sábado, 15 de mayo de 2010

Cambalache

Enrique Santos Discépolo, el filósofo del tango, fraguó hace ya tiempo una de las grandes creaciones del arte musical moderno: Cambalache. Con una visión muy aguda de la sociedad, mostró con crudeza la concepción perversa de la igualdad, la que mantenemos a nuestro lado todos los días sin que hagamos nada por evitarlo.

Te pongo aquí una preciosa versión de Eugenia León.


viernes, 14 de mayo de 2010

Flores negras

Hoy la justicia española se ha quitado la banda que le cubría los ojos. Hoy se le ve la cara y ha dejado de ser imparcial. Hoy ya no se puede creer en la justicia. Un vendaval de miedo ha entrado hoy en España. Hoy es un día tan triste como el de antesdeayer. Van saliendo de la tierra flores negras.

Con el juez Garzón

Garzón sale entre aplausos de la Audiencia


Educar


Tienes que educar a tu hijo para que sea un ciudadano demócrata, pero estamos viendo últimamente demasiados comportamientos incompatibles con la democracia y tu hijo corre el riesgo de que crea que son normales.

Recibir un informe oficial que no te gusta, pero que está lleno de pruebas, y reaccionar presentando una querella contra el autor del informe no es de demócratas.

Mentir y decir que el que miente es el contrincante no es de demócratas.

Perseguir con falsedades para hacer daño y sacar partido de ello no es de demócratas.

Ir en contra de los que quieren encontrar dónde están enterrados sus antepasados no es de demócratas.

Tergiversar la información desde los medios públicos para entontecer a los espectadores no es de demócratas.

Ejercer el cinismo y la desvergüenza como norma no es de demócratas.

Defender normas que van en contra de la legislación vigente no es de demócratas.

Hacer de tu hijo un ciudadano demócrata, tal como están las cosas, es muy difícil, pero, a la vez, muy sencillo: métele en la cabeza la idea de que todos somos iguales y que aprenda a juzgarlo todo con ese criterio.


jueves, 13 de mayo de 2010

Maneras de vivir


Hace un tiempo me fui una tarde con Y. a dar una vuelta por Madrid. Estuvimos por la calle de Fuencarral, llena de vitalidad y de colores, y terminamos en la calle de Pelayo, en Chueca. Cada vez me gusta más esta zona. Se respira libertad en ella, se vive con gozo la variedad, se palpa la igualdad y se siente uno metido en la civilización.

En la calle de Pelayo entramos en una especie de tasca sin pretensiones estéticas llamada Baco y Beto. He leído que muchos asiduos a ella prefieren que no se dé a conocer su existencia para que no se llene más de lo que se llena. Tomamos unas berenjenas, unas tostas de calabacín con cebolla caramelizada y un espectacular queso canario de El Hierro a la plancha, servido con una mermelada, que estaba realmente delicioso. El local es pequeño, con unas cuantas mesas con sillas, todas ellas diferentes, y un par de mesas altas que funcionan como diminutas barras. El espacio entre ellas es escaso y el que se siente en uno de los taburetes situados a su lado puede descansar la espalda en la pared. En esa misma pared hay unas perchas para colgar la ropa, pero, si lo haces, molestas a quien está sentado debajo. Eso fue lo que me hizo estar todo el rato con mi chaqueta doblada sobre las piernas, cosa que fue sólo un poquitín molesto.

De allí fuimos a dar un paseo, a practicar el fructífero deporte de mirar, y terminamos en el que sin duda es uno de los grandes bares de copas de Madrid, el Del Diego, en la calle de la Reina. Fernando del Diego, su propietario, trabajó 32 años con Perico Chicote y ahora es uno de los grandes artesanos del cocktail. Allí he descubierto marcas que desconocía y que me han resultado muy gratificantes, como el whysky Canadian Club o la ginebra Blackwood, escocesa y de enorme sabor. Nos situamos para tomar unos espléndidos gin tonics en la zona de la barra más cercana a una pared, en la que había también, como en Baco y Beto, unas perchas para colgar la ropa. En un momento dado se acercó una joven, que antes, con mucho desparpajo, había logrado introducirse en 20 centímetros de barra que había libre, hasta desplazar al que estaba allí tomándose su copa, y colgó su chaqueta en una de las perchas, justo en la que estaba sobre la cabeza de Y., de forma que la prenda le caía desagradablemente encima. Le dijimos que aquello molestaba, a lo que nos respondió con bastante sequedad que las perchas estaban para colgar la ropa. Y se fue y, como si no pasase nada, siguió a lo suyo.

Tengo la impresión que hay perchas que están para que determinadas personas cuelguen su molesta ética.


miércoles, 12 de mayo de 2010

Victoria


Enhorabuena, Atlético. Es una manera de vivir.

Frenos


Hoy, sin quererlo, le he dado un buen susto a un alumno. Dije las notas de los que habían aprobado por curso y lo nombré a él. Pegó un brinco y dio una especie de alarido, lo cual me preocupó porque un patatús te puede dar tanto por una mala noticia como por una buena. El buen hombre se puso a moverse en el asiento, como si le hubiese picado una pulga en el alma, y una sonrisa floja, de esas que van y vienen, se le instaló en la cara. Luego, me vio por los pasillos y me dio las gracias. Añadió, con toda su buena intención, que ojalá me cayera del cielo un buen jamón. Yo me imaginé recibiendo un jamonazo descomunal en toda la cabeza y le dije que mejor nos tomábamos unas cañas que seguramente sería menos doloroso.

Yo recuerdo haber dado también las gracias por haber recibido alguna buena nota inesperada. Es una forma de cortesía similar a la de agradecer que te pongan un café en el bar o que tengan un detalle contigo. Pero es posible que oculte también algo que me parece que debería evitarse: la infravaloración de uno mismo hasta el punto de entender que te han regalado la nota. Creo que hay veces que no nos conocemos bien a nosotros mismos y que no nos damos cuenta de que valemos más de lo que creemos. Este buen hombre ha estado sin esforzarse buena parte del curso creyendo que no tenía capacidad para rendir más de lo que lo hacía. Algo le debe haber hecho ponerse a trabajar y hacer reales sus posibilidades, cosa que no había hecho antes, posiblemente porque él mismo no se creía que podía.

A veces somos nuestros propios enemigos. Nos formamos una idea de nosotros mismos que nos impide crecer, cuando podríamos hacerlo con facilidad si nos conociéramos mejor. Claro que también es posible que ese falso concepto de uno mismo responda a un interés. Es más cómodo autoengañarse, consciente o inconscientemente, creyendo que uno es un inútil que actuar como lo que uno es. El caso es que ganaríamos mucho, me parece, si conociéramos qué es lo que a cada uno nos frena.


martes, 11 de mayo de 2010

La puerta


Hoy he comprendido que no se debe cerrar antes de tiempo la puerta de lo que pueda pasar. Durante mucho tiempo tuve muy presente que siempre ocurre lo inesperado, pero a veces parece que lo olvido. Hay que procurar no vivir como si todo dependiera únicamente de uno mismo. No todo tiene arreglo, pero muchas cosas tienen más arreglo del que uno le ve cuando se las plantea en soledad. O sea, que hay que dejar abiertas las puertas e introducir más perspectivas. Es sano y útil.


lunes, 10 de mayo de 2010

Espacio


Tendemos a explicarnos la vida en términos de tiempo. Pensamos, a veces, que vivir es ir cambiando en el tiempo, avanzar en el tiempo, aprovechar el tiempo, no perder el tiempo, durar un tiempo o vivir en un tiempo. Pero nos olvidamos del espacio. La realidad es que una persona que viva hoy es muy probable que cambio 2 0 3 veces de trabajo y de lugar de residencia. El espacio, los espacios, forman parte también de la estructura de la vida. Así que no cabe echar demasiadas raíces en ningún sitio ni vivir en ningún lugar como si fuera el definitivo. Eso envejece o es síntoma de que se ha envejecido. Aparte de más humano, también es más rentable un discreto cosmopolitismo.


domingo, 9 de mayo de 2010

Otra menos


Otra cosa lista. La energía se va materializando. La próxima es desagradable y se puede resolver de manera simple o de forma muy pesada. A ver si hay suerte.