Aún resuenan en mis oídos el grito de
Israel Elejalde y las palabras que siguieron. Forman parte de
la densa y reflexiva obra de Pascal Rambert, Ensayo,
que se ofrece en El Pavón Teatro Kamimaze, en Madrid.
Cuatro actores, Fernanda Orazi -enorme, como siempre-, María
Morales -en un derroche de sensibilidad y de expresividad-, Jesús
Noguero -pleno de matices y de poder de comunicación- y el
propio Israel Elejalde -potente y dominador de la situación-,
se encargan de mantener al espectador cada vez más dentro de la obra
y, al mismo tiempo, más dentro del mundo en el que habitamos, sin
que seamos conscientes en tantas ocasiones de que lo hacemos, de lo
que vivimos. El público estalló en aplausos al final de la
representación, pero por dentro quemaban muchas palabras oídas en
el escenario. Entre ellas, estas:
Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh. Niños, niñas, chicos, chicas, jóvenes: ¡Despertaos! No podemos seguir viviendo así. (…) Mirad el triste espectáculo de vuestros mayores. Mirad lo que os hemos dejado. Mirad el siglo flotar en charcos de sangre. Mirad. Mirad los cuerpos en el suelo. Mirad a los vendidos del siglo. Mirad a los vendidos. Jóvenes, jóvenes: No podemos seguir viviendo así. Mirad a los vendidos. Nosotros nos vendimos. Todos nos vendimos sin problema (…) ¡Levantaos! ¡Levantaos! ¡Despertaos, jóvenes! ¡Jóvenes! ¡Jóvenes! ¡Despertaos! ¡Levantaos! Hay que volver a empezar el mundo. La Historia no está muerta. Va a despertarnos.
Buenas noches.
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