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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Buenos días. Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.



Hoy, 25 de noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Esta fecha se eligió para recordar a las hermanas Mirabal, de la República Dominicana, que fueron brutalmente asesinadas en 1960 durante la dictadura de Trujillo.

Desde mi convicción de la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de que la violencia es un método que debe ser eliminado de la práctica humana, dejo aquí 5 puntos para que quien quiera reflexione, busque información y procure aportar ideas y hechos a la creación de un mundo más humano.

  1. Cada mujer es un ser humano y, como tal, tiene todos los derechos recogidos en el texto más importante que hay para cualquier persona: la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
  2. Ningún varón, por el hecho de ser varón, puede considerarse superior a ninguna mujer ni creer que tiene más derechos que ella.
  3. La violencia no es un comportamiento humano.
  4. Usar la violencia contra las mujeres es una práctica especialmente inhumana que debe ser detectada y denunciada con prontitud.
  5. Todos debemos intentar crear un mundo en el que todas las personas sean iguales en derechos y en donde no haya ningún tipo de violencia. En este sentido, el Estado tiene también mucho que hacer.

Buenos días.

jueves, 23 de julio de 2015

Buenos días. Mujer




Si cuando ves a una mujer no ves, ante todo, a un ser humano, tienes que plantearte muy en serio el tema de la igualdad. 

Y también el de qué es un ser humano. 

Buenos días.

sábado, 11 de julio de 2015

Buenos días. Machismo




Detrás de un machista se esconde siempre un hombre interesado en explotar gratis o a bajo precio a una mujer. 

Buenos días.

lunes, 29 de junio de 2015

Buenas noches. Sexo y género



El sexo es un aspecto físico de nuestro cuerpo que divide a las personas en hombres o mujeres.

El género, que puede ser masculino o femenino, es una creación social llevada a cabo por el machismo, que quiere imponer dos tipos de papeles sociales, dos maneras de vivir en la sociedad.

Uno, el masculino, que deben desempeñar los hombres por el hecho de ser hombres, contiene todo lo que el machismo cree que es importante, de entre lo que puede hacer cualquier ser humano en la sociedad. Por ejemplo, mandar, dirigir, decidir, ser fuerte y tener su propia vida.

Otro, el femenino, que deben desempeñar las mujeres por el hecho de ser mujeres, posee todo lo que el machismo considera de segundo orden y de poca importancia, como obedecer, llevar la casa, educar a los hijos, no decidir, ser sumisa, dulce y comprensiva, estar bella y no tener vida propia, sino la vida que quiera el hombre que tenga.

Hay que acabar con la división en géneros y con las discriminaciones que conllevan.

Mirémonos y analicémonos. 

Buenas noches.

martes, 7 de abril de 2015

viernes, 20 de marzo de 2015

Ética para todos 26. No discriminar a las mujeres.



Vamos a considerar hoy la norma que habíamos dejado pendiente en la entrega anterior y que decía que

“No se puede discriminar a las mujeres por el hecho de ser mujeres”

¿Es esta una norma jurídica? Según lo que yo sé, en estos momentos no lo es, aunque tengo entendido que el PSOE ha presentado una proposición de ley en el sentido de eliminar estas discriminaciones.

Nos interesa, sobre todo, analizar si la norma en cuestión es moral o no lo es. El argumento en el que hemos de fijarnos es el de la igualdad básica y fundamental de todos los seres humanos, sea cual sea su sexo. Este es uno de los adelantos humanos más importantes habidos a lo largo de la historia. Ciertamente no todos lo admiten, aunque sean pocos los que se atrevan a decirlo públicamente, pero salvo que se sea una persona muy ignorante o con muy poca sensibilidad para lo humano, creo que lo normal es admitir esa igualdad de derechos de todas las personas. Quien siga pensando hoy que las mujeres son seres inferiores a los hombres muy poco habrá avanzado en el camino de convertirse en un ser humano justo y maduro.

¿Me puedo sentir yo obligado a no discriminar a las mujeres por ser mujeres? Parece evidente que si estoy convencido de la igualdad de derechos de todas las personas, esto será para mí sumamente importante y yo mismo me obligaré a darles a todos un trato igualitario.

