miércoles, 6 de agosto de 2008

Proyecto Género 2

Resumen de la noticia de El País del 6 de agosto de 2008. La noticia entera la puedes leer aquí .


Barcelona, un agosto orgulloso


El festival Circuit inunda la ciudad de propuestas de ocio y cultura gay


I. PUNZANO / B. CAZORLA - El País. Barcelona - 06/08/2008


Si Kate Moss viera lo que Roberto Ruiz le ha puesto entre las piernas en sus estampas o bien le daba un pasmo, o bien se partía de risa. Este artista ha creado una serie de fotomontajes en los que la supermodelo se convierte en un híbrido al mezclar partes de su cuerpo con las del actor porno Jack Radcliffe, un icono de los osos, esos gays forzudos y gigantescos que presumen de vello corporal.

Las obras sobre la identidad sexual copan la escena de vanguardia. La capital catalana parece cada día más el arco iris del Mediterráneo. En la memoria de la ciudad brillan pioneros como Ocaña o Nazario.Yo soy XXY’ es una espectacular instalación en rojo de Zazo & Brull. Más allá de la anécdota, y del impacto que provoca contemplar a la supermodelo tan bien dotada, Ruiz plantea en su obra una reflexión sobre la identidad sexual en la que critica la dictadura de los que sólo distinguen entre homosexuales y heterosexuales, sin tener en cuenta el resto de posibilidades del espectro o del arco iris, según se mire. El resultado se puede disfrutar en la exposición Proyecto Género 2, que se inaugura hoy en la galería barcelonesa Espace Ample, cuyo comisario es Franco de Toledo. Para él es una cuestión social.

Lo que nos interesa enseñar es la pluralidad. En la actualidad se dan muchos discursos artísticos alrededor de la reconstrucción del cuerpo y del sexo. Ya no tenemos por qué ser lo que nacemos. Es decir, ahora se reivindica que somos como queremos definirnos y no como aparecemos registrados en nuestro DNI. La exposición pretende explorar todos estos planteamientos desde una perspectiva estética”, apunta De Toledo.

La muestra forma parte del Festival Circuit (http://www.circuitfestival.net/), un nuevo encuentro de ocio gay que se celebrará en la capital catalana hasta el próximo lunes. Los motores ya se han calentado en alguna fiesta discotequera, como la que animó ayer la pista de la Sala Apolo. Los organizadores del Circuit han querido desmarcarse de lo habitual en otras citas similares. Y han elaborado una programación doble que incluye propuestas pensadas para satisfacer los gustos tanto de gays como de lesbianas. Todos están invitados en nombre del ocio y la cultura. (….)

Y entre estas sugerencias sobresale este Proyecto Género 2. Por la calidad de los autores expuestos, entre los que figuran creadoras como Maite Centol, que firma la serie fotográfica Marcar el paso, o Diva, forjada en la misma escena alternativa de Toulouse que vio nacer a estrellas del arte urbano como Miss Van, famosa por sus graffitis protagonizados por coquetas muñequitas mofletudas.

Diva también pintó en sus inicios paredes callejeras, pero más que grafitis eran murales y en vez de ninfas le salían dragones y tigres. Más tarde descubrió que aquella afición tenía mucho que ver con los orígenes vietnamitas de su madre, porque en su país natal esos animales son “sagrados y forman parte de la iconografía religiosa”, según explica la propia Diva.

En la exposición se han incluido algunas fotografías digitales suyas, retocadas con pintura, de una serie titulada Luciérnagas que acaba de presentar en Berlín y en la que las fronteras entre bestia y ser humano, entre hombre y mujer, se difuminan. Junto a la escena local, destaca una buena representación de artistas orientales, como no podía ser de otro modo en estos días de furor preolímpico. No faltan clásicos contemporáneos como Ma Liuming, Li Wei, los Gao Brothers o Cui Xiwen. Si algo queda claro en esta muestra es que las reflexiones artísticas sobre el género son recurrentes en la escena artística underground y de vanguardia española. Sobre todo en el ámbito de los performers, que, ya se sabe, emplean como herramienta básica de trabajo su propio cuerpo. Son, en cierto modo, herederos de una determinada Barcelona. Aquella que venera en su imaginario el legado de provocadores pioneros como el desaparecido Ocaña o el dibujante de cómics Nazario, dos faros que en los últimos años del franquismo escandalizaban a los paseantes de las Ramblas con sus trajes de faralaes y su actitud iconoclasta.

La ambigüedad de aquellos precursores también domina en la pose del personaje que protagoniza la exposición Yo soy XXY, una espectacular instalación teñida de rojo intenso de los diseñadores de moda Xavier Zazo y Clara Brull. Como atractivo añadido, la galería acoge hoy una velada de performances de las que es mejor no desvelar nada para mantener la sorpresa. Los que se ruborizan con facilidad, mejor que se abstengan. Una de las acciones -la que realizará Giovany Páez bajo el título de INRI- tiene como fondo un mural de papel lleno de manchas parduzcas y granates. De Toledo explica eufemísticamente que en ese soporte el artista ha “registrado” este último año todas sus masturbaciones y las menstruaciones de su compañera. Ni siquiera el rebelde Ocaña se habría atrevido a tanto derroche.

