La
belleza tiene que ver con las medidas, con las formas visibles, con
las apariencias. La elegancia, en cambio, apunta más a los gestos, a
la forma de ser, a la armonía con la que se manifiesta alguien, con
la manera de entender la vida.
La
frescura vital y la elegancia suelen ir de la mano.
La persona elegante
quiere ser discreta y nunca busca llamar la atención.
Disponible ya la segunda edición de En pocas palabras. Aforismos, de Manuel Casal, en
http://espacioulises.com/libreria/en-pocas-palabras-aforismos-de-manuel-casal/
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