26 de agosto de 2016
Siempre hay que elegir para ser.
Hay que elegir entre la suavidad de unas palabras o la acritud de otras, entre la ternura de un gesto o la brusquedad de otro, entre lo que necesita la persona con la que hablas o lo que le sale a uno de las vísceras, entre la paz en la guerra o la guerra en la paz, entre pensar en uno, sólo en uno, o pensar en el otro, sólo en el otro.
Así vamos siendo y así nos vamos haciendo.
Buenas noches.
Te sugiero un pensamiento de cariño que predisponga tu cerebro hacia un mundo vivible.
Besos y abrazos.
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