viernes, 19 de junio de 2009

Días largos


Me recuerda mi amiga P. que debo disfrutar del sol de junio. Tiene razón y hago lo que puedo. Pero a mí, de junio, más que del sol, me gusta disfrutar de la luz, que es lo mismo, pero que no lo es. Me gustan esos días largos, en los que a las diez de la noche todavía hay resplandor y en los que te levantas y fuera ya hay luz. Siempre que hay fiesta, hay luz. Una verbena sin luz no es una verbena. La luz convierte la vida en una fiesta para los sentidos, para el ánimo y para todo lo que uno es. Espero que no se me pase disfrutar cada día de la luz. Sobre todo, de la luz del atardecer, la que más me gusta, la más cálida, la más tierna, la más gratificante para ver monumentos. Son buenos momentos para disfrutar de la belleza.
.

Ya se acerca el triunfo final / 2


La segunda parte del catálogo la ocupa la mierda ociosa, formada por todo un conjunto de artefactos tecnológicos destinados a matar el tiempo, es decir, a matar la vida. Nos encontramos aquí con la mierda de las consolas, la mierda de los reproductores de discos con auriculares, la mierda de los juegos electrónicos, la mierda de los teléfonos móviles y, en fin, toda la serie de cacharros que, a través de pantallas y de teclas, sirven para fomentar el aislamiento estéril, el ensimismamiento empobrecedor y el individualismo deshumanizante. El sentido de los productos de la mierda ociosa no es otro que el de que los consumas y los uses, cuantas más horas mejor, hasta que adquieras el hábito de olvidarte de que existen los demás y, sobre todo, de que existes tú mismo. La mierda ociosa es capaz de entronizar cualquiera de sus aparatos y de convertirte a ti en su súbdito inconsciente. Esto explica situaciones tan estúpidas como la del que se pone a hablar por el teléfono móvil en mitad de la calzada, o conduciendo, o la del que se va a un concierto, o al teatro o a clase con el mismo artefacto conectado, o la del que se pasa horas y horas de chateo, contándole sinsustancias a un desconocido, o la de esos aprendices de cretinos que emplean desconsoladamente su tiempo en luchar contra una consola.

La contraportada la ocupa la mierda alimentaria. Se incluye aquí la mierda que los panaderos, carniceros y demás expendedores de alimentos tienen en sus atuendos y en sus manos, con las que tocan la mierda del dinero y con las que luego te dan el pan o te cortan el filete. También pertenecen a este apartado las altas concentraciones de colesterol disimuladas bajo las variadas formas de la mierda de la pastelería industrial. Y no se pueden omitir la mierda de las bebidas de garrafón, misericordioso procedimiento por el que se intenta que los pobres y los jóvenes lleguen cuanto antes a su meta final. Por último, para no confundir el catálogo con un inventario, se reseña la mierda de la comida rápida, peste en la que la hamburguesa se ha convertido en el producto cuya sola mención se ha asociado estadísticamente más veces con la mierda.

En cuanto a la mierda humana, es conveniente analizarla en sus dos presentaciones: la mierda interior y la mierda exterior. Aunque ambas están también interrelacionadas, la mierda interior es distinta de la exterior. La exterior se ve y se puede eliminar por frotamiento con el estropajo. (El lector desocupado que tenga interés por este asunto puede consultar el luminoso libro de Dominique Laporte, Historia de la mierda, publicado en la editorial Pretextos) La mierda interior, en cambio, es metafísica, pero posee una enorme facilidad para transformarse en física, y, a pesar de que no se ve, se sufre, no tanto por quien la posee, sino por los demás. No hay en el mercado productos que la eliminen, y, lo que es peor, no se investiga demasiado en ello. Algunos parecen intuir que un posible remedio podría venir por la vía de algún tipo de intervención quirúrgica del estilo de las conversiones paulinas. Pero éstas son hoy raras y difíciles porque ni hay buenos cirujanos ni los pacientes están dispuestos a cambiar voluntariamente otra cosa que no sea su funda corporal aparente. El lugar que en la antigüedad tenía la Gracia, esa intervención divina que ayudaba al ser humano a cambiar para mejor, lo ocupan hoy la silicona y el lifting, éste usado en lugar del arrepentimiento en el caso de alteraciones veniales.