¿Es universalizable esta norma? ¿Deberían cumplirla todos los seres humanos? Es evidente que sí, que resultaría un mundo más justo si todos cumpliéramos esta norma.

¿Cumpliría yo esta norma porque con ello obtendría algún beneficio o mi motivo sería simplemente que es una norma buena y que se debe cumplir? Parece claro también que lo que me mueve a mí a no discriminar a las mujeres es que yo la considero una norma justa, buena y racional.

Por tanto, cumple las tres condiciones que les pedíamos a las normas morales y podemos afirmar que esta norma es una norma moral.

Precisamente la lamentable frecuencia con que se le da un trato discriminatorio a las mujeres es un síntoma muy claro del bajo nivel moral de nuestra sociedad. Un Gobierno justo debería tomar medidas encaminadas a eliminar estas discriminaciones y a educar a los ciudadanos en la igualdad y en la justicia.

Para una próxima ocasión te propongo que analices el carácter de la siguiente norma:

'No se puede circular en bicicleta por una acera en la que no hay carril bici'

Me gustaría que me dijeras qué te parecen estas normas.






domingo, 8 de marzo de 2015

Buenos días. Día Internacional de la Mujer



Hoy no es el Día de la mujer trabajadora. Es el Día de la Mujer. Es el Día internacional de la Mujer. Porque no es que se pida trabajo para las mujeres, que también, sino que lo que se pide es el reconocimiento universal de que sean consideradas, al igual que los hombres, como seres humanos, como personas.

Lamentablemente, el mundo sigue estando dominado por los hombres, organizado por los hombres y puesto al servicio de los hombres. Mientras las mujeres no tengan en la vida real los mismos derechos que los hombres, el mundo será injusto y la idea de igualdad no será efectiva.


La derecha gobernante en nuestro país ha hecho retroceder la situación que tenía la mujer durante el último gobierno socialista y la brecha que separa su situación de la de los hombres no hace más que crecer. Lo mismo ocurre en el mundo. Es verdad que hacen falta medidas estructurales que favorezcan la igualdad y que impidan las injusticias contra las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Pero es también verdad que hay que empezar desde abajo, en casa, educando a los hijos en la igualdad, aclarándoles lo que eso significa en cuando a no discriminar a las mujeres por ser mujeres, haciéndoles ver que los géneros sociales masculino y femenino, que tanto se dan en la sociedad, deben desaparecer, y, también, no llevando a los hijos y a las hijas a colegios en los que los eduquen en la desigualdad, en la injusticia y en la discriminación. La felicidad de ellos y, sobre todo, de ellas depende en mucha medida de cómo los eduquemos. 

Buenos días.

lunes, 2 de marzo de 2015

¿Hombre o mujer?

Carta al Director aparecida en El País el 24 de febrero de 2015.
El reciente informe Trabajar igual, cobrar igual,publicado por UGT, desvela que el machismo en este país vive sus mejores días desde los tiempos del blanco y negro.
Ellas han de trabajar nada menos que 79 días más al año para ganar el mismo sueldo que un hombre, entiéndase que realizando las mismas funciones, así como al final de su vida laboral cotizar 11 años más para disfrutar de la misma jubilación. Son unos 6.000 euros de diferencia. ¿Y si son puestos de gerencia? Hasta un 16% de diferencia, 37% para trabajos no cualificados. Para entendernos, las mujeres dejan de percibir unos 27.000 millones de euros por el mismo trabajo que los hombres. ¿Igualdad? ¿Dónde? ¿Y qué les decimos a nuestras hijas?
Seamos ciudadanos desde hoy mismo de nuestro tiempo, responsables todos y cada uno del legado de igualdad que hemos de dejar a nuestras generaciones venideras. No hay excusa.— Óscar Camiño Santos.

viernes, 9 de enero de 2015

Ética para todos 16. ¿La mujer debe obedecer a su esposo?



Retomamos hoy estas reflexiones sobre la ética, dado que un par de amables personas me han pedido que continúe.

Habíamos propuesto el último día el análisis de la siguiente norma:

La mujer debe obedecer siempre a su esposo.

