El sentido de la vida se deriva de nuestra relación con los otros, de los valores que pongamos en práctica con los otros. Pero hace ya algún tiempo que los otros parece que no existen para un número cada vez mayor de individuos. El único indicio de su existencia está en la posibilidad de explotarlos, de sacarles algo que interese. Los otros no son más que medios despersonalizados para conseguir ciertos fines. Surge un mundo sin sentido, absurdo.
Buenas noches.
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