(Continuará...)

jueves, 18 de junio de 2009

Ya se acerca el triunfo final / 1



El avance evidente de la mierda me ha hecho recordar algo que escribí hace unos años y que me parece que no ha aparecido aquí. Como no tengo tiempo para casi nada, aprovecho para traerlo. Habría que actualizarlo, pero las urgencias hacen imposibles las necesidades. Como es largo, va en trozos. Ya me dirás.

Un componente del universo, presente en él desde sus orígenes y cuyo nombre está maldito para algunos, muy finos, que no aceptan ni pronunciarlo ni oírlo, viene incrementando su influencia y su poderío en nuestros días. Es la mierda.

Antiguamente a la mierda se la denominaba el mal, pero esto no era más que una estrategia propia de gente leída para huir hacia la estratosfera metafísica, tratar allí muy inteligentemente el problema y dejar mientras tanto aquí abajo la verdadera mierda pudriéndolo todo. No vamos a hablar, por tanto, del problema del mal, sino de la existencia real de la mierda.

Los desastres que produce la mierda no parece que tengan, ni mucho menos, solución. No obstante, de la misma manera que se hace con cualquier otra realidad, se debe tomar conciencia de la existencia de la mierda, analizarla y tratar de prever sus calamitosos efectos.

Una primera aproximación al análisis de la mierda nos llevaría a distinguir entre la mierda social y la mierda humana. Ambas están profundamente relacionadas entre sí, no en vano la primera es hija predilecta de la segunda, de la cual emana.

Si desplegamos el catálogo de presentaciones de la mierda social, nos encontramos en primer lugar con la mierda comunicativa, en donde la televisión ocupa el lugar del producto estrella. Desde este punto de vista, la televisión puede ser considerada como un fractal, ya que tanto en su totalidad como en sus partes tiene la misma estructura: es mierda de altísima calidad.

Luego, nos topamos enseguida con la mierda medioambiental, con una amplia gama de precios y modelos. Algunos de estos tienen la sorprendente cualidad de ser invisibles a distancias cortas, detectándose muy bien, en cambio, desde lejos. Hay modelos que incluso, aunque no los veas, te afectan a los ojos y te hacen llorar. La mayoría de ellos te producen enfermedades y, aunque no siempre lleguen a matarte, te convierten en mierda humana.

En las páginas centrales del catálogo hallamos la mierda política, con una enorme panoplia de variantes, enmascaradas todas ellas con llamativos e ingeniosos eufemismos: así, a los contratos de mierda para trabajar de mala manera y cobrar poco se los llama contratos basura; a los dormideros de mierda se los califica de infraviviendas; a la mierda de vida hipotecada hasta la muerte que producen los precios de mierda de las viviendas, en donde un ladrillo de mierda cuesta igual que un lingote de oro, se la denomina especulación o, más dulcemente, liberalización del suelo; a la mierda de trato que se le da a los enfermos se le designa como listas de espera o también saturación; a la mierda de educación, cuya responsabilidad se quiere endosar en exclusividad a los profesores, pero en la que colaboran con igual intensidad, por acción u omisión, los padres, la televisión, los dirigentes, los votantes, la legislación y los propios alumnos, se la califica de fracaso escolar; a la mierda de condiciones de inseguridad en las que trabajan los obreros se le endosa el tétrico apelativo de siniestralidad laboral; a la manera de resolver los problemas tarde y mal, dejando todo el tiempo posible para que la mierda haga un poco más de efecto, se le atribuye el término técnico de burocracia; a la creación de mierda bajo la forma de una estructura económica mundial que permita que se incremente el negocio de unos pocos a costa del empobrecimiento cada vez mayor de todos los demás se le llama globalización; a algunos de los seres que se dedican a la cosa pública y que se caracterizan por su incapacidad, su inmoralidad, su afición por la mentira, su torpeza, su afán por sobrevalorar el interés propio por encima de cualquier otro, sin importarles que se note demasiado, y por la concentración que muestran de múltiples variantes de la mierda, se les llama neoliberales.


(Continuará...)

miércoles, 17 de junio de 2009

Lo que está por venir


-¿Te quieres callar?
No me hizo ni caso.
-¿Te quieres callar?, le dije un poco más alto.
Siguió a lo suyo y ni se inmutó.
- Oye, ¿te quieres callar?, insistí.
Parecía como si fuera sordo o como si no quisiera oírme.
- Pero ¿te quieres callar?, le dije en un tono serio y a un volumen como para que me oyera toda la clase.
Volvió la cara hacia mí. Con una expresión de naturalidad, de evidencia teñida de una cierta sensación de molestia, me contestó:
- Es que no quiero callarme.
.

martes, 16 de junio de 2009

Jubilación. ¿Júbilo?


