En la actualidad también se fabrican “lacas blancas” pero, de siempre, la superficie de las lacas ha sido negra, marrón o roja, colores estos que constituían una estratificación de no sé cuántas “capas de oscuridad”, que hacían pensar en alguna materialización de las tinieblas que nos rodeaban. Un cofre, una bandeja de mesa baja, un anaquel de laca decorados con oro molido, pueden parecer llamativos, chillones, incluso vulgares; pero hagamos el siguiente experimento: dejemos el espacio que los rodea en una completa oscuridad, luego sustituyamos la luz solar o eléctrica por la luz de una única lámpara de aceite o de una vela, y veremos inmediatamente que esos llamativos objetos cobran profundidad, sobriedad y densidad.
Cuando los artesanos de antes recubrían con laca esos objetos, cuando trazaban sobre ellos dibujos de oro molido, forzosamente tenían en mente la imagen de alguna habitación tenebrosa y el efecto que pretendían estaba pensado para una iluminación rala; si utilizaban dorados con profusión, se puede presumir que tenían en cuenta la forma en que destacarían en la oscuridad ambiente y la medida en que reflejarían la luz de las lámparas. Porque una laca decorada con oro molido no está hecha para ser vista en un lugar iluminado, sino para ser adivinada en algún lugar oscuro, en medio de una luz difusa que por instantes va revelando uno u otro detalle, de tal manera que la mayor parte de su suntuoso decorado, constantemente oculto en la sombra, suscita resonancias inexpresables..
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 1 de marzo de 2009
El elogio de la sombra / 3
sábado, 28 de febrero de 2009
Menos mal que ya está aquí el Carnaval / y 9
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viernes, 27 de febrero de 2009
Menos mal que ya está aquí el Carnaval / 8
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jueves, 26 de febrero de 2009
El Carnaval e Internet
Hay un cierto punto de vista desde el que el Carnaval e Internet tienen algún aspecto de coincidencia que resulta interesante.
Yo creo que el Carnaval no es un momento en el que, bajo la apariencia de un disfraz, se adquiera transitoriamente una personalidad distinta de la propia. Más bien me parece que es al revés, que, estando uno disfrazado todos los días y teniendo que ser no exactamente como uno es, en Carnaval te quitas el disfraz y te pones uno de algo que no vas a ser en toda tu vida, pero que te ayuda a ser como verdaderamente eres, al menos mientras puedas ir bajo la absurda apariencia de Napoleón o de una monja. El disfraz va anunciando que hay un cambio. Y eres tú el que ese día puedes vivir efectivamente tal cambio para ser, no lo que te obligan a ser, sino lo que en el fondo eres. En Carnaval, según lo veo yo, no te vistes de otra cosa, sino que te desnudas de lo que habitualmente vas vestido, que es algo que te resulta forzado y no del todo gratificante.
Esto que ocurre en Carnaval puede ocurrir también en Internet. Es cierto que la absurda, aunque comprensible, manía del anonimato recorre blogs, chats, foros y todo aquello en donde puedes entrar y decir algo. Pero también es constatable que hay quienes se quitan el disfraz cotidiano cundo se sientan ante las teclas y dicen lo que de verdad piensan, y no mienten ni engañan, y usan su libertad para colaborar a crear un mundo en el que sean reales los valores en los que creen.
En todo caso, en Carnaval te desahogas siendo lo que quieres ser, aun a sabiendas de que al día siguiente todo volverá a la lamentable normalidad. En Internet, en cambio, haces lo mismo, pero lo que escribes queda ahí. Tú quedas ahí escrito, si has tenido la valentía y la honestidad de ser tú mismo el que has escrito aquello.
miércoles, 25 de febrero de 2009
La comida sagrada
A Charo Barrios, como reconocimiento a tu labor de humanización de la cocina, de la comida y de la vida. Estoy seguro de que suscribirías el título del libro de Faustino Cordón, Cocinar hizo al hombre.
Elena del Rivero (Valencia, 1952) expone actualmente su obra en la Galería Elvira González, de Madrid.
La autora estudió Filosofía en la Universidad de Valencia. Luego vivió en Madrid y Roma y desde 1991 reside en Nueva York.
Desde hace 15 años, la materia prima de sus trabajos es el papel. En algunas de sus obras, Elena del Rivero cose sobre el papel como si se tratara de una tela; en otras, como la que se presenta en la fotografía tomada de El País, recubre el papel de abacá con láminas de oro puro. Su estilo se inspira en el arte americano, principalmente en las tendencias minimalista y conceptual.
En la entrevista que publicó El País el pasado 23 de febrero, se afirmaba que
“en sus últimas obras la pieza clave es un gran trapo de cocina de dos metros, realizado en papel de abacá y dorado con pan de oro”.
Y la autora afirmaba:
"Lo que he querido es situar lo doméstico en el rango de la espiritualidad: un hombre o una mujer que cocinan y reúnen gente en torno a una comida o una copa de vino crean un momento que tiene algo de sagrado. Y no tiene nada que ver con lo religioso".
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martes, 24 de febrero de 2009
Menos mal que ya está aquí el Carnaval / 7
lunes, 23 de febrero de 2009
El salvaje urbano
domingo, 22 de febrero de 2009
Menos mal que ya está aquí el Carnaval / 6
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sábado, 21 de febrero de 2009
El elogio de la sombra / 2
Dicen que el papel es un invento de los chinos; sin embargo, lo único que nos inspira el papel de Occidente es la impresión de estar ante un material estrictamente utilitario, mientras que sólo hay que ver la textura de un papel de China o de Japón para sentir un calorcillo que nos reconforta el corazón. A igual blancura, la de un papel de Occidente difiere por naturaleza de un hosho o un papel blanco de China. Los rayos luminosos parecen rebotar en la superficie del papel occidental, mientras que la del hosho o del papel de China, similar a la aterciopelada superficie de la primera nieve, los absorbe blandamente. Además, nuestros papeles, agradables al tacto, se pliegan y
arrugan sin ruido, su contacto es suave y ligeramente húmedo como el de la hoja de un árbol.
viernes, 20 de febrero de 2009
Menos mal que ya está aquí el Carnaval / 5
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