Es evidente que esta norma entra dentro del machismo, esa lacra social que arrastramos lamentablemente desde hace siglos. El machismo es una forma de discriminación que se caracteriza por la supuesta superioridad que algunos hombres creen interesadamente que tienen sobre las mujeres, a las que consideran seres de segunda que tienen que obedecer sus órdenes.

Esta norma no es jurídica, a menos que aún quede alguna ley trasnochada en la que figure semejante falta de respeto hacia las mujeres. Recuerda que hasta hace bien poco, la fórmula que usaba la Iglesia católica para el rito del matrimonio incluía una pregunta a la mujer sobre si estaba dispuesta a obedecer al marido. Al hombre, en cambio, no se le preguntaba si iba a obedecer a la mujer. Era un machismo bendecido, como tantas otras veces, por el poder de la Iglesia.

¿Será una norma moral? ¿Por qué? Recordemos que para que una norma sea moral (1) me tengo que sentir obligado a cumplirla, (2) sería bueno que la cumpliera todo el mundo y (3) no se cumple porque se obtenga alguna ventaja con ello, sino porque se considera buena. Todo ello, claro está, convenientemente justificado racionalmente con argumentos suficientes.

Si soy mujer, ¿me puedo sentir yo obligada a obedecer a mi esposo? Si soy hombre ¿puedo obligar a mi esposa a que me obedezca? Es evidente que, a menos que se sea machista, no se puede justificar tal obligación. La razón es bien sencilla: hombres y mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos. Un hombre no puede obligar a ninguna mujer a que, por ser mujer, le obedezca. Eso es no respetarla como persona, no tratarla como un ser humano. Esa supuesta obligación es injustificable. Por tanto, no cumple la primera condición.

Por el mismo argumento, no sería bueno que todas las mujeres tuvieran que obedecer a sus maridos, así que la segunda condición, tampoco la cumple.

Una persona moralmente sana no verá nunca como buena esta norma y no podrá admitir como justificada la posible ventaja que los hombres obtendrían si las mujeres les obedecieran. Esto es precisamente lo que va buscando el machista, este es el interés que tienen en que las mujeres se consideren inferiores: les viene bien a ellos porque así podrán ordenarles lo que les plazca. Pero es un interés que nunca podrá justificarse racionalmente. Tampoco, pues, cumple esta condición.

Por tanto, la norma propuesta no es una norma moral.

Para la próxima ocasión, te propongo que veas si es jurídica y/o moral la norma siguiente:

'Cuando voy a cambiar de carril, debo indicarlo con el intermitente correspondiente'.

Recuerda mi dirección mcetica@gmail.com, por si la necesitas.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Ética para todos 11. Cederle el paso primero a las mujeres



Antes de analizar la norma que proponíamos la semana pasada, quisiera matizar lo que habría que entender cuando decimos que una norma moral debe ser universalizable. No quiere decir estrictamente que todos los habitantes del planeta deban seguirla, sino que nos referimos siempre al contexto en el que se sitúa la norma en cuestión. Por ejemplo, no tendría sentido que los habitantes de la Amazonía consideraran bueno el uso de los intermitentes, porque probablemente ni sepan lo que es, pero sí deben considerarlo las personas de nuestro ámbito cultural.

Lo único verdaderamente universal en este sentido serían los derechos incluidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que conviene que leamos y meditemos de vez en cuando.

Pasemos ya a la norma de hoy:
Cuando un hombre va con una mujer y tienen que pasar ambos por una puerta, hay que dejar que sea ella la que pase primero, antes que el hombre”.

Esta es una norma machista, como otras muchas que lamentablemente se dan en nuestra sociedad.

No es una norma jurídica, porque no existe ninguna ley que nos obligue a ceder el paso a una mujer.

¿Es una norma moral? Veamos si cumple las tres condiciones.

¿Me autoobligo yo a ceder el paso a una mujer en una puerta? Si consideramos que hombres y mujeres somos seres humanos, iguales en derechos y que el sexo no debe ser nunca el criterio para que actuemos de una manera o de otra, parece imposible que veamos como una obligación tratar así a cualquier mujer. Más bien parece una discriminación -el trato desigual dado a quienes son iguales- hacerlo. Luego esta condición no se cumple. Sólo con esto, ya sería suficiente para considerar que la norma no es moral.