Pero no se asusten, para estómagos no tan fuertes, hay de todo en el resto del Circuit: programaciones de cine, una jornada de ocio en un parque acuático y marcha sin parar a ritmo de versiones de Madonna, icono inveterado del colectivo. Lógicamente, la diva popera no pisará el escenario, pero sí Peter Rauhofer, pinchadiscos y remixer de las canciones de la cantante estadounidense. Algo es algo. La música house la pondrá Ultranaté y también ha levantado mucha expectación el aterrizaje del israelí Offer Nissim, conocido por sus sesiones excesivas en las que el espectáculo es, en parte, él mismo. Todo es empezar. Lo demás, como siempre, se reduce a dejarse llevar.
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martes, 5 de agosto de 2008

Lo normal y lo raro

Lo normal en una sociedad humana debería ser lo humano, esto es, lo racional, lo que todos podríamos hacer sin que se produjeran consecuencias no deseadas, lo que produciría progreso útil para todos, lo que generase un bien colectivo, lo que desarrollase el respeto y no la utilización del otro en beneficio propio, lo que estuviera lejos del engaño y de la discriminación.

Lo raro debería ser lo anormal, lo que se produce alguna vez porque esporádicamente ha fallado alguno de los criterios con los que se produce lo normal. Por ejemplo, debería ser raro que alguien engañase, o no respetase a los demás o se aprovechara de los prójimos.

Pues bien, qué tipo de sociedad estaremos construyendo entre todos para que, cada vez más, lo normal parezca raro y, en cambio, lo raro se vea con más frecuencia como normal.

Por si lo anterior ha quedado algo espeso, pensemos en algunos ejemplos. Para un ser humano corriente, contemplar a otro ser humano por las calles de su ciudad metido en un coche lleno de altavoces, desparramando decibelios en cantidades enormes por las ventanillas bajadas, haciéndolo a cualquier hora del día o de la noche, produciendo una contaminación acústica brutal, molestando a cualquiera que tenga la mala suerte de vivir por donde pasa el insensible insensato y poniendo sus sistema nervioso en las peores condiciones para reaccionar ante una emergencia, todo esto le debería parecer raro. Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo, lector, que cada vez es más normal.

O el caso del sector servicios, por ejemplo, el de los bares y restaurantes. Conocí a un camarero en Sevilla que decía con su habla graciosa: “Mire usted, aquí estamos para que el cliente salga satisfecho. Y si el cliente sale satisfecho, yo me quedo satisfecho. Y, además, volverá”. Era una actitud que la palabra “servicio” no describe exactamente, pero en la que había una intención de que lo que uno hacía tenía sentido si el que lo recibía quedaba a gusto y se sentía bien tratado. Conozco, afortunadamente, a muchos camareros y a muchos otros profesionales que ejercen sus trabajos con esta actitud. Pero cada vez son más raros. Lo normal se ha vuelto también aquí raro. La mirada con la que me obsequió la otra noche un camarero cuando le llevé al mostrador una botella que me había puesto en la mesa y que estaba caducada venía a decir: “Usted pague lo que yo le diga y haga el favor de no dar la coña”. Esto es lo que me parece a mí que se está entronizando como lo normal, cuando debería ser lo raro.

Como decía el otro día, ya se acerca (I) el triunfo final (II). El nivel de mierda sube y nos va a encontrar desprevenidos.



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¿Por qué? 1

¿Por qué a algunas personas les producen más respeto las creencias, por ejemplo, las religiosas, que las ideologías políticas?

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lunes, 4 de agosto de 2008

Sobre la eutanasia

Pongo aquí el artículo que firma hoy en El País el filósofo Salvador Pániker, presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente. Creo que tiene un planteamiento muy claro sobre un problema que habría que empezar a tratar en serio para dejarlo convenientemente resuelto cuanto antes.


Eutanasia, Iglesia, libertad
SALVADOR PANIKER 04/08/2008

Al doctor Luis Montes

Una mayoría de españoles cree que morir dignamente es un derecho humano La alternativa es entre una muerte rápida y dulce y otra lenta y dolorosaNo creo que la aprobación de una ley de eutanasia voluntaria, similar a las que ya rigen en Holanda, Bélgica o Luxemburgo, hiciera perder las próximas elecciones generales al Partido Socialista. Al contrario. Un 80% de los españoles, según una reciente encuesta de Metroscopia, está a favor del derecho a la eutanasia activa para los enfermos incurables. Lo cual significa que si todos los partidos políticos permitieran que sus diputados votaran en este tema con libertad de conciencia, la mayoría sería aplastante.

Conviene insistir en algo muy obvio: la eutanasia voluntaria es un derecho humano, un derecho humano de la primera generación de derechos humanos, un derecho de libertad. Es un derecho, no un deber. Pero ya se sabe que el Gobierno socialista no quiere multiplicar sus frentes de batalla con la Iglesia católica. Y ahí es donde pueden ser útiles algunas consideraciones. En primer lugar, conviene recordar que buena parte de los católicos está a favor del derecho a la eutanasia y en contra de las consignas del Vaticano. Como en tantas otras cuestiones (piénsese en el tema del control de la natalidad, sin ir más lejos). En segundo lugar, cabe preguntar: ¿por qué la Iglesia católica -al menos la oficial- se opone tan ferozmente a la eutanasia? La respuesta parece clara: porque si se generaliza la práctica de la eutanasia voluntaria, si se desdramatiza el acto de morir, la Iglesia pierde poder. La Iglesia siempre ha fomentado una teología del terror a la muerte, reservándose para ella el control de las postrimerías. En consecuencia, la Iglesia tolera mal la secularización desdramatizada del morir que supone la eutanasia. (Probablemente, los hombres de la Iglesia “proyectan” su propio terror a la muerte y tratan de exorcizar su ansiedad -y en el fondo su increencia- aferrándose fanáticamente a la doctrina oficial. Las verdades absolutas “protegen”).

