martes, 28 de enero de 2020

Buenas noches. Escuchar



Hace tiempo que vengo sintiendo y diciendo esto, y protestando por ello. No soy el único, lamentablemente, porque hoy he encontrado una carta a la directora de El País en la que se habla de lo mismo: pocos escuchan, muchos interrumpen.

Cada vez resulta más complicado que alguien te escuche. Es habitual comenzar a contar algo con entusiasmo a alguien y que esa persona te interrumpa contándote otra suya. La sociedad está centrada en los deseos propios e ignora los de los demás. Y como nadie nos escucha, aprovechamos cualquier oportunidad para contar lo que necesitamos decir, aunque sea a costa de interrumpir a un familiar, compañero o amigo que, como nosotros, tiene la necesidad de contar y que le escuchen. Esto hace que las consultas de psicólogos y terapeutas estén a rebosar de gente que lo que principalmente hace es contar lo que necesita decir y que paga encantada a un profesional para que le escuche, porque esa figura ha desaparecido de su entorno cercano. Deberíamos aprender que cuando alguien nos habla hay que escuchar, si se dirige a nosotros es porque lo necesita. Y no debemos interrumpir. Lo agradecerá.

Roberto Rodríguez Vesga. Bilbao"

Buenas noches.

Buenos días. Estéril



Su belleza asaltaba a cualquiera y se introducía con fuerza a través de todos los sentidos. Sin embargo, ningún gesto, ningún valor llegaba a la mente para echar allí sus raíces y florecer. Era una belleza estéril. 

Buenos días.

Johannes Hevelius. Hombres y Mujeres de Ciencia: El Calendario de Bautista. 28/ 1/ 2020



Un día como hoy de 1611 nació el astrónomo Johannes Hevelius

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lunes, 27 de enero de 2020

Buenas noches. Agresivos



Esta mañana he recibido una llamada telefónica de la Compañía de Gas Natural Preventiva. Tras preguntar por mí, una señorita me ha leído un texto informándome de que mañana -así, de un día para otro- se pasaría por casa un técnico, del que me iba a dar su nombre y no sé qué más, para efectuar la revisión obligatoria de la caldera y del resto de aparatos que tuviera. Me aclaraba, además, que no tenía que pagar nada en el momento, sino que el importe me lo pasarían por el banco. La he interrumpido diciéndole que eso me lo iba a hacer la empresa oficial otro día, según me informaron por escrito hace meses, y que yo no tenía ese servicio contratado con su compañía. Muy contrariada me dijo que ya recibiría una carta y que tuviera un buen día.

Esta señorita era una pobre víctima del sistema, que hace que haya personas que tengan que dedicarse a estas deplorables labores para subsistir. Lo que me parece impresentable -y debería ser ampliamente censurado, si los ciudadanos supieran algo más del mundo en el que viven- son las maniobras de este capitalismo salvaje y agresivo que padecemos. Vas por la calle y tienes que sortear al tipo que te informa de dónde te puedes tomar una copa, o dónde puedes comer, o dónde puedes vender oro o dónde puedes hacer una donación. Vas en el autobús y no puedes ver el paisaje porque han colocado una propaganda en la ventanilla vendiendo cursos o viviendas. Estás en casa y por teléfono te ofrecen a horas intempestivas cambios de compañías telefónicas o, como en este caso, servicios que tú no has pedido, haciéndote ver erróneamente que son obligatorios, cuando lo que te hacen es una revisión previa por la que te cobran un ojo de la cara.

Una vez tuve que aguantar en la puerta de casa a un jovencito, vestido con chaqueta y corbata, que le sentaban como a mí me sentaría un traje de bailarín de ballet clásico, que decía que la empresa de electricidad me tenía que devolver un dinero que me había cobrado de más, y que le enseñase un recibo porque tenía que comprobar unos datos. Era otro timo. Necesitaban saber un número que aparece en los recibos, con el que pueden cambiarte de compañía sin que tú lo sepas. Como estaba enterado de la maniobra, le dije que el recibo no se lo enseñaba y que le regalaba a él el dinero que la empresa me quería devolver. Me puso, por encima de la corbata, una cara de enfado grande y rojo y le cerré la puerta. Han intentado más veces la misma jugada, pero ya ni les abro la puerta de la calle.