Se están yendo.
En cuanto pueden, se van.
Los profesores se están jubilando antes de lo que preveían hace años.
No están cansados. Están hartos.
No es que hayan perdido la ilusión, es que se la han quitado.
Los han dejado solos. Nos están dejando solos.
Los padres, en general, no ejercen de padres. Están perdidos. Se pusieron a procrear, quizás por rutina, quizás porque se lo mandaba el cura, pero sin tener ni idea de en dónde se metían.
La legislación hay veces que parece que la ha hecho el enemigo un sábado por la noche.
Los políticos van arrastrando por la vida sus traumas, sus prejuicios, sus rencores, sus ignorancias o sus intereses.
Y nos estamos quedando solos.
Ayer fue José Antonio. El otro día, Ramón. Antes, muchos más. Y el comentario más oído es: “Yo, en cuanto pueda”.
Me da miedo el futuro del país. Y me da pena el futuro de tantos alumnos, a los que se diría que los han invitado a una fiesta en la que casi no hay ni comida, ni bebida. Ni siquiera música.
La mierda avanza.

lunes, 15 de junio de 2009

Los he pillado copiando


Tengo que hacer un nuevo libro para 2º de Bachillerato. De hecho, en eso estoy. He estado buscando información por los libros y por Internet para poder hacer una cosa que quede bien, documentada y útil. Y ¡hay que fastidiarse! He encontrado unos contextos históricos, socioculturales y filosóficos que me sonaban una barbaridad. Estaban en la página de un colegio concertado de aquí al lado, el Amanecer (glorioso nombre, por cierto). He ido a consultar mi libro y resulta ¡que me los han copiado! Para despistar, les han cambiado alguna frase del principio, pero luego ¡zas!, al pie de la letra.

¿En quién crees que he pensado cuando he visto esto? ¿En los profesores del colegio? No. Están demasiado explotados y algunos andan mal. Conozco a una de ellas, de un colegio vecino a este que me ha hecho el honor de elegir mis escritos, que no sabe que KrV significa Crítica de la razón pura, o sea, que de Kant debe saber poco. No. He pensado en doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y Presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta egregia señora emplea cada vez menos fondos en educación (¿a que ya se va notando con más facilidad en la calle?), pero, de los que emplea, cada vez más van a parar a estos colegios en los que todo vale, en donde el negocio es lo primero y en donde los valores humanos los dejan en un almario en la puerta.

Padres que me leéis (¿habrá alguno?): mandad a vuestros hijos a estos colegios. Allí les enseñarán a copiar y a usar lo que no es suyo, les engañarán inflándoles las notas y les hablarán de decencia, aunque luego no la vean por ningún lado. Y seguid votando a la eximia doña Esperanza. Es muy importante para vosotros que la sigáis votando. Un trozo de mierda en el suelo se nota mucho. Pero si se cubre todo el suelo de mierda, parece que ya no hay otra cosa. De eso se trata.

.

miércoles, 10 de junio de 2009

Esto no está mal pensado

Pido ayuda a El País y aparece esta Carta al Director que no está mal pensada. No sé qué te parecerá a ti.

Si el PP quería hacer desistir a la gente progresista de ir a votar, lo ha conseguido: comunidades tradicionalmente progresistas como Cataluña se han quedado en casa. ¿Resultado? Como la derecha está muy motivada para votar, ha ganado. De poco sirve entonces que la mayoría de los españoles sean progresistas, porque éstos castigan a sus representantes por sus deficiencias.

El PSOE no ha sabido explicar que la crisis económica actual la ha traído al mundo la política practicada desde Thatcher y Reagan hasta George W. Bush, todos de la cuerda del PP. Y un consejo: que no se moleste la izquierda en sacar trapos sucios de la derecha, pues a los votantes de ésta les importa bien poco la corrupción de los suyos, como cada vez queda más claramente demostrado (véanse los resultados de la Comunidad Valenciana); incluso muchos deben de admirar en secreto a quienes malversan o roban con tanta habilidad...

Pero también queda claro de nuevo que la derecha -que como es bien sabido se identifica en su mayor parte con los católicos- es moralmente inferior a la izquierda -agnósticos y ateos en muchos casos-, que, con razón, castiga la corrupción de los suyos. ¡Que Dios nos coja confesados en Europa.

ÁNGEL CARRASCOSA ALMAZÁN - Tres Cantos, Madrid - 09/06/2009