Añadamos, de pasada, que la Iglesia siempre ha sido prisionera de su pretendido monopolio teológico de la verdad, lo cual la ha conducido a inmiscuirse en cuestiones que no le competen. Así, por ejemplo, ya san Ambrosio, en el siglo IV, se oponía a los preceptos de la medicina por ser contrarios a la “ciencia celestial” y al poder de la plegaria. Lo mismo pensaba, siglos más tarde, el arrebatado san Bernardo de Claraval. Y hasta el siglo XVI estuvo condenada por la autoridad eclesiástica la disección de cadáveres y el estudio de la anatomía. Y ya a finales del siglo XVIII, el magisterio de las iglesias cristianas se opuso a la vacuna antivariólica porque entendía que la viruela era un castigo divino, y el hombre no debía sustraerse a ese castigo. (Con la misma lógica se prohibió desviar elcurso de los ríos porque ello significaba “corregir la obra de Dios”). Y en el XIX las mismas iglesias se opusieron a la utilización de la anestesia en los partos. Y actualmente se oponen a la investigación con células madre, a la planificación familiar, al uso del preservativo para combatir el sida, etcétera.

Y no olvidemos, claro está, que hasta hace cuatro días la Iglesia condenaba la libertad de conciencia, la libertad de enseñanza, la libertad de reunión, la democracia, el socialismo, el sindicalismo, el liberalismo y los derechos humanos. Lo de la lucha contra la eutanasia no es, por tanto, más que un nuevo episodio dentro de esta costumbre milenaria que tiene la Iglesia de intentar conservar su poder inmiscuyéndose en asuntos que no le incumben.
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En España, la Ley General de Sanidad de 1986 (siendo ministro Ernest Lluch) reconoce ya los “derechos del enfermo” y preconiza la práctica del “consentimiento informado”. (Esta normativa fue actualizada en noviembre de 2002 con una Ley de Autonomía del Paciente). Por otra parte, desde noviembre de l995, tenemos un nuevo Código Penal en el que de hecho se despenaliza la eutanasia pasiva y se rebajan sustancialmente las penas a quienes ayuden a morir a otra persona, por la petición expresa de ésta, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que condujera necesariamente a su muerte, o que produjera “graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar” (artículo 143).
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Ahora bien, una nueva ley debería contemplar no sólo la despenalización de la eutanasia pasiva sino la de la activa. Y no sólo el caso de los enfermos terminales, sino también el de los crónicos. Recordemos que el más célebre y lúcido caso de defensa del derecho a la eutanasia fue en España el de un enfermo crónico y no terminal. Me refiero al tetrapléjico gallego Ramón Sampedro, de cuyo suicidio (médicamente no asistido) se cumplieron hace poco 10 años.
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Ello es que la Ley de Autonomía del Paciente, conducida hasta su límite, aboca al derecho de cada persona a decidir libre y racionalmente cuando quiere terminar con su vida, se encuentre o no en situación de enfermedad terminal. No es un tema nuevo. Ya el viejo emperador Marco Aurelio escribió que “una de las funciones más nobles de la razón es la de saber cuándo ha llegado el momento de abandonar este mundo”. Y Montaigne: “Cuanto más voluntaria la muerte, más bella”. También en la famosa Utopía de Tomás Moro -un hombre, no se olvide, canonizado por la Iglesia católica- había un lugar para la eutanasia.
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El caso es que conviene entender de una vez -en contra de las voces demagógicas que plantean la cuestión en blanco y negro- que, en las situaciones de eutanasia activa, la alternativa no es entre vida y muerte, sino entre dos clases de muerte: una rápida y dulce, y otra lenta y degradante. Por otra parte, allí donde hay transparencia informativa -casos de Bélgica y Holanda- es donde menos abusos se producen. No hay ninguna evidencia de que en Holanda hayan aumentado las eutanasias involuntarias; más bien al contrario. (De hecho, en Holanda está completamente protegida la vida: hay penas de hasta 12 años de cárcel para quien practique la eutanasia sin el consentimiento del enfermo). Lo que sí existe en Holanda es una total transparencia informativa y muchísimos más controles legales que en otros países -donde sí es habitual la eutanasia clandestina-.
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Por todo lo expuesto, a uno le parece laudable que en el último congreso del PSOE se haya aprobado al fin un texto titulado Derecho a una muerte digna, en el que, aparte de recomendar los cuidados paliativos (bienvenidos sean), se propugna un debate sobre la regulación legal del “derecho de los pacientes afectados por determinadas enfermedades terminales o invalidantes a obtener ayuda para poner fin a su vida”. (Subrayo lo de invalidantes porque deja la puerta abierta a los casos, antes mencionados, de enfermos crónicos). En fin, está claro, a mi juicio, que la sociedad española está madura para una ley de eutanasia voluntaria, y que la propia Iglesia católica no perdería nada reconsiderando sus presupuestos teológicos. La Iglesia debería comprender que oponerse a la eutanasia voluntaria equivale a estar en contra de la libertad y en favor de la tortura.

Salvador Pániker es filósofo y presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente.
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domingo, 3 de agosto de 2008

Llegan las coplas del 13 de agosto

Cuando era pequeño, en los Carnavales, me gustaba ir a escuchar cantar a las chirigotas, que ponían en solfa a cualquier personaje o a cualquier suceso que hubiera ocurrido. Luego, procuraba hacerme con unos libretos que vendían y en los que figuraban las letras de lo que cantaban. Esos libretos se conocían como “las coplas” y así eran pregonados por alguno de los chirigoteros.

