Tal día como hoy de 1939 nació Judy Collins.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 1 de mayo de 2014
miércoles, 30 de abril de 2014
Buenas noches. Déjalos hablar
¿Hace mucho que no dejas hablar a tus
sentimientos? Porque de anécdotas, sucesos y demás historias para
pasar el rato nos hartamos de hablar. ¿Por qué no expresamos lo que
sentimos, lo que nos emociona? A veces creemos que somos seres
racionales, que lo único que debemos usar es la razón. Pero no la
usamos para pensar y conocer lo que hay y decidir qué es lo mejor
que se puede hacer, sino para frenarnos, para desconocer lo que nos
da miedo y para decidir que no vamos a hacer nada que nos saque de la
rutinaria monotonía de lo de todos los días. La razón también
siente, también se emociona, pero nos han acostumbrado a ocultar
nuestros sentimientos, a dejarlos en el trastero para que se aburran
y se mueran. Quizá deberíamos sacarlos a pasear. Quizá deberíamos
dejar que hablaran. Veríamos cómo crecen y cómo crecemos nosotros
con ellos. Buenas noches.
Buenas noches. Desnudarse
Hay días en los que me gustaría
desnudar mi cuerpo. Hay días en los que siento necesidad de desnudar
mi alma. Y hay días en los que no entiendo y no le veo sentido ni a una cosa ni a la otra.
Buenas noches.
Buenos días. Aire
La felicidad es posible que empiece
cuando puedes llenarte de aire los pulmones y expulsarlo
relajadamente durante todo el tiempo que puedas. Buenos días.
martes, 29 de abril de 2014
Lo que veo cuando miro. Están engordando
El dentista me ha mandado comprar un
irrigador dental, un artefacto bastante caro que echa chorritos de
agua a presión sobre los dientes y las encías y expulsa todas esos
restos de comida que el diablo, que debe de ser pariente de
dentistas, va dejando en cualquier huequecillo que haya en la boca,
por pequeño que sea.
Así que, como estoy en pleno periodo
de adaptación corporal al verano que viene, adelgazando a base de
bien y adquiriendo un body de escándalo para impresionar en la
playa, me fui a ver si lo tenían en la farmacia más lejana, que
afortunadamente es también la más barata, con sus ofertas, sus
regalitos y sus detalles.
Las marquesas dirían que era
horrorosa; mi madre, que qué barbaridad; los alumnos, que te cagas;
el caso es que yo iba a una horrorosa velocidad que te cagas, ¡qué
barbaridad!, porque me ha dicho mi enfermera que tengo que andar a
buen ritmo.
Y en esas iba yo cuando se me han
parado delante dos señores. Uno, así de entrada, sin el menor
miramiento, con ausencia del menor atisbo de misericordia y como el
que hace una gracia, le ha dicho al otro:
-Estás engordando ¿no?
El otro, pobre hombre, ha puesto cara
de circunstancias y le ha dicho que sí, como queriendo cambiar de
tema. No sé en qué habrá acabado la cosa porque yo iba a una
velocidad horrorosa, que es como me ha dicho mi enfermera que tengo
que ir. ¡Qué barbaridad!
El cacharro de enjuagarse la boca
estaba de oferta, así que me lo he traído, a ver si los dientes me
quedan como si nada hubiera pasado por ellos. He vuelto andando,
claro, a una velocidad horrorosa que es que te cagas, ¡qué
barbaridad!. A la salida de un paso de peatones, una señora de estas
que no perdonan la presencia de un conocido y que se paran sin
remedio a preguntarle algo interesante, del estilo de a dónde vas o
de dónde vienes, se ha encontrado con un conocido. Cuando pasaba a
su altura, oí a la señora que, con una sonrisa en la cara y una
actitud de estar observando la realidad de arriba a abajo, le decía
al buen hombre:
-Estás engordando ¿no?
La sorprendente coincidencia me hizo
pensar que había salido a la calle una panda de gente de esa que no
se mira jamás al espejo, no sea que se vea que está metido o metida
en carnes. Pensé que si me encontraba con alguien de esa mafia y me
hacía a mí el comentario, mi respuesta iba a ser un rotundo y algo
subido de volumen “No”. Por si acaso, aceleré el ritmo, cosa de
la que se alegrará mi enfermera, cogí una velocidad aún más
horrorosa, de esas que es para cagarse del todo -por si me lee algún
antiguo alumno, que lo entienda-, ¡qué barbaridad!, y llegué a
casa sano y un poco más delgado.
