Tal día como hoy de 1901 nació Grete Hermann.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
El respeto, el cariño, la importancia de las normas para la convivencia, la elegancia de una conversación pausada, la educación en la familia. De esto habla este artículo que el periódico Astorga Redacción ha tenido la amabilidad de publicarme y que puedes leer aquí.
El peligro de tontear con dictadores es enorme. Hablo de alabarlos, defenderlos, seguirlos y votarlos.
Un dictador es un anomalía de la humanidad. Adolecen de antidemocracia. Tanto él como sus seguidores parten de que no todos tenemos los mismos derechos. Creen que hay gente superior. Se consideran así porque les interesa a ellos y al grupo dirigente, y se esfuerzan para que sus seguidores lo crean también. Les gusta mucho más lo vertical que lo horizontal.
¿Qué busca el dictador? Sobre todo, dos cosas: satisfacer su ego y llenar sus bolsillos. La psicología del dictador suele estar desequilibrada. Sus caprichos suelen ser más importantes que lo poco que les dice su razón, que suele estar bastante desengrasada. Que quiere invadir un país vecino, pues lo invade. Que quiere dar un golpe de estado, pues lo da. Que quiere el poder aunque sea mintiendo miles de veces, pues lo intenta. Que quiere que su familia se lucre porque es su familia, pues los lucra. Que aspira a cambiar las leyes para que todo sea un negocio y beneficie a los ricos, pues hay que hacerlo.
Un dictador, diga lo que diga, jamás hará nada que beneficie a la colectividad. El objetivo de sus decisiones son o su propio interés o los privilegios de sus amigos, de su familia o de quienes le ayudan.
Es muy peligroso tontear con dictadores.