¿Es incondicional? Si la deja pasar porque se trata de una mujer y de esta manera pretende algo para sí mismo, no sería una actuación incondicional. Si lo hace por tener un detalle con ella, sin buscar nada a cambio, sí sería una actuación incondicional.

¿Sería universalizable? Si dejar pasar primero a las mujeres, por el hecho de ser mujeres, es tratarlas de forma discriminatoria, es evidente que esta norma no sería universalizable.

Por tanto NO es una norma moral. ¿Y por qué, entonces, es tan frecuente que se haga? Pues porque es una norma machista y el machismo está muy extendido entre nuestras costumbres. Tratar a cualquier mujer de forma diferente por el hecho de ser mujer es un comportamiento sexista. El sexo está para lo que está, pero no para actuar en la sociedad de una manera o de otra, según el sexo que se tenga. Esto es justamente lo que da lugar a los problemas de género. Esta costumbre, como tantas otras, debe ser criticada y analizada para ver si detrás de ella hay comportamientos que no son justificables y que implican una discriminación.

Lo correcto sería ceder el paso -si eso es más cómodo- a CUALQUIER PERSONA que nos acompañe, sea hombre o mujer. Tener un detalle con la persona con la que vamos es bueno. Unas veces puede que el detalle consista en pasar uno primero y sostenerle la puerta al otro o a la otra para así facilitarle el paso. Otras veces quizás lo idóneo sea abrir la puerta y sostenerla abierta para que pase la otra persona. Pero lo que está bien es hacer eso con cualquier persona, no con las mujeres por el hecho de serlo.

Lo que no tiene sentido es seguir actuando con criterios sexistas. Todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos, sea cual sea el sexo que tengamos. Esto es muy importante si queremos crear una sociedad más justa y más igualitaria.

Intenta esta semana analizar si es una norma moral o jurídica o las dos cosas o ninguna la siguiente:
Hay que pagar los impuestos”

Recuerda que puedes usar, si lo necesitas, el correo mcetica@gmail.com



lunes, 8 de septiembre de 2014

Buenas noches. Los maleducados y 4



Los maleducados dicen que las mujeres son seres respetables, pero las consideran como destinadas a mostrarles a ellos siempre la belleza, a estar a su servicio y a obedecer sus órdenes.

Los maleducados creen estar en posesión siempre de la verdad, pero no son más que unos catetos sin mucho arreglo, que van mostrando su ignorancia como si fuera el ideal de la humanidad.

Los maleducados están mal educados porque nunca entendieron lo que significa un ser humano.

Buenas noches.

viernes, 23 de mayo de 2014

Buenas noches. ¿Normas de educación machistas?





¿Tú crees que las llamadas normas de buena educación suelen ser machistas? Por ejemplo, ¿por qué hacen pasar por una puerta primero a las mujeres? Desde luego, en la Edad Media lo hacían por si había algún peligro más allá de la puerta, para que lo sufriera la mujer y no el hombre. ¿Por qué un hombre ha de quitarse el sombrero en un lugar cerrado y la mujer, no? No es sano para el pelo estar en un lugar cálido con la cabeza cubierta, pero para la mujer parece que sólo vale la estética. ¿Por qué es prácticamente obligatorio que una mujer tenga que ir bella por la vida y, en cambio, no lo es para el hombre? ¿Por qué eso de cederle el asiento a las señoras? ¿Se las considera más débiles, quizás? Piénsalo. Buenas noches.

miércoles, 7 de mayo de 2014

miércoles, 19 de marzo de 2014

Lo que veo cuando miro. La mujer, como una cosa



Creo que estamos en una época de cosificación. Conceptos tales como 'persona' o 'ser humano' están a la baja. Lo que importan son las cosas. Cada vez más a los trabajadores no se les trata como a seres humanos, sino como a cosas que sirven o no sirven, que se compran o se venden o se les maltrata o se prescinde de ellos, como si fueran electrodomésticos raros.