Por lo que estoy viendo, este verano
las playas van a estar llenas de gente con la silueta destrozada y el
tipo fatal, porque están engordando de mala manera. Yo espero
aparecer hecho un pincel, pero de los finos. Buenas tardes.
Buenos días. Alegrías y penas
Las alegrías compártelas en público,
pero las penas, si es posible, exprésalas en privado. Es que suelen
ser demasiado contagiosas. Pero no te las tragues ni las rumies en
soledad. A estas alturas ya debes saber quién te puede escuchar.
Buenos días.
¿Por qué hablamos de violencia de género?
Os invito a que leáis mi colaboración en la revista La llave del camino. La revista cultural de Astorga y el Camino de Santiago.
http://www.lallavedelcamino.es/por-que-hablamos-de-violencia-de-genero/
lunes, 28 de abril de 2014
Buenas noches. Muerte y vida
Sospecho que este post no le va a
gustar a todo el mundo, pero yo lo considero como una reflexión
necesaria y muy conveniente. El asunto es el de la vida y la muerte y
viene a cuento de una consideración que hacía días atrás una amiga,
en el sentido de que no entendía cómo no vivíamos todos cada día
de la mejor manera posible, con nuestras mejores galas y con la mayor
ilusión, como si fuera el último que fuéramos a vivir.
Creo que es real lo que dice esta
amiga. Observo que hay personas que no disfrutan de cada día, de
cada instante, como si lo fueran dejando para no se sabe cuándo.
¿Por qué hay personas que tienen unas ganas enormes de vivir y de
vivir bien y, en cambio, otras prefieren pasar por aquí de cualquier
manera y como si no les interesara demasiado?
A mí me parece que, en unas
condiciones materiales determinadas, la intensidad en la vida es
inversamente proporcional al miedo que esté metido en la mente de
cada persona. Durante mucho tiempo, el arma que más se usaba en la
educación heredera de la dictadura, en la Iglesia Católica y, en
general, en quienes querían dominar las voluntades de los demás era
el miedo. Una persona con miedo es más manejable y pierde las ganas
de vivir intensamente, no sea que le pase algo, le digan algo o le
condenen.
El gran miedo que estos poderes metían
en la cabeza de la gente era el miedo a la muerte. Tanto miedo tenían
a la muerte que ni se atrevían a pensar en ella. Para estas personas
acostumbradas a la baja intensidad vital, a vivir de cualquier
manera, la muerte era como si no existiera. No representaba la muerte
para ellas nada.
Y, sin embargo, es evidente que nos
vamos a morir. No sabemos ni siquiera cuándo, pero es seguro que nos
moriremos, porque eso es lo natural. Imagínate por un momento que no
nos fuéramos a morir nunca, que fuéramos inmortales. ¿Tendrías
alguna prisa, algún interés por hacer algo? No. Daría igual hacer
algo hoy o el año próximo o el siglo próximo. Ya se haría. ¿Qué
prisas habría? Ninguna.
Si no piensas en que te vas a morir,
vives como si fueras a ser inmortal. Si, por el contrario, te das
cuenta de que somos limitados, que nos vamos a morir aunque no
queramos, lo que te entra es una enorme urgencia por vivir. Tienes
que llenar todos y cada uno de tus días de vida porque si no lo
haces, desperdicias tu tiempo y tu propia vida. Y tienes que vivir de la
mejor manera posible, porque no tiene sentido alguno hacer las cosas
mal, pudiéndolas hacer bien. Nadie hace la comida mal por gusto,
sino que intenta que le salga rica para que sea más placentera. Lo
mismo ocurre con la vida. Y dado que nos vamos a morir todos y que la
vida es de todos, tenemos que procurar vivir todos y de la mejor
manera posible.
Así que sé que me voy a morir y que
nos vamos a morir todos. Por eso tengo unas ganas enormes de vivir,
de que vivamos y de que vivamos bien. Y por eso me emociona ver a
personas vivas, que rebosan vida por todos sus poros. Vivirán de una
manera o de otra, pero huelen a vida, saben a vida, se les nota que
están vivas. Si quieres vivir bien, procura recordar que te vas a
morir. Buenas noches.
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