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domingo, 10 de febrero de 2013

Libertad, igualdad y soledad. Buenos días




Yo soy libre. Pero soy libre yo, por tanto soy yo quien debe elegir lo que me parezca bien. Si es otra persona la que elige por mí, ya no soy yo libre, sino una marioneta en manos de alguien. Tengo que escucharlos a todos, incluso a los que no tienen nada que decirme, pero el que toma la decisión final debo ser yo. No me puedo engañar en esto. La libertad real va siempre ligada a una cierta soledad.

martes, 31 de julio de 2012

Soledad



Seguramente, el mayor de los problemas evitables de la vida sea el de la soledad.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Hay que vivir




No aspiro a grandes cosas en la vida. No quiero casi nada para mí. Varias veces me he quedado solo porque me han dejado así, abandonado, sin una palabra reconfortante, sin una mano en el hombro, sin una esperanza en la mirada y con la tristeza pudriendo la sonrisa. Algo se me debe de haber quedado. Hay momentos en los que aspiro a la soledad, a vivir en un refugio en el que, aunque la música no es interrumpida, no hay lazos, lo que hay es nada, la pura paz vacía. Y en una vida así veo demasiado cerca la muerte, de manera que vuelvo pronto a lo cotidiano, al ruido sofocando el sonido, a la variedad de reclamos que te impiden concentrarte. Son esos días en los que parece que no hay más remedio que vivir.

jueves, 26 de enero de 2012

Solo



Y sientes de repente que todo tu interior se viene abajo, que tus músculos se desfondan y que hasta la garganta se te ahueca. Notas que los ojos miran hacia abajo y que las cejas y las comisuras de los labios descienden hasta no poder más. Lo que antes te unía a los otros es ahora una carga que arrastras sin que te apetezca hacerlo. Sus meros nombres te molestan y el vacío llena los huecos que te dejaron libres. Andas más despacio. Piensas más despacio. Estás rodeado de gente que te es indiferente porque ya nadie significa nada. La idea de amor se hace débil, tambaleante, perezosa. Las ganas de seguir se difuminan y se degradan. El futuro nos aparece sin color, sin formas, sin calor, sin futuro. Te das cuenta de que estás solo.

martes, 7 de junio de 2011

lunes, 1 de noviembre de 2010

Yo conmigo




Voy en el tren. No voy con nadie. No tengo conexión a Internet. No tengo contacto con la actualidad ni con las redes sociales. Tengo un ordenador en donde escribo, pero que no me lleva a ningún espacio distinto del de la butaca en la que estoy y la mesa en la que escribo. Es la soledad que me hace no estar con nadie, pero que me mantiene, sin embargo, volcado hacia el interior de mí mismo.

lunes, 9 de agosto de 2010

Alegría y soledad



Optó por defender al estúpido y su vida se llenó de estúpidos y de una tristeza que disimulaba con estupideces. Luego, optó por defender al ordinario y su vida de llenó de ordinarios y de una tristeza que disimulaba con ordinarieces. Más tarde, optó por defender al justo y se quedó solo, pero alegre y sin tener que disimular.


lunes, 9 de noviembre de 2009

No estás solo


Hay detalles insignificantes en apariencia, pero que muestran con bastante claridad la actitud de una persona en el mundo ante los demás.

Por ejemplo, en un ambiente de silencio, aquél a quien los demás no le importan gran cosa pasará las páginas del periódico como el que le pega latigazos por las malas noticias que trae. No tendrá inconveniente alguno en romper inútilmente el silencio, cosa por la que debería recibir algún castigo divino.

O el que se pasa la vida silbando en el autobús, en los pasillos, en las salas de espera o allí donde esté.

O el que en las reuniones se dedica a entablar conversaciones privadas mientras otro está hablando y los demás intentan escucharlo.

No me vale que me digas que son cosas que se hacen sin darse uno cuenta. Hay que darse cuenta de lo que uno hace, que ya no somos críos. Tiempo hemos tenido de crearnos el hábito de no molestar en público. Esa es una de las cosas en las que consiste la educación.

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viernes, 16 de enero de 2009

Lejanía


Me gusta ponerle título a las entradas porque de esa manera, por una parte, me obliga a sintetizar y me ayuda a clarificare la idea central de lo que quiero transmitir y, por otra, para facilitar al lector la comprensión de lo que quiero decir, con independencia de que pueda ver en el escrito otras cosas.