En este afán cosificador, la mujer soporta una realidad muy mala. La cultura machista imperante en todas partes ha considerado desde siempre a las mujeres como fuentes de placer, como cosas obedientes y a su servicio. Esta actitud, inhumana y degradante, se nota mucho en la publicidad. Las mujeres aquí no son personas ni de lejos. Son cuerpos. No es que sean seres humanos que tienen cuerpos, sino que son simplemente cuerpos. Y la sociedad machista las considera valiosas según sea el valor que atribuyen a sus cuerpos. El machista no entiendo de dignidad de la persona, de respeto, de libertad ni de otra cosa que no sea su deseo de poder sobre las mujeres y el papel de éstas como suministradoras de placer.

Este papel de la mujer se ve muy claramente en un anuncio que me sorprendió ayer por la calle. Como se observa, es de un taller de coches, en el que aparecen dos señoras junto con las tareas que se ofrecen en ese lugar. El objetivo parece ser que es el de ofrecer una imagen agradable y atractiva del taller, pero no usando para ello nada que tenga que ver con los automóviles, sino haciendo intervenir la imagen de dos señoras que intentan asociar en la mente del conductor machista la idea del taller con algo atractivo para él. Podían haber puesto la foto de una suculenta tarta, de un gol magnífico o de un precioso animalito exótico, pero han optado por dos señoras muy atractivas que lo único que muestran es una parte llamativa de su anatomía con la que realizan tal función.

La mujer se ha rebajado aquí a la condición de cosa sexualmente atractiva. Lo que el conductor machista ve son tetas, no una señora que tiene tetas. A fuerza de repetirse esta maniobra en la propaganda actual, me parece que se está perdiendo la idea de que no se puede reducir la dignidad de una persona al valor de su cuerpo. Cuando estas señoras tengan cuarenta años más y sus tetas no estén en el estado actual, ¿ya no 'valdrán'? Una cosa es tener un cuerpo bello y otra bien distinta es que el machista valore a la mujer sólo por su cuerpo, que sólo vea en ella un cuerpo.


O vamos tomando conciencia clara de que todos -hombres y mujeres- somos fundamentalmente personas, con los mismos derechos y en igualdad de condiciones y de oportunidades, que no podemos ser tratados como cosas, o las mujeres van a seguir siendo discriminadas, maltratadas y degradas por hombres machistas irrespetuosos y salvajes. Buenas tardes.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Hay que abrir las puertas



Leo, a través de Nuria Varela, el anuncio que la Academia de la Publicidad ha hecho para conmemorar el 300 aniversario de la Academia de la Lengua Española. El tufo sexista y machista del anuncio es tan grande que muchos no lo van a notar, acostumbrados como están a tener estos vicios en casa y a fijarse más bien en pequeñeces y en fruslerías muy vistosas, pero de poca monta. De nuevo la mujer aparece como la que no sabe hablar, la que deposita la autoridad en el padre delante del hijo, la que se dedica a las tareas de limpieza y la que necesita salirse de su incultura y ponerse a un nivel adecuado. Parece que lo que ocurría en otros tiempos vuelve a ocurrir también en estos y que la porquería mental sale a la luz en cuanto puede.

Algo huele mal en todo esto. Hay una lamentable costumbre muy extendida de confundir al sabio con el viejo, como si la sabiduría fuera cosa de la edad, de la experiencia, y no de una actitud mental abierta, crítica, ilustrada, atenta a la justicia y creadora de libertad y de igualdad. Las instituciones se han llenado de viejos -no de ancianos, que ser anciano es otra cosa-, de estorbos para la cultura, de tradicionalistas malformados, de mantenedores del orden de toda la vida, de frenos para el avance de la humanidad, de misóginos sin remedio y de generadores de daños sociales en la materia que les toque. Las discriminaciones, especialmente la que afecta a las mujeres, se han hecho normales, habituales, entre este tipo de personajes y es muy raro ver a alguno de ellos defender la igualdad y salirse del inhumano cauce del machismo. Con estos personajes no vamos a ninguna parte. O abrimos las ventanas -y las puertas- o la peste va a ser pronto insoportable.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Buenos días. Iguales





