Lo he confirmado escuchando la radio. En esta sociedad, tan poblada de desconocedores que no paran de hablar, de acomplejados que disparan enseguida su reacción, con la que intentan sentirse mejor, y de intolerantes siempre dispuestos a levantarse contra lo diferente, quien tenga algo que decir o que hacer lo tiene muy difícil. Absurdamente difícil.
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