En las coplas aparecía el mundo de cada chirigota, su peculiar visión de la realidad, el resumen de su interpretación de la vida, lo principal de lo que había pasado aquel año.



Hoy me imagino mi biografía como una larga retahíla de coplas, hincadas una detrás de otra en la arena lisa de la playa, como si estuvieran archivadas y formaran una línea recta y horrorosamente larga que, en mi caso, comenzó un 13 de agosto.

Te pones de frente a la hilera de coplas y sólo ves la del último día, el presente. Pero si tuerces un poco la cabeza y miras de reojo, ves los lomos de los libretos, los recuerdos de los días, y observas tantos que sientes una cierta satisfacción por todas las vivencias encerradas allí. Después, si vas tomando distancia y te vas separando de la larga cinta de coplas, compruebas cómo cada uno de los libretos se va confundiendo con el siguiente y terminan configurando una línea uniforme que posiblemente acabe en una lejanía brutal. Y cuando esto ocurre, tantas coplas juntas pierden su carácter festivo y se convierten en un principio de tragedia que no anuncia ningún final feliz.

Durante muchos años nos hemos consolado contando las coplas, agrupando los libretos en años y numerándolos. Dichosa manía la de contar, la de reducir la vida a cifras, como si unos dígitos fueran lo más representativo de la existencia. La funesta manía de pesar y de medir, una vez más, intentando sustituir a la vida.

No es lo mismo un año que la vida vivida o malvivida o gozada o maltratada en un año. Ni es lo mismo tampoco que lo que se ha aprendido o se ha crecido en ese tiempo.

Dentro poco vendrá el día 13 y con él otra vez el maldito número siguiente a intentar que el fin de la vida me marque otro gol, a procurar convencerme de que no todos los días son iguales, de que algunos de ellos, como los indicadores de los kilómetros en las carreteras, son hasta de otro color. Pero yo sé que un día es igual que el siguiente porque ambos, y todos, hay que conquistarlos y vivirlos y llenarlos, sea cual sea el numerito con el que vengan a cuestas.

Procuraré ese día sentarme delante del último libreto y escribir la copla correspondiente al día, intentando, como siempre, que el resultado sea lo más satisfactorio posible.


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Almudena Grandes: enseñarles su verdadera cara

Quiero poner aquí un extracto breve de la entrevista que M. Muñoz Fossati le hace hoy a la escritora Almudena Grandes, autora entre otras muchas obras de El corazón helado, en la última página del Diario de Cádiz.




- ¿Este país cómo va?

- Pues este país va … regular. Éramos los más molones, los más ricos … y, de repente, la crisis nos está haciendo salir de esa burbuja. Pero más me desagrada que este país se está volviendo desagradable. Ahora nos hemos convertido en nuevos ricos, insensibles, que no recuerdan su propio pasado, su propia pobreza. Ya no es una inmoralidad económica o política, sino como una inmoralidad profunda de la sociedad.

- ¿Y qué puede hacer un escritor con eso?

- Básicamente, dar el coñazo. Ya pasó el momento en que los intelectuales tenían influencia sobre el poder, porque ya ha pasado el momento en que éramos importantes para la sociedad. Lo único que puedes hacer es enseñarles su verdadera cara.

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sábado, 2 de agosto de 2008

Palabras para Julia

Y también para ti.

No se necesita ninguna excusa para escuchar a Rosa León cantar el poema de José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928 - 1999).

No sé hacia dónde ir

Hay situaciones en la vida en las que es difícil elegir. Esta es una de ellas.

jueves, 31 de julio de 2008

Identidades

Nací en La Isla de San Fernando, en Cádiz, un lugar agradable al que me gusta volver de vez en cuando a tomar contacto con personas, con lugares y con sabores conocidos desde la infancia. Me siento isleño y gaditano, pero, a pesar de ello, no siento ninguna necesidad vital de identificarme con esta tierra.

Soy, consecuentemente, andaluz, y me gusta mucho visitar y vivir las ciudades andaluzas, disfrutar de alguna de las formas de ser que se dan allí, de sus fiestas y de sus alegrías. También quiero estar atento a sus problemas, pero tampoco siento ninguna necesidad vital de identificarme con lo andaluz.

Vivo en Madrid y voy con mucha frecuencia a León, pero tampoco siento ninguna necesidad vital de identificarme ni con lo madrileño ni con lo leonés.

Mirando desde un poco más arriba, soy español y soy europeo y soy occidental. Soy también del sur de España y de Europa y del norte del planeta, pero no siento ninguna necesidad vital de identificarme ni con naciones ni con continentes ni con puntos cardinales.

Mi piel es blanca, aunque en verano en la playa se vuelve un poco más oscura, pero tampoco siento la necesidad vital de identificarme con los que tienen la piel del mismo color que la mía.

Soy hombre, varón, pero no me siento con la necesidad de identificarme con los varones, ni mucho menos con los que profesan esa suerte de disparate existencial y criminal que es el machismo.

He sido bautizado, confirmado y variadamente sacramentado en la Iglesia Católica, pero no siento ninguna necesidad vital de identificarme con ella ni con ninguna otra religión. Ni siquiera siento la necesidad de identificarme como ateo. En todo caso y, si no hubiera más remedio, me reconocería como agnóstico, pero dejaría de hacerlo enseguida ante el menor inconveniente.

Entiendo que haya personas que sí sientan la necesidad vital de identificarse con todas o con algunas de estas características, pero yo no experimento nada de esto. Es más, dicho sea con todo el respeto hacia estas personas, aunque no hacia sus opiniones, hacerlo me parecería un signo innecesario de debilidad y de provincianismo mental.

