jueves, 12 de febrero de 2015

Carnaval: parece que soy yo



En muchos aspectos soy, cada día, el que tengo que ser, el que debo ser. ¿A ti no te ocurre lo mismo? Yo creo que sí. Por ejemplo, no le hablamos a quien no conocemos porque tenemos prisa, porque va con su móvil a cuestas, porque no es lo normal y porque cualquiera sabe cómo le sentará. No le comentamos a quien está al lado lo que nos parece la situación en la que estamos. No tenemos detalles con los desconocidos. Damos besos oficiales, saludos oficiales, palabras oficiales, abrazos oficiales -o sea, que no abrazamos. Todo son protocolos oficiales. A menos que seamos muy libres, vivimos encorsetados en las normas habituales, tan vacías, tan uniformes. Para eso llevamos puesto el disfraz ordinario, el de todos los días, el que nos convierte en ciudadanos adiestrados en una sociedad que quiere ciudadanos y ciudadanas adiestrados.

Pero llega el Carnaval y no sé qué es lo que harás tú, pero yo me visto de fiesta, de fiesta de Carnaval, me disfrazo de romano o de geisha o de la duquesa de Alba. Lo importante es que me quito el disfraz de todos los días y procuro ser yo, vestido de algo imposible, de cualquier cosa divertida, con un disfraz que no es más que la excusa para no ser el de todos los días. Y procuro que la gente sea igual de libre que yo, que los desconocidos se sientan más valorados y que quienes pasan por ahí vestidos de cura o de Marilyn se encuentren estupendamente vestidos así. Luego, a quien me parece le hago un regalito simbólico: una flor de papel que no me cuesta ningún trabajo hacer, pero que la hago y la regalo. Y el gesto de sorpresa y de alegría que produce en el 99% de las personas es impagable.


Cuando termina el Carnaval, lamentablemente, me vuelvo a poner el disfraz de todos los días y sigo siendo ese que, a menos que encuentre a personas con las que se puede ser libre, parece que soy yo. 

Buenas noches.

Jueves: Músicas nuevas. The Gold Age

Comenzamos hoy una sección, a cargo de Juan Bautista Gallardo, con una serie de vídeos musicales de calidad, en la imagen y en el sonido, para que todos podamos escuchar buena música.

Comenzamos hoy con The Gold Age.



Yo soy mi piel, en La llave del Camino



Te invito a leer mi colaboración en la revista La llave del Camino

Se titula 'Yo soy mi piel'. 

Puedes verlo aquí.

¿Cuál es el criterio?



Estoy muy sorprendido con las encuestas que se publican estos días y, especialmente, con la que publica hoy El País sobre intención de voto. Que yo sepa, el PP no tiene candidatos y, aunque ya se sabe lo que harán, tampoco tiene programa. El PSOE ahora tampoco tiene ni candidato a la Asamblea ni programa. Lo mismo ocurre con IU y con casi todos los partidos.


Me pregunto con qué criterio se pronuncian los encuestados. Es verdad que con Tomás Gómez las previsiones eran malas, pero ¿y si colocan ahora a uno peor? ¿cómo se pueden pronunciar sobre cualquiera sabe quién? ¿por qué criterio nos guiamos? ¿en qué nos fijamos a la hora de votar? Siempre pensé que lo importante era el programa, más que el candidato, pero cuando no hay ni programa ni candidato, ¿cuál es el criterio?

Lo que veo. Podemos



No tengo una opinión formada sobre Podemos, porque no conozco su programa ni sus estrategias concretas, sino sus declaraciones de intenciones, que me parecen, más o menos, como las de todos: intenciones.

Me gustaría que explicaran no qué quieren hacer, sino cómo van a hacer lo que dicen que hay que hacer. Creo que en la situación actual esta es la clave para tomar una decisión sensata.

Me gustaría también que no cayeran tan fácilmente en lo mismo que critican. El tratamiento del caso Monedero ha sido, dicho con sus mismas palabras, propio de lo que llaman la casta. Para reaccionar así no hay que hacer ningún montaje como el que están haciendo.

Temo mucho el entusiasmo que, sin tener claro su programa, están provocando en tantas personas. Muchas veces las emociones no dejan pensar fríamente. Ya han tenido que cambiar las propuestas económicas que tanto fervor produjeron en las Elecciones Europeas, y el estilo de comunicación con los ciudadanos que muestran no me parece distinto del de otros partidos. Conozco a muchos fans de Podemos que no tuvieron ningún inconveniente en abstenerse en las elecciones anteriores, sin tener en cuenta que eso podía dar lugar a la mayoría absoluta del PP que padecemos todos, especialmente los más pobres.


No me pronuncio del todo sobre Podemos, pero aún no me han dado ningún indicio esperanzador de que la vida puede ir mejor con ellos. Y espero del buen sentido democrático de los defensores de Podemos para que no me condenen por pensar así.

Buenas tardes.

Buenos días. ¿Cómo?




¿Cómo te propones vivir hoy? 

Buenos días.

El Calendario Cultural de Bautista. 12/ 2/ 2015. Charles Darwin




Tal día como hoy de 1809 nació Charles Darwin

Tienes más información aquí.


miércoles, 11 de febrero de 2015

Buenas noches. Contradicciomes




Somos árboles y, a la vez, somos frutos y, a la vez, somos semillas y, a la vez, talamos los árboles y, a la vez, comemos los frutos y, a la vez, destrozamos las semillas. 

Somos contradictorios. 

No sé si un animal actuaría así. 

Buenas noches.

Lo que veo. Mediocridad




Tengo un desagradabilísimo olor a mediocridad metido en la mente. Miro por la ventana y veo la cosa política hecha un desastre. 

Que la izquierda luche contra la derecha me parece muy importante, pero sólo veo batallitas internas mientras la gente sufre por ahí fuera. 

Veo una víctima débil, necesitada de apoyos fuertes y robustos, mucho más importantes que los de la lucha de partidos. Es la democracia, tan frecuentemente atropellada casi por cualquiera. 

No veo argumentos claros, ni racionalidad sana, ni reflexión que enamore, ni estrategia útil, ni grandeza humana, ni espíritu constructivo, ni visión de Estado. Sólo veo intereses, rencillas, despistes, empujones, contradicciones, negocios, egos, mediocridades. 

El pueblo, abandonado. El poder, vendido. La oposición, despistada. Los salvadores, metidos en la Thermomix sin que tengan clara la receta. Este jodido invierno me huele muy mal a mediocridad.

Buenas tardes.