¿Tratas a tu pareja como te gustaría que ella te tratase a ti? ¿Tenéis los mismos derechos y los mismos deberes? ¿Intentas que tus hijos y tus hijas tengan claro que en este mundo todos los seres humanos somos iguales? ¿Se respira en tu trabajo un clima de igualdad entre todos? ¿Crees que, a pesar de todas las diferencias que tenemos las personas, somos iguales en derechos y en obligaciones? ¿Estás de acuerdo en que, si queremos un mundo mejor, éste tiene que venir por la vía de la igualdad, de las igualdades? Hay mucho que hacer en este asunto, me parece a mí. Buenos días.

lunes, 22 de julio de 2013

Cómo cuida el PP de las mujeres


Sólo los casos que requieran hospitalización contarán como malos tratos

Las cuentas reales de la violencia machista –aquel anuncio del Gobierno para contabilizar mensualmente el número de mujeres que resultan heridas– se retrasan y se suavizan. Ya no habrá estadísticas en 2013, sino, en pri [...]

No sé si será misoginia, necesidad de maquillar cifras, machismo militante, estupidez, ineptitud, ignorancia, mera maldad, órdenes de Merkel, ocurrencia de la ministra o una nueva forma de fomentar la igualdad, pero a mí me parece una medida de mal gusto que viene a confirmar la inhumanidad de este Gobierno del PP que, como tarde mucho en irse, va a dejar el país en estado de ruina económica, política, social y moral.


viernes, 8 de marzo de 2013

Día de la mujer. Hay que eliminar los géneros





El machismo, fiel a su interés de dominación y explotación, se ha empeñado siempre en dividir a las personas según su sexo y en asociarles unas funciones sociales determinadas a cada uno de los grupos resultantes. Surgieron así el género masculino, que aglutinaba los valores considerados superiores, como la capacidad de mandar, la fuerza, el ostentar la representación de la familia y la toma de decisiones. Su ámbito era y es el de lo público y teóricamente es el que racionaliza la realidad y está preparado para enfrentarse a las situaciones más difíciles. A su lado, el género femenino, el que según los machistas es propio de las mujeres, es el mundo de lo emocional, de los sentimientos, de lo privado -en donde no tiene por qué haber publicidad de lo que en él ocurra-, de la docilidad, la comprensión, la dulzura y la obediencia. El machista entiende que el hombre razone, pero duda de que la mujer pueda hacerlo con eficacia. En cambio, las cuestiones sentimentales son cosas de mujeres, que saben expresar bien el cariño y que son capaces de llorar con facilidad, cosa que los hombres no deben hacer nunca.

La vida, así, se convierte en una obra de teatro con dos grandes papeles que representar: el de los hombres y el de las mujeres. Desde pequeños, los machistas acostumbrarán a los niños a que vayan conociendo y adoptando el papel que desempeñarán en el futuro, con vestimentas y juguetes adecuados, y a las niñas igual, pero con vestidos y juguetes bien distintos, más cercanos a su género. Así hemos sido educados casi todos.

Lo que yo defiendo y lo que he pretendido siempre y sigo pretendiendo es hacer saltar esta absurda dicotomía, que lo único que hace es explotar a las mujeres y que impide que surja un mundo igualitario, agradable de vivir y en el que pueda crecer la semilla de una humanidad justa. Esto hay que lograrlo en la sociedad, pero también en lo personal. Los valores del género masculino son buenos, así que hay que integrarlos en la propia persona. Pero los del género femenino, también, por eso hay que integrarlos igualmente. ¿Por qué un hombre no puede ser comprensivo? ¿Por qué un hombre no va a poder ser dulce, y cariñoso y dócil, si es conveniente serlo, y obediente, si es lo que procede ser? ¿Por qué el hombre no va a participar trabajando también en el ámbito de lo privado? ¿Por qué no va a poder planchar, y coser y cocinar? ¿Por qué no va a poder llorar? ¿Por qué la mujer no va a poder mandar, razonar, dirigir, opinar y hacer exactamente lo mismo que haga el hombre?

Creo que en nuestras propias vidas, tengamos la edad que tengamos, y en la educación que podamos aportar a los demás, hay que romper estos esquemas tan interesados y centrarse en que somos seres humanos, todos con los mismos derechos, todos insertos en un mundo de igualdad. Y los valores y los derechos que tengamos en ese mundo no deben ser considerados ni masculinos ni femeninos, sino humanos. Los criterios sexistas y de género lo único que producen es injusticias e infelicidad.