Lo que sí me siento es ciudadano del mundo y, además, tengo una enorme dificultad para detectar y reconocer fronteras de todo tipo. Y me siento también, y sobre todo, un proyecto de ser humano. Sí tengo la especial necesidad de conocer lo que significa un ser humano, de saber actuar como lo debería hacer un ser humano y de colaborar a crear un mundo que pueda denominarse un mundo humano. Quiero ser un ser verdaderamente humano. Esta es mi verdadera y única identidad.

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Etcétera

Trasteando por el interior del estupendo blog de Juan Cruz, Mira que te lo tengo dicho, me he encontrado con una revista mexicana, etcétera, que merece ser leída con calma.

Una muestra de su contenido es la espléndida colección de fotos que se puede ver en ella, así como su sección 'Ética y cinismo', con artículos de mucho interés.

Te la recomiendo.

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miércoles, 30 de julio de 2008

No justicia

Rafael Ricardi Robles tiene 48 años. Desde hace 13, cuando contaba con 35, ha vivido en la cárcel, condenado erróneamente por un delito de violación que no cometió.

Hace 8 años, un informe del ADN encontrado en la investigación sobre la violación descartó que él fuera el autor de la misma, pero nadie hizo nada por salvarlo, hasta que identificaron a F.P. y J.B. como los autores del delito.

Mientras tanto, tuvo que asumir su culpabilidad para poder acogerse a los beneficios penitenciarios, tuvo que sufrir la pérdida de la pensión que cobraba por una lesión que le había producido un accidente de moto en su juventud, tuvo que perder la niñez y la juventud de sus dos hijos, tuvo que soportar, siendo inocente, los códigos de conducta que rigen en las cárceles para los violadores y tuvo que perder 13 años de su vida.

Ahora, en libertad condicional, dice que cree en la justicia y que sigue creyendo en Dios. Es curioso que su fe religiosa admitida desde siempre ayudara a su condena, pues, al parecer, uno de los verdaderos autores hablaba de Dios antes de cometer el delito. Reconoce que la mujer violada es una víctima, pero que él también lo es. Está asustado con el revuelo mediático que se ha originado a su alrededor y afirma que tanto él como su familia lo han pasado muy mal, pero que él sabía que algún día su caso se solucionaría.

Su hija, Macarena, intenta hacer con su padre lo que él no pudo hacer con ella: enseñarle las cosas buenas de la vida, ante las que su padre se queda con frecuencia alucinado. Con su padre en la calle, dice que “podemos ir todos con la cabeza bien alta. Lo he pasado mal, siempre como la hija de …”.

Rafael Ricardo Robles tiene una espina clavada: “Duele y jode que nadie te haya pedido aún perdón después de tantos años”.

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martes, 29 de julio de 2008

Machismo5: POLÍTICA

Esto que vas a leer no es el Islam. Es una interpretación del Islam.

Tampoco es una organización de la sociedad en clave exclusivamente religiosa. Es una organización machista de la sociedad.

El valor más elemental que se observa en un mundo humano es el de la libertad. Luego vendrán la igualdad, la justicia y la solidaridad. Pero en esto que vas a leer no hay ni libertad.

Piénsalo bien, no sea que luego sea ya tarde.


Artículo publicado en El País, el 29 de julio de 2008.


Clérigos de Yemen vetan que las mujeres sea elegidas diputadas

Organizaciones femeninas piden al Parlamento de Sanaa que rechace la fetua


I. CEMBRERO - Madrid - 29/07/2008

El presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, pretende sacar a su país del deshonroso puesto que ocupa por la representación femenina en sus instituciones. En su Parlamento sólo hay una diputada, lo que le sitúa en la cola de cuantos países árabes poseen esa institución. Saleh ha propuesto aprobar una ley que reserve el 15% de los escaños a las mujeres en las elecciones legislativas de 2009, un porcentaje inferior al de países como Marruecos o Jordania, pero el clero musulmán maldice la iniciativa. Con la mezquita hemos topado.

“Todo esto nos aterra y nos lleva a un Estado teocrático”, denuncia Mashoor. Reunidos a mediados de mes en Sanaa, la capital, unos 2.000 clérigos, políticos conservadores y jefes tribales declararon que la participación de las mujeres en política es haram (pecado). Los religiosos eruditos redactaron incluso una fetua (edicto islámico) que prohíbe la concurrencia de candidatas a las elecciones.

“Advertimos de que abrir la puerta a las mujeres significa que saldrán de sus casas y se mezclaran con hombres”, reza un opúsculo distribuido durante la conferencia. “Si salen de sus hogares y coinciden con hombres en los lugares de trabajo, surgirán relaciones al margen del matrimonio, situaciones indecentes, adulterio e hijos ilegales”.

“Para que el barco [de Yemen] no se hunda” era el eslogan de la conferencia que organizó el político islamista Abdelmajeed al Zindani, considerado por EE UU como proveedor de fondos de organizaciones terroristas. Para evitar el “naufragio”, los asistentes decidieron la creación de un comité para la promoción de la virtud y la prevención del vicio dirigido por 42 clérigos y cuyos agentes recorrerán las calles y locales públicos en busca de “comportamientos indecentes”. Se encargarán de señalarlos a la policía, porque no podrán practicar detenciones, según precisó el viceministro de Orientación Religiosa, Hasan Abdulá al Cheik. En Arabia Saudí existe una fuerza pública con el mismo cometido, pero con mayores poderes.

