Mostrando entradas con la etiqueta paseando por la vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paseando por la vida. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 31


No todo lo curioso o lo sorprendente está en la calle Fuencarral, como podría parecer. En una paralela, la calle del Barco, también hay cosas interesantes y originales que ver. Una de las que más me gustó fue esta barra de bar decorada con esta pincelada sensual, un poco pícara y, en todo caso, bella.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 30


Esto está en la puerta del Mercado de Fuencarral, hoy dedicado a las tiendas de moda.
La contradicción. La provocación. El deseo de llamar la atención. Así andamos. Es la postmodernidad.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 29


La calle de Fuencarral, en Madrid, es una permanente fuente de imágenes sorprendentes y, en el fondo, de creatividad.

Hay allí una tienda de cosméticos e hicieron una campaña para que se usaran más cremas y productos para la estética y para la salud. Introdujeron la provocación y no sé con qué resultados. Pero lo que anunciaban lo consideraban como un “castigo”. Estoy seguro de que así tuvo más aceptación lo que vendían que si lo hubiesen puesto en clave positiva.

Transcribo aquí el texto por si no se lee bien:

Castigo.
Prometo hidratarme la piel cada día.
Prometo limpiarme la cara antes de irme a dormir.
Prometo aplicarme una mascarilla facial por lo menos una vez a la semana.

.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 28



El asunto de manifestar en público los amores que se sienten por alguien ya lo hemos tratado alguna vez en este blog. A mí, en líneas generales, me parece muy bien decirle que las quiero a las personas a las que quiero. Siempre me acuerdo, en este tema, del malogrado Carlos Llamas, el periodista que dirigía Hora 25 en la SER. Cuando veía cerca la posibilidad de la muerte, una de las cosas que decía era que se arrepentía de no haberle dicho antes más veces 'te quiero' a las personas a las que quería.

No me acuerdo de la calle en la que vi este cartel, pero sí recuerdo que era en un restaurante de cocina sudamericana. El amor a la clientela. Eso sí que puede ser bonito. Es el amor previo al conocimiento. El amor predispuesto. No te aman por tus virtudes, sino sólo por ir allí y comer. Te tratan con cariño. ¿Qué más se le puede pedir a un trabajador? Y, además, te aman en la cocina, a la hora de comer. Cocinar con amor: una de las cosas más serias que hay en esta vida. Y lo digo con un firme convencimiento y con el deseo de que lo pienses y de que lo pongas en práctica, si es que no lo haces todavía.
Es una pena que no apuntara la dirección.
.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 27



Esto debe de molar mazo:

- ¿Quién te viste a ti?
- A mí la Divina Providencia.

Pue sí. La Divina Providencia se ha hecho carne, o sea, se ha hecho vestido para cubrir la carne, y se ha instalado también en la calle Fuencarral. El título es chocante y supongo que a más de un recalcitrante no le habrá hecho ninguna gracia. Pero, si entras, te llevas la gran sorpresa. La ropa es alegre, vistosa, llamativa, juvenil y atractiva. El contrate entre nombre y contenido es igual de sorprendente que si a una tienda de ropa para góticxs la llamas, por ejemplo, "Olé, la gracia".
.

martes, 2 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 26



Yo no he nacido ni me he criado en el campo. No sé si esto es para lamentarse o no, pero es lo que ha sido. De aquí que yo de vacas no sepa nada. Jamás me he quedado mirando una vaca ni me he sentido observado por ninguna de ellas. Pero algo debe de tener la mirada de una vaca cuando le han puesto ese nombre a una tienda de ropa de la calle Fuencarral. Algo debe de tener, sin duda, pero no sé qué podrá ser.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 25




Ponerle el nombre a una tienda debe de ser un problema tremendo porque se tratará, supongo, de llamar la atención y de que el que vea tal nombre se acuerde de él fácilmente. Tengo que reconocer que las ocurrencias en este campo son muy ingeniosas. Voy a poner una serie de ellas que he ido recopilando en mis paseos madrileños.

La primera es la de una peluquería que está en una calle, cuyo nombre no recuerdo, pero que es perpendicular a la de Fuencarral. El nombre invita a no entrar a los amantes de los peinados tradicionales y, en cambio, es un reclamo para los que quieren hacerse algo diferente en el pelo. A mí, al menos, es lo que me parece.
.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 23


Por una parte, el título lo es todo. Hay que llamar la atención para que la gente se fije y acuda y compre. Por otra parte, nunca hay que faltar a la verdad y hay que decir las cosas como son. Si es el que faltaba, ¿por qué no se va a poder decir?

Lo puedes encontrar en la Isla de San Fernando.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 24


Otro nombre de calle precioso, sugerente, que te remite a pensamientos grandiosos, que hace honor a un personaje importante o que te recuerda alguna idea genial. Está en el centro de Cuenca.