Este capitalismo voraz y codicioso se está volviendo agresivo, molesto y demasiado inmoral. A ver si llega pronto -que no llegará- el momento en que los ciudadanos tomen algo de conciencia y estos tipos sin escrúpulos cambian de rumbo.

Buenas noches.

Amaia Bakaikoa. Educación afectivosexual

La imagen puede contener: Amaia Bakaikoa Urrutikoetxea, sonriendo, de pie 



Educar en sexoafectividad es de vital importancia para el desarrollo emocional y la salud mental y física de l@s menores.

Desde un punto de vista sexológico, ético y legal, la escuela debe garantizar el aprendizaje de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la prevención de las violencias machistas y el respeto a la diversidad afectivosexual.

Así mismo debe dar herramientas para que l@s menores puedan tomar decisiones libres y responsables en el ámbito de la sexoafectividad (el placer, el deseo, el consentimiento, el mandato social hacia las mujeres para agradar a los hombres, la anticoncepción etc.)

Y debe introducir gradualmente estos conceptos desde la etapa infantil y de forma apropiada a cada nivel educativo y de aprendizaje.
Esta educación debe abrir las mentes y los cuerpos, para desterrar toda actitud represiva o visión pecaminosa de la sexualidad; y desvincularla de la culpa histórica que ha soportado.

A pesar de que no existe una obligación legal, también dentro de la familia es fundamental educar en sexualidad y transmitir conocimientos y valores libertarios.
Por desgracia, tanto en la escuela como en la familia, la educación afectivosexual es muy deficiente aún; y l@s menores tienen a la pornografía cosificadora y coitocentrista como principal referente educativo...

Buenos días. Manos



Cada cual sabe lo que son unas manos bonitas. 

Las manos, quizá por su propia estructura, ofrecen muchas posibilidades para que se muestre en ellas la belleza: la longitud de los dedos, la forma de las uñas, la tersura de la piel o la ligereza de los nudillos. 

Pero, como en todo lo bello, el tiempo, esa suave e inexorable brisa que nos empuja a todos hacia donde él desea, se ceba en ellas. 

En el tiempo las manos conservan siempre su belleza, pero cada día más como en un recuerdo, como invitando a que imaginemos lo que fueron a partir de lo que vemos.

Las manos van mostrando también lo mejor de la vida de la persona a quien pertenecen, sobre todo, si esa vida ha transcurrido llena de amor y de cariño. 

En la forma de las manos van quedando las huellas de las caricias con las que han obsequiado a quienes han querido. 

Cada día las manos se van adaptando a esas otras manos que le acompañan en la vida, se van moldeando para compenetrarse con ellas. 

Su textura va dejando de ser la de la suavidad de una piel joven, para convertirse en la de una piel cálida, acostumbrada a mostrar el cariño con el suave movimiento acariciante de los dedos o con la generosa presión de estos sobre los del acompañante. 

Las manos de la persona amada terminan siendo parte de nuestra propia piel, sentimos su discurso, notamos sus peticiones, sus deseos o sus dudas. 

A veces las manos dicen más que las palabras que salen de la boca. 

Buenos días.

Lewis Carroll. Hombres y Mujeres de Ciencia: El Calendario de Bautista. 27/ 1/ 2020



Un día como hoy de 1832 nació el lógico y matemático Lewis Carroll

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Los lunes, músicas nuevas. Bill Callahan


BiLL CALLAHAN, cantante de Maryland USA, es un ídolo de los amantes del folk-rock alternativo. Tras seis años de silencio vuelve con un álbum nuevo. Hay un atractivo en su voz que recuerda a Leonard Cohen, a Scott Walker...

domingo, 26 de enero de 2020

Buenas noches. Luz



El sol genera luz. La luz ayuda a que se produzca serotonina. La serotonina favorece un estado mental de felicidad. La felicidad es alegría. La alegría eleva el tono vital y da ganas de vivir. La alegría debe ser una característica habitual de nuestra forma de ser y de actuar. Aunque no haya sol. 

Buenas noches.

Buenos días. Espabilar



Tengo que espabilar.
Estoy estresado, perezoso, como en estado de hibernación (o de “inviernación”, que es lo mismo), y cuando estoy así, no se me ocurre nada ni estoy para casi nada.
Vendrán días mejores.
En cuanto me espabile.
Buenos días.