El vicio consiste, según un primer catálogo aprobado en la conferencia, en consumir alcohol, asistir a desfiles de moda, bailar con personas de sexo opuesto, cantar en público para las mujeres, enviar a las chicas a estudiar al extranjero sin que las acompañe un varón de su familia que las vigile, etcétera.

“Todo esto nos asusta y nos conduce hacia un Estado teocrático”, declaraba al diario The Yemen Observer Hooriah Mashoor, vicepresidenta del Comité Nacional de Mujeres, un organismo oficial. Junto con la Unión de Mujeres Yemeníes, una ONG privada, están llevando a cabo una campaña para frenar el ímpetu islamista.

“Queremos que el Parlamento condene explícitamente esta fetua, porque constituye un ataque contra las libertades públicas y privadas”, afirma Ramziah al Eryani, presidenta de la Unión de Mujeres. Pidió cita al presidente del Parlamento, Yahya al Raie, para solicitarle ese pronunciamiento. La fijó para el domingo, pero después la aplazó sine die. No es seguro que el Parlamento recoja sus aspiraciones. La institución tiene un cariz cada vez más conservador. La comisión parlamentaria de la sharía islámica, que comprueba la conformidad de las leyes con la religión musulmana, ha rechazado una enmienda del Gobierno que hubiese equiparado las indemnizaciones por muerte accidental de una mujer con las que perciben los familiares si el fallecido es un hombre. Actualmente, la compensación por el varón duplica a la de la mujer. El Parlamento se dispone además a aprobar una ley que prevé un año de cárcel para los hombres y mujeres que se reúnan a solas sin que existan entre ellos lazos familiares. Cuando entre en vigor, ningún hombre podrá dar, por ejemplo, clases particulares a una mujer sin que ésta esté acompañada. Las mujeres tampoco podrán tomar taxis.




lunes, 28 de julio de 2008

¿En qué consiste actuar como un ser humano? 1

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- La falta de cariño embrutece a quien la sufre. Esto es un hecho.

- Sí, pero a mí no me afecta.

- Pero ¿tú no eres un ser humano?


domingo, 27 de julio de 2008

Saber es poder, pero, también, querer es poder

El ser humano está dotado de razón. Con la razón puede descubrir lo que vale y lo que no vale.



Pero no basta con eso. Es necesaria la voluntad para decidir hacer real lo que vale o lo que no vale.



Y todos somos discapacitados.








viernes, 25 de julio de 2008

Madrid. La noche en blanco

El próximo 13 de septiembre de 2008 se va a celebrar de nuevo en Madrid La noche en blanco. Es un proyecto europeo que engloba a ciudades como París, Bruselas, Roma, Riga, Bucarest y La Valleta.

Se trata de una noche festiva que busca desde las 21 horas hasta las 7 de la mañana, o hasta cuando cada uno quiera, que los ciudadanos vivan la ciudad de forma abierta y participativa a través del arte y de la cultura. Se pueden ver por dentro edificios y en la propia calle se producen espectáculos variados.

Puedes encontrar más información, suscribirte a las novedades e incluso apuntarte al voluntariado que colabora con la organización en la siguiente dirección http://www.esmadrid.com/lanocheenblanco/es/lanocheenblanco

Esperanza

Para Falsirego, degustadora de juegos del lenguaje.


Cuando me ocurrió esto que te cuento, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo, era sólo ministra de Educación, pero ya se la veía encaminarse hacia las altas cumbres de las montañas nevadas. Ya entonces también ese tonillo de maestra de escuela acostumbrada a adoctrinar a niños obedientes se le notaba, y se te quedaba en la sensibilidad como cuando escuchas más de dos veces la canción del verano y no hay manera de sacártela de los adentros. Estaba ya muy presente en nuestras vidas Esperanza Aguirre.

Una noche soñé con ella. No creo que fuera exactamente un sueño. Fue, más bien, una aparición en ese estado de duermevela en el que a veces te encuentras sin quererlo, intentando dormir, atrapado por pensamientos más o menos fantasmagóricos, más o menos deformados, pero siempre vividos con tanto interés. Se me apareció Esperanza Aguirre, con su melena rubia y su sonrisa morena, esa sonrisa mecánica, siempre igual a sí misma, que parece ocultar en su boca, para soltarlo en cuanto acabe de sonreír, un pensamiento color caqui, con un par de tacos apropiados y la expresión “… te vas a enterar…” incluidos.

Estuvo poco tiempo, la verdad. Fue una aparición fugaz y aún no he tenido la ocasión de agradecérselo. Pero me dejó como regalo, su mejor huella, aquello que se le da a cualquiera como su seña de identidad, lo más suyo: su nombre. Me quedé con “Esperanza”. Recuerdo que venía con letras de neón color blanco sobre fondo negro. ¡Qué claro se veía aquello! ¡Y qué poco podía dormir yo con tanta claridad! “Esperanza” estaba delante de mí en la cama y yo, que sólo era la mitad de mi yo porque la otra mitad estaba como anestesiada dentro de mí mismo, no podía hacer nada.

Yo creo que, en las situaciones sobrevenidas y que te sobrepasan, cada cual echa mano de sus resortes más habituales para tratar de salir adelante como sea. Evidentemente, yo no iba a buscar el interruptor que apagara aquellas luces, ni iba a luchar denodadamente con algún arma contundente, porque no tendría la menor idea de cómo hacerlo, contra semejante aparición. Hice aquello a lo que más acostumbrado estoy: me puse a analizar la situación, aunque fuera en aquellas circunstancias tan adversas que me hacían estar en inferioridad de condiciones.

