Si quieres, amigo lector o amiga
lectora, contemplar una ciudad limpia, cuidada, resplandeciente,
higiénica y, aunque parezca una redundancia, civilizada, ni se te
ocurra venir a Alcorcón. Y si no tienes más remedio que venir,
procura no pisar la Avenida de las Retamas, una de las calles más
transitadas de la ciudad. El alcalde advenedizo que nos cayó encima
en las últimas elecciones tiene absolutamente abandonada la limpieza
de la ciudad, para gozo, al parecer, de sus votantes y castigo de los
que no lo fuimos. Hay tramos en los que la suciedad se ha convertido
en una costra negra que tapa el color inicial de las baldosas. Por el
suelo se pueden encontrar deposiciones de perros y de todo tipo de
aves, que se han instalado a sus anchas en unos árboles que no se
han podado desde hace años. Las hojas de los árboles forman -ya
antes del otoño- una alfombra resbaladiza que se une a los restos de
cualquier cosa que encuentras por el suelo. No quiero ni pensar en la mugre
ni en las bacterias que nos habremos llevado a casa quienes hemos
pasado alguna vez por esta avenida. Con todo merecimiento creo que
Alcorcón se ha convertido en el modelo de ciudad que quiere el PP.
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