.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 20


El ideal es que no te tengas que mover para nada. Ni para apagar la tele (gran error: no tenías que haberla encendido), ni para hacer la compra (tú verás lo que haces), ni para comprar el periódico (te estás quedando sin sensibilidad en las manos), ni siquiera te tienes que mover para moverte, porque te puedes comprar una cinta para andar en casa sin avanzar (el aburrimiento se está apoderando de ti. Ten cuidado). ¿Y para comprar un condón? Pues tampoco. Hay tiendas que te los sirven en tu domicilio para que no gastes energías tontamente. Una de ellas es ésta, en la Isla de San Fernando. Pero hay muchas más. Si estás interesado o interesada, investiga.
.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 17

Estuve hace unos días en Cuenca con unos amigos y amigas. Una de ellas contó que había oído que 'hacerse un 1' era ir a hacer las necesidades menores, digámoslo finamente, mientras que 'hacerse un 2' consistía en hacer las mayores. Acogimos todos la novedad con regocijo, no en vano es una muestra inequívoca de evolución del lenguaje y de actualidad pitagórica.

Pues bien, entré en un bar (¡vaya camareros!) a tomar una caña y a hacerme un 1, y me encontré en el servicio con el siguiente mensaje.



Yo siempre he procurado ir a los Servicios de los Hoteles, Bares de copas y Restaurantes recién inaugurados porque los interioristas suelen volcarse en ellos con innovaciones y decoraciones interesantes. Voy a tener que procurar entrar también en los antiguos porque ya se ve que, además de un 1 o un 2, la gente hace allí otras cosas. Me refiero a lo que pone en las paredes, claro.
.

martes, 28 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 13


No sé si se ve muy bien. Pone I love Carmen. No sé tampoco qué pensar. Si tú fueras Carmen, ¿te gustaría ver tu nombre esculpido en el suelo, como si fuera un certificado de que alguien te quiere? Y si tú quisieses a Carmen, ¿lo pondrías ahí, en la Gran Vía, para que lo viera y lo supiera y lo pisara todo el mundo?

. .

sábado, 25 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 11




Encontré en la Gran Vía de Madrid un edificio cuyas ventanas estaban todas ellas decoradas con grandes fotografías elaboradas con múltiples fotografías pequeñas. Resultaba muy espectacular pues algunas de ellas eran de grandes caras hechas con pequeñas caras.



Respondía este montaje a la estructura del fractal: objetos con una estructura determinada que, dispuestos adecuadamente, forman un nuevo objeto con la misma estructura que los componentes.



Y otra cosa. Cada pequeña cara tiene su función en la cara grande y no es sustituible por otra cara, porque la resultante no sería la misma. En eso debe consistir lo de sentirse importante.


.



.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 10






En la Gran Vía de Madrid suele haber unos cuantos betuneros o limpiabotas, que deben ser de los pocos que queden ya. Algunos ven éste como un oficio extraño, difícil de encajar, porque la postura en la que el trabajador desarrolla su actividad parece que le da un cierto aire como de humillación o de inferioridad. Yo nunca lo consideré así. Me parece un oficio tan digno como el de un tintorero o el de un abogado. Quizás lo que ocurra es que el que llevaba los zapatos limpios solía ser el señorito y los demás los llevaban sucios y veían en el limpiabotas una especie de colaboracionista. El caso es que quedan pocos. Y lo que no sabía era el origen mexicano de estos. Me imagino que lo de la boleada será la maniobra de limpiar los zapatos.
.

lunes, 20 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 9



Pues, hombre, enamorarse se puede enamorar cualquiera de cualquiera. Pero ¿qué idea va a sacar de lo que es enamorarse un ciudadano que pase por aquí y lea que puede haber enamorados anónimos? ¿Habrá también amigos anónimos, padres anónimos, hijos anónimos, deudores anónimos, jefes anónimos, esposos anónimos? La búsqueda de lo espectacular con vistas al Negocio puede dar lugar al encuentro de la gilipollez. Me parece a mí. No sé.


.

lunes, 6 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 5


Como las dos anteriores fotografías, ésta está tomada también en la Plaza Mayor, de Madrid, en marzo de 2008. Lamento no recordar de qué país eran estos dos señores. Me parece que eran sudamericanos y lo que es seguro es que recaudaban fondos, seguramente para sobrevivir. Cada vez que alguien le depositaba una moneda, daban unos saltos espectaculares y sonaban los cencerros que llevaban colgando de la cintura.
.

sábado, 4 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 4


Hay que reconocerle ingenio a este otro artista de la quietud. Pero no quiero ni pensar que esta sea la verdadera y única manera de ganarse la vida de este hombre. ¿Cuántas horas o días así?
.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 3


Estamos dominados por el movimiento y, sobre todo, por la velocidad. Si nos falta la velocidad durante un minuto, nos aburrimos. Cinco minutos de quietud nos pueden matar. Por eso llaman la atención estas personas que están quietas mucho rato, disfrazadas de algo o simulando estatuas de barro. En cierto modo es una triste manera de ganarse la vida sin hacer nada.