La situación se reducía a un nombre: “Esperanza”. Un nombre rotundo, de cuatro sílabas, de los que les gusta pronunciar a los políticos, porque un nombre largo parece que tiene más importancia y más solemnidad que uno corto, aunque en muchas ocasiones con el largo se introduzcan, sin saberlo, en el terreno de los disparates. “Climatología”, por ejemplo, es mucho más impresionante que el pobrecito “clima”, pero claro, un “clima frío” tiene un humilde sentido, cosa de la que carece, en cambio, una “climatología fría”. “Esperanza” es un nombre soberbio, maduro, terminado, que impone respeto, que tiene presente e incluso apunta al futuro. No terminaba yo de comprender por qué la llamaban “Espe”. Ella, que es una fuerza de la naturaleza, que sería omnisciente y omnipresente y, a ser posible, omnipotente, si no fuera porque éstos se consideran atributos divinos, era tratada, sin embargo, en contra de lo razonable, con un diminutivo impropio de su persona. Aquello no me parecía lógico. Algo debía de haber detrás de aquel contrasentido.

No dormí. No pude dormir hasta conseguir desvelar el misterio que encerraba aquel nombre sobre el que parecía que había incidido la espada poderosa de algún ángel, no sé si de los buenos o de los malos, y lo había partido en dos. Yo estaba recostado sobre mi lado izquierdo, que es la postura en la que sobrevienen todas las pesadillas, así que me di la vuelta y me apoyé en el lado derecho, que es desde donde se ven más claras las cosas (en la cama). Desde el lado izquierdo, yo veía en primer lugar el “Espe”, y eso fue lo que me recordó que era llamada así por sus cortesanos. Desde el lado derecho me venía más a mano el “ranza” que quedaba como descolgado e inservible, como si fuera un complemento con funciones de adorno.

Yo creo que fue un arrebato árabe, o, quizás, que puestos a ver las cosas desde la derecha hay que ser coherentes. Pero fue así como lo vi. Me di cuenta de que “Espe” es el resultado de un mecanismo de defensa ante la intromisión en su personalidad de un elemento distinto de ella misma, pero que ella lleva consigo como si fuera un bolso de Prada o un pañuelo de Hermès, sin soltarlo, sin que se note, pero bien dentro y como disimulado para que casi nadie lo advierta. De hecho, de día y despierto, este asaltante trasero no se ve, pero de noche, teniendo la precaución de haber dejado el sentido común junto a las zapatillas y habiendo recobrado toda la frescura infantil que puede albergar un adulto insomne, se ve cómo el espíritu de Esperanza Aguirre y Gil de Biedma es bifronte y se parece a esos trenes Ave que se ven pasar de lejos por el campo, con una locomotora delante y otra detrás que apunta en sentido contrario. Esperanza es una, pero su nombre encierra dentro de sí la Santísima Dualidad. Sólo hay que volverse del lado derecho, fijarse bien en su nombre, y leer como leería un árabe o como pensaría un súbdito suyo: desde la derecha. Aparecerá enseguida el Otro.
Manuel Casal

jueves, 24 de julio de 2008

Alicante. OTROS PLACERES

¿Qué ofrece Alicante que no encuentres en otros sitios? Pues, en principio, que la ciudad es animada, cómoda de transitar, con gente que viene y va, y eso ya es algo que no se da en todas partes. Pero parece también una ciudad muy neoliberal, en donde hay veces en las que vale todo y en donde hay que andar con siete ojos para que no te den gato por liebre. Baste como ejemplo el hecho de que en una semana escasa de estancia tuve que mandar revisar tres facturas, en el campo de la hostelería, porque me querían cobrar de más. En una de las ocasiones incluso intentaron no hacerme caso. Es una pena que una ciudad tan agradable se autodegrade de esta manera.

En Alicante hay mucha gente que hace la vida en la calle: come en la calle, pasea, va a la playa, se sienta en las innumerables terrazas. Mi amiga Mamen me ha dicho en varias ocasiones que, a partir de los cuarenta, el estómago empieza a funcionar con algunos problemas. Yo, que llevo ya bastantes años justamente en esa edad, lo he comprobado en varias ocasiones. Por eso me veo obligado a mirar para otro lado siempre que observo en las terrazas a individuos comiéndose, a cualquier hora del día o de la noche, una paella aceitosa que promete no dejarse digerir en al menos cuarenta y ocho horas. La calle Mayor y el Puerto están llenos de semejantes valientes.

En asuntos del comer, Alicante tiene algunos templos de visita obligada para llevar a cabo en ellos rezos prolongados. Para mi gusto, la catedral es el Nou Manolín, junto con su ermita delegada, el Piripi. Son capaces de hacer allí buenos arroces, como el de conejo con caracoles, buenos guisos, buenos pescados y buenos mariscos, aunque la limosna que hay que dar por estos últimos bichos te deja temblando el bolsillo y la existencia. Las gambas que tienen allí son sobrenaturales y las cigalas hasta parecen guapas. Mención aparte merece el jamón, no sólo porque es de la primera marca nacional en jamones –Joselito, de Guijuelo-, sino porque te lo ponen acompañados de unas rebanaditas finas de pan tostado, con aceite y tomate, que es lo que le hace falta al jamón para ir con traje de gala por la vida. Como hayas caído en la tentación de tomar las gambas, a la hora de pagar tendrás que decir necesariamente “¡joder!” cuando veas la cuenta. Si ha podido más en ti, por ejemplo, la excusa de que hay que cuidar el ácido úrico y no has pedido las gambitas (algunas no caben en la palma de una mano), entonces no te parecerá demasiado caro, sobre todo si lo comparas con las limosnas que te piden en otros templos por rezos mucho menos interesantes. La barra del local es también impresionante, pero no más barata y, además, las barras están para lo que están, no para comer allí cualquier cosa que necesite trabajos más arduos que el de llevarse fácilmente algo pequeño a la boca. Pero de eso hablaremos otro día.