Me ha costado trabajo titular esta entrada. He optado por 'Lejanía' porque quizás sea el sentimiento más fuerte que me ha producido el caso.

Cometió un error, pero él no lo sabía. Ignoraba lo que tenía que saber para hacer bien lo que había hecho.

Por segunda vez irrumpió en la conversación para decir lo bien que había resultado aquello, lo que era un error, pero que él creía que era un acierto. La debilidad de su ego le exigía dar cuenta de la necesidad de quedar ante los demás como un ser listo al que el acierto le sonreía.

Antes de hacerlo, no preguntó. No suele preguntar nunca. Después de hacerlo exhibió su listeza para quien pudiera captarla y su ignorancia para quien la supiera apreciar.

Yo no dije nada porque hubiese sido inútil hacerlo. Sentí un poco de soledad, de cansancio y de lejanía. Y me di cuenta otra vez de que mi mundo no es de este reino.
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viernes, 26 de diciembre de 2008

Despojado

He intentado despojarme de la gente molesta que me rodeaba y que alteraba sin sentido mi vida,
de los tontos que no paraban de incordiar y de destrozar todo lo que se encontraban,
de los golfos que andaban buscando sus prebendas sin aportar nada a nadie,
de los catedráticos especialistas en saber nada sobre todo, que llenaban con palabras su saco pleno de ignorancia,
de los que hablaban sin decir nunca nada,
de los que abusaban sin piedad del tiempo que les ofrecías,
de los del ego maltrecho que secuestraban mi tiempo para realizarse a mi costa sin lograr realizarse nunca del todo,
de los que pretendían gobernar mi voluntad porque se lo pedían sus apetitos,
de los que aspiraban a extender sus dominios a los míos,
de los que preferían creer a saber,
de los que mentían habitualmente como método de andar por la vida relacionándose con los demás,
de los que decían algo distinto de lo que pensaban y hacían algo distinto de lo que decían, sin que coincidiera con lo que pensaban,
de los que hablaban y no escuchaban nunca,
de los que decían que las cosas eran muy sencillas,
de los gilipollas instalados sin remedio en su gilipollez,
incluso he intentado despojarme de una parte de mí mismo.

Ya, por fin, estoy casi solo.
Sólo que yo no pretendía estar solo.

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sábado, 13 de septiembre de 2008

La vida contemporánea

Estuvimos a punto el jueves pasado de ir a la inauguración de la exposición de Darío Villalba, en la Galería Marlborough. Luego, el tiempo, que es lo más breve que hay en la vida, no dio de sí y no fuimos.


Ayer, Juan Cruz, en su blog, hablaba del acto y de esa pintura y dejaba caer una frase muy certera, según me parece a mí:


... el resultado [de su pintura] es esencial, sobrio e inquietante: es un
retrato de la soledad, de la alegría y de la angustia, que son los elementos
básicos de la vida contemporánea y de la vida de siempre.


Soledad, alegría y angustia. Son características de la madurez humana, de la toma de conciencia de lo que significa ser persona en el mundo. Habría, quizás, que explicarlo un poco, porque la soledad creo que se refiere a una soledad radical, que cristaliza en el nacimiento y en la muerte, pero que se vive también a la hora de elegir, de decidir, de prescindir y de vivir tantas situaciones. Y la angustia, que no hay que confundir con nerviosismo ni con tristeza, sino con la presencia constante de la idea de la muerte en la vida. Una angustia que no debe ser paralizante, sino fructífera: sólo si eres consciente de que te vas a morir tendrás urgencia por vivir y por sacarle partido a cada minuto de la vida. Porque vivir no es pasar por aquí sin darte cuenta de lo que haces, sino intentar ser consciente y disfrutar de todas y cada una de las pequeñas cosas que haces, mandando así cada minuto a tomar vientos a la muerte. Disfrutar escribiendo este post. Disfrutar recibiendo un post de un amigo o de una amiga o de alguien a quien no conoces de nada. Disfrutar con un beso. Disfrutar haciendo deporte. Disfrutar porque hay un poso de angustia que te dice que te vas a morir y que tienes que espabilarte. Y queda la alegría, claro. Lo más gratificante de todo.
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