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