El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
viernes, 12 de abril de 2013
Casa L: Buenas noches. Vientos
Casa L: Buenas noches. Vientos: Vientos que arrastran las hojas. Vientos que llevan semillas. Vientos que traen ilusiones. Vientos que alejan fantasmas. Vi...
Buenos días. Encerrado en una idea
Hubo una vez un hombre que se quedó
encerrado en una idea. Todos querían que saliera de ella para que
pudiera vivir con libertad, pero no había manera de conseguirlo.
Trajeron a psicólogos, psiquiatras, curas, médicos, cerrajeros,
filósofos, publicistas, políticos, charlatanes, payasos,
prostitutas, futbolistas y policías antidisturbios, pero ninguno
consiguió nada más que perder el tiempo. Lo llevaron a Lourdes, a
programas de televisión, a congresos de metafísica, a ver al papa
nuevo, a escuchar monólogos, a escraches, a manifestaciones varias,
al Congreso de los Diputados, a cuarteles y a cárceles, pero no
había manera de que saliera de la idea en la que se había
encerrado.
Un día, nadie sabe por qué, quizás
porque pasaron junto a él dos niños y, pese a que él hizo
esfuerzos por llamarles la atención, no le hicieron ningún caso, le
dio por aflojar su orgullo y salir de la idea en la que había vivido
enjaulado tanto tiempo. Ahora malvive confundido y se niega a pensar
en nada. Buenos días.
jueves, 11 de abril de 2013
Buenas noches. Vientos
Vientos que arrastran las hojas.
Vientos que llevan semillas. Vientos que traen ilusiones. Vientos que
alejan fantasmas. Vientos que acercan sonidos. Vientos que eliminan
miedos. Vientos que destapan sorpresas. Vientos que mueven la vida.
Vientos que hacen volar a personas. Vientos que mecen cariños.
Vientos que terminan en besos. Vientos que están ahí fuera,
mientras aquí dentro yo me reconforto con mis recuerdos, con mis
vivencias, con mis amores, conmigo. Vientos que salen de mi boca
después de inspirar dulcemente el aire de la vida que oxigena mi
cuerpo y lo relaja y lo duerme. Buenas noches.
El Gran Teatro del Mundo, de Calderón/Carlos Saura
Uno va al teatro a contemplar
-etimológicamente, 'teatro' significa 'lugar de la contemplación'-
una parte de la vida, expuesta de la manera en que el autor y el
director de la obra de teatro quieren expresarla. Hay obras que se centran más
en el texto y se tiene en ellas la oportunidad de pensar con
detenimiento sobre cosas que pasan en el mundo. Otras resaltan más
los aspectos divertidos de la vida. Otras se detienen en los valores
estéticos -principalmente, en la belleza-, que de manera más o
menos evidente ofrece la realidad. Y hay obras que tienen un poco de
todo: motivos para pensar, para reír, para gozar y, especialmente,
para sentir que es posible la creación artística y que la
contemplación del arte es una de las formas humanas más
reconfortantes de las que podemos disponer. Una de estas últimas es El gran
teatro del mundo, el auto sacramental de Calderón de la Barca,
versionado y dirigido por Carlos Saura, quien ha intentado y, a mi juicio, ha
conseguido acercar al siglo XXI los elementos más asumibles hoy de
la obra escrita en el siglo XVII, a los que ha añadido su particular
interpretación de lo que el autor barroco dijo.
Después de ver la obra, que se
representa en las Naves del Español, del Matadero, en Madrid, uno se
queda con la impresión de que todo en ella está bien hecho. Los
actores, en papeles dobles, puesto que actúan como personajes y, a
la vez, como personajes que ensayan una obra, están perfectos. Teniendo en
cuenta que la mayor parte del texto está en verso, esto dice
mucho y bien de ellos. Una de las características de los autos
sacramentales es el carácter alegórico de los personajes. Esta figura consiste en que un
concepto general, como, por ejemplo, el de la justicia, es
representado en ellos por un personaje que, por su atuendo o por su
manera de ser, simboliza y recuerda las características de ese
concepto. Para que este recurso funcione, tiene que existir una conexión profunda entre el actor o la actriz y su vestuario. Si
se repasan cada uno de los personajes de la obra que comentamos, observamos el
cuidado, el detalle y la elegancia con los que han diseñados, de
forma que pueden ser reconocidos con facilidad y con gusto por un espectador actual. Los tipos
de la Discreción, la Hermosura, el Mundo, el Pobre o el propio
Calderón, por no decir que los de todos los personajes de la obra,
están construidos con una sencillez clara y, a la vez, con un poder
simbólico evidente.
En cada momento de la obra se observa
la presencia de la mente poderosa de Carlos Saura. En mi opinión, Saura es un señor
que ha logrado perfectamente la madurez de un ser humano, es decir,
ha logrado conquistar, con los años, su juventud. Lleva dentro un
niño, que ha ido educando poco a poco y que saca a pasear de vez en
cuando, sobre todo cuando tiene que trabajar y crear arte, sea éste del tipo
que sea. Da la impresión de que tiene claro que vivir es crear y
que, si alguna vez no lo es, entonces la vida se vuelve aburrida y no
merece la pena contarla. Sabido es, sin embargo, que a los viejos de mente, sean cuales sean los años que tengan, no
les gustan los niños de mucha edad, pero este es otro asunto de
difícil solución.
Todo en esta obra de Calderón/Saura,
cada escena de la representación, es sorpresa, provocación, luz,
belleza, invitación al disfrute, respeto crítico por lo bueno
existente, espectacularidad, agilidad, calidad y variedad -en la obra
hay personajes que hablan, pero también efectos especiales, luces,
vídeos espectaculares, contraluces, música clásica, una saeta, la voz de Mercedes
Sosa... Todo es sencillo, pero sorprendente. Todo parece estar bien
hecho. Todo aparece bajo el prisma de Carlos Saura, lo cual puede ser
un aliciente para unos y una garantía de fracaso ya previsto para
los menos dados a las novedades. En este caso, ellos se lo pierden.
Tengo la sospecha de que todavía hay
muchas personas que no acuden al Matadero porque creen que está
demasiado lejos y que para ir, hay que hacer un viaje poco menos que
de media distancia. No es así. Es un lugar muy bien comunicado y que
ofrece alicientes suficientes como para pasar en él toda una tarde.
Por eso creo que no debería ser éste un impedimento para acudir a
ver esta obra que tiene la suficiente fuerza como para hacer olvidar
al espectador lo que traía en la cabeza cuando entró en el teatro.
El gran teatro del mundo, de Saura, tiene el poder de
secuestrar la mente del espectador durante una hora y media escasa y
de convertir al teatro, no sólo en un lugar de contemplación, sino,
sobre todo, en un buen rato de disfrute.
Buenos días. El valor de la vida
Tu vida puede valer lo que tú quieras
que valga. Las circunstancias de cada cual serán luego las
responsables de la diferencia entre el querer y el poder, pero que tú
quieras que valga es indispensable para que valga. Si quieres que tu
vida valga, tienes que buscar cómo hacerla valiosa. Tienes que
plantearte si es el tener o es una forma de ser lo que le da valor.
Tienes que ver si es el yo o es el nosotros lo que la engrandece.
Tienes que sopesar si reproducir los modelos existentes o crear el
tuyo propio es lo que la hace crecer. Tienes que descubrir si tu vida
sube cuando te miras tú o cuando miras a los demás. Tienes que
asumir si tu vida se hace grande cuando se mantiene en lo bueno o
cuando descubre lo mejor y cambia. Si quieres que tu vida sea
valiosa, tienes que tener alguna respuesta a todo esto. Buenos días.
miércoles, 10 de abril de 2013
Casa L: Buenas noches. Murió José Luis Sampedro
Casa L: Buenas noches. Murió José Luis Sampedro: Cada día tiene sus noticias positivas (aunque a veces sea difícil encontrarlas) y sus novedades negativas (éstas sí que no fallan). ...
Buenos días. Volcanes
Tú y yo, mientras estamos vivos, somos
volcanes en erupción. De mi cráter sale lava que rebosa y resbala
por la ladera de mi vida. Cuando solidifica, una parte de ella se
convierte en palabras que dan lugar a ideas. Otra parte de la lava se
convierte en besos, en abrazos y en afectos. Una última parte de lo
que expulsa el cráter llega a convertirse en hechos. Nunca se sabe
el destino ni de las palabras ni de los afectos ni de los hechos,
pero salen y ahí están. Pero mi volcán expulsa también un humillo
blanco, una columna casi imperceptible de materia gaseosa, un
acompañante siempre presente de la lava, que va buscando por los
aires reunirse con otras columnas de humo similares. Es un humo que
aspira a ser limpio, noble, generoso, constructivo, que no pretende
alejarse demasiado de la superficie, al que le gusta volar libre y
conectar con otras columnas humeantes similares a ella, pero que
encuentra muy pocas. Las columnas que salen de los volcanes no son
blancas, sino que tienen el color del dinero, del egoísmo, de la
esclavitud, de la mala voluntad, del individualismo, de la
desconfianza, del encorsetamiento. Con todas estas columnas tan
variadas, tan dispares, se forma un aire viciado, bastante
irrespirable, que invita a huir. Algunos volcanes no queremos huir y
luchamos entre las alternativas de apagarnos o de explotar. En esas
estamos.
Casa L: Buenas noches. Murió José Luis Sampedro
Casa L: Buenas noches. Murió José Luis Sampedro: Cada día tiene sus noticias positivas (aunque a veces sea difícil encontrarlas) y sus novedades negativas (éstas sí que no fallan). ...
martes, 9 de abril de 2013
Buenas noches. Murió José Luis Sampedro
Cada día tiene sus noticias positivas
(aunque a veces sea difícil encontrarlas) y sus novedades negativas
(éstas sí que no fallan). Hoy hemos tenido el infortunio de
enterarnos de que José Luis Sampedro había muerto el domingo.
Siempre me pareció Sampedro un hombre
al que había que escuchar, una de esas mentes preclaras, con los
ojos bien abiertos y las neuronas convenientemente organizadas como
para que sus palabras ayudaran a entender el presente y a ver venir
el futuro.
Tuve la suerte de conocerlo
personalmente a mediados de los años 80. Un grupo de profesores del
instituto en el que yo estaba destinado teníamos la convicción de
que los alumnos tenían que saber mucha lengua y muchas matemáticas,
pero que también tenían que aprender a vivir. Como el director del
instituto no ponía inconveniente y el jefe de estudios era yo, nos
pusimos manos a la obra y llevamos allí a personas que pudieran
decirles cosas interesantes a los alumnos. Que yo recuerde, llevamos
a Jaime Chávarri, director de cine, y al pintor Manuel Alcorlo
(¡Cómo te reconozco todo lo que hiciste, Teresa Vidaechea!). A José
Luis Sampedro lo llamé yo, porque alguien me dio su teléfono, y
vino sin hacerse en absoluto de rogar.
Recuerdo con claridad que la única
condición que puso fue que lo fuéramos a buscar a su casa, puesto
que él no conducía (en eso también le copié). Fuimos a recogerlo
en el coche de Beatriz González (¡Ah, si aparecieras!). Detrás
íbamos Yolanda y yo. Él vivía entonces en la calle de la Reina, en
Madrid, y le dejamos, claro está, el puesto del copiloto, dado que
el coche no era demasiado grande. Nada más entrar él, nos
presentamos y lo primero que hizo fue pedirnos que, si nos parecía
bien, nos tratáramos de tú. Si ya estábamos bastante acogotados
por llevar en el coche a una persona de la valía de Sampedro, su
propuesta nos dejó ya del todo desconcertados, pero lógicamente le
hicimos caso. Con ello logró un estilo de comunicación que nos
resultó a todos muy valioso.
Ninguno sabíamos de qué nos iba a
hablar en la charla con los alumnos. “De la vida” le decíamos a
los que preguntaban. Yo lo presenté diciendo que era un chaval
joven, porque así lo mostraba su mente, y pude ver una sonrisa
cómplice en su rostro y unas caras de sorpresa en la concurrencia,
que no entendía cómo me refería yo con esos términos a una
persona que entonces tendría más de sesenta años. Pero lo
entendieron enseguida. En cuanto tomó la palabra, lo primero que
hizo Sampedro fue preguntar de qué querían los oyentes que les
hablara, porque a lo que no estaba dispuesto es a ponerse a hablar
una hora o más de cosas que no tuviera ningún interés para la
concurrencia. El auditorio se desconcertó, pero con la ayuda del
propio Sampedro y de alguno que rompió el hielo, salieron ocho o
diez temas sobre los que había interés entre los asistentes. Él,
entonces, pidió unos minutos para hilvanar su discurso y nos
obsequió con una charla sabia, amena, útil, humana y que respondía
a lo que la gente le había pedido. Recuerdo todavía la satisfacción
con la que la gente salió de aquel acto. Por supuesto, no cobró
nada por echar la tarde con nosotros.
Muchas frases circulan últimamente por
las redes mostrando lo que pensaba José Luis Sampedro. Yo quiero
recordar hoy algo que me dijo, que luego leí en algún texto suyo y
que me marcó como profesor.
“La enseñanza
-afirmaba- no es más que amor y provocación”
Y lo explicaba diciendo que si no se
ama a los alumnos no se puede hacer con ellos nada que les beneficie.
¿Cómo te vas a dedicar a ellos, cómo vas a explicarles algo hasta
que lo entiendan, si no los quieres? Sin amor no sale bien nada.
Pero, además, a los alumnos hay que provocarlos, hay que abrirles
los ojos, hay que plantearles un problema con claridad, para que lo
vean. Lo sientan y se den cuenta de que necesitan resolverlo. Sólo
entonces se pondrán a buscar la solución y harán suya la
situación. Ponerse a explicar cosas que les resbalan a los alumnos
es perder el tiempo. A mí esta idea me llegó muy dentro y durante
toda mi actividad como profesor he intentado ponerla en práctica.
Hoy estoy convencido de que no sólo la enseñanza, sino la vida -ese
camino que consiste en estar aprendiendo constantemente- no es otra
cosa que amor y provocación.
Ahora yo, víctima de la tristeza por
la desaparición de José Luis Sampedro y de esa angustia vital que
te proporciona la maldita y absurda presencia de la muerte en la
vida, no quiero decirle que descanse en paz. Los muertos ni se cansan
ni descansan. Lo que sí deseo es que su pensamiento siga vivo en el
mundo, para que con él no descansemos nosotros y para que nunca
estemos en esa paz cercana a la muerte, sino en la guerra de los
vivos por la libertad y por la igualdad, como quería él, como hizo
él.
Hoy estamos algo más solos, pero que no falte el cariño para todos. Buenas noches.
Amor 114
¿Cómo puede alguien entregarse a una
persona que defiende que cada cual debe buscarse su propia felicidad?
Buenos días. Analizar
Analizar algo es ver los componentes
que ese algo tiene y la cantidad de cada uno de ellos que hay.
Analizar un problema, por ejemplo, es ver los elementos que lo
integran para comprenderlo mejor. Conviene analizar de vez en cuando
lo que ocurre para así intentar dominar la situación y que no se
vuelva contra nosotros por no conocerla. Ponle buena cara al día.
Hoy va a ser un día excelente, ya lo verás.
lunes, 8 de abril de 2013
Casa L: Buenas noches. Sensibilidad
Casa L: Buenas noches. Sensibilidad: Procura no perder la sensibilidad, esa capacidad para captar lo que hay cuando miras el mundo y de vibrar cuando alguien a ...
Buenas noches. Sensibilidad
Procura no perder la sensibilidad, esa
capacidad para captar lo que hay cuando miras el mundo y de vibrar
cuando alguien a tu lado sufre o está rebosante de alegría. No sólo
no la pierdas, sino que, si es posible, acreciéntala. La
sensibilidad es la puerta de la vida. Si la cierras, te secarás en
vida y se te pondrá cara de vegetal. Muchas veces no podemos
entender lo que pasa, porque la vida es muy compleja y la razón no
siempre da de sí lo necesario, pero, por lo menos, intenta sentir de
la forma que sea lo que ocurre. No te digo que te quedes en el mero
sentimiento, esa nefasta actitud con la que durante la dictadura se
pretendía que la gente no pensara. Hay que sentir y procurar, luego,
entender lo que se siente, pero si no sientes, si la sensibilidad no
te hace despertar, por mucho que pienses no te vas a enterar de nada.
Los momentos previos al sueño son
buenos para sentir, para recordar tus afectos por las personas a
las que quieres. Dale rienda suelta, entonces, a tu cariño y reparte
toda la energía positiva que te salga del alma. Crea en el cielo de
tu vida esa nube primaveral que reparta pétalos de cariño entre los
seres queridos. Y luego, respira hondo, suavemente, plácidamente y
olvídate por unas horas de que existes. Buenas noches.
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