Otro templo interesante es el Senzone, el bar y restaurante del Hotel Hospes Amerigo. Desde mi punto de vista es la barra de bar más cómoda que he visto nunca. Todo el lugar es de diseño, pero la barra tiene los taburetes a la altura adecuada para que, estando sentados en ellos, se puedan poner los pies en un escalón que tienen bajo la barra, con lo que quedas en un estado tal que se te quitan los deseos de salir de allí. El bar funciona como bar de tapas, de vinos por copas e, incluso, de menú del día. No te regalan nada, pero tampoco es una exageración de caro. Es uno de los sitios, sin embargo, en donde tienes que acordarte bien de los precios que aparecen en la carta y llevarte una buena lupa para comprobar que son los mismos que aparecen en la factura. Resulta, además, incomprensible cómo un sitio de estas características tiene una música tan horrible, más propia de quinceañeros sordos que de los clientes que encuentras por allí.

El Senzone funciona también como hotel (muy caro) y tiene unas instalaciones espléndidas. En verano, los jueves, viernes y sábados usan la azotea del 4º piso como restaurante para cenas. Un bufé libre de ensaladas y gazpachos, un plato de pescado o carne más un postre cuestan 30 €, sin vino. Desde Madrid, no parece muy caro. Desde Alicante, es posible que sí, no lo sé. Tiene esta azotea unas vistas muy bonitas de la ciudad, proyectan vídeos sobre la pared de un edificio vecino y puedes tomarte luego una copa en una zona chillout. Es considerada como una de las terrazas más in, o chic o cool de España. (Observa, lector, cómo los calificativos ayudan a definir al sustantivo. En este caso no se podría decir, por ejemplo, que la terraza es guay, ni mucho menos que es cojonuda. Tampoco es pija. Es justamente lo que he dicho).

No hablaré de los sitios que no merecen mucho la pena, que son casi igual de caros que los anteriores, pero que te dan un servicio muy malo. Sólo citaré un bar de copas que es el mejor de los que conozco en Alicante y que suele estar más bien vacío. Es el NiC, en la calle Castaños, junto al Nou Manolín. Pueden prepararte allí 7 versiones del Gin Tonic y una de ellas ha ganado ya tres premios de coctelería, tanto en España como en Francia. Una simple caña de cerveza puede ser mejor tirada, mejor acompañada y más barata aquí que en cualquiera de los bares que suelen estar rebosando de gente. Y te la puedes tomar cómodamente sentado, con aire fresco y leyendo el periódico.

Y hay mucho más en Alicante, lo que ocurre es que ni el tiempo ni el bolsillo han dado para más. Y, además, ya he dicho lo que mi amiga Mamen me había advertido sobre el funcionamiento del estómago, así que no era cuestión de tentar la fortuna. Otro año se verá más.
Manuel Casal

martes, 22 de julio de 2008

La desnudez

Para Naima, que lo entenderá bien.
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En el último número de Babelia, el del 19 de julio de 2008, se publica una entrevista con Frédéric Beigbeder, autor del libro Socorro, perdón, publicado recientemente en la editorial Anagrama. En la entrevista, el autor declara algo que entronca con lo publicado en este mismo blog, el 12 de julio de 2008, bajo el epígrafe de ‘Amor’, y también con una conversación que tuve posteriormente con Naima Benaicha. El tema es el desvelamiento, la desnudez o, mejor, el desnudarse que supone muchas veces el expresar ante un auditorio, aunque sea pequeño, las opiniones propias. No es lo mismo hablar, por ejemplo, de una verdad matemática, que manifestar lo que uno piensa sobre determinado tema ante un público que o no conoces o no sabes qué le va a parecer lo que dices o cómo te va a juzgar. Puede que en este caso te sobrevenga la sensación de desnudez, de estar todo tú, pero sólo tú, ante el mundo. Pero también, como siempre que estás desnudo con alguien, eso te une mucho. Posiblemente nos unimos a las personas en la medida en que nos desnudamos vitalmente juntos.

Lo que ocurre es que a mí me parece que Frédéric Beigbeder es, por lo menos, un pelín tramposo. Como se puede ver en la foto, se desnuda en seco y con un pedazo de libro descomunal que le cubre las partes habitualmente menos desnudas. Es un escritor que crea un personaje y, luego, lo desnuda, pero él se queda cubierto. Así consuma la trampa. Yo creo que lo dice bien claro:

Un escritor debe correr el riesgo de desnudarse; ésta es una época en que la literatura debe romper las reglas de lo bien visto por la sociedad. Amo la literatura de confesión. Pero nunca hay un Frédéric en mis novelas; hay un Marc o un Octave. Uso mi intimidad dentro de unos acontecimientos ficticios. Soy y no soy”.

O sea, que yo creo que se queda a medio desnudar.


Manuel Casal

Alicante. LOS PLACERES DE LA MENTE

He vuelto de Alicante. Fui con Yolanda a la tercera edición de los Cursos de verano que, en la Universidad Rafael Altamira, organizan los profesores y amigos Luis F. Bernabé y Eva Lapiedra, del Área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante. Esta Universidad tiene uno de los campus más bonitos y mejor planificados de Europa. Posee una extensión de un millón de metros cuadrados y un diseño de edificios y de paisajes que hacen extremadamente agradable encontrarse allí y contemplar su belleza.


Este año