Cuántas versiones diferentes de una persona pueden crearse a partir de relatos ajenos? ¿Es posible conocer a alguien cuando solo contamos con historias fragmentadas relatadas desde otros puntos de vista? La imagen actual que tenemos de “Lizzie” ha sido construida casi exclusivamente a partir de representaciones pictóricas y comentarios hechos por otros. Sin embargo, el único vestigio que nos permite intuir cómo se veía a sí misma es un pequeño autorretrato realizado en 1853, que muestra una figura muy distinta a la idealizada y mitificada en las obras prerrafaelitas. Ha sido etiquetada como drogadicta, loca, diosa, bruja, criatura y obsesión. Lo cierto es que apenas conocemos su voz propia, limitada a pequeñas líneas dispersas en sus poemas...
Puedes leer el artículo de Sara Álvarez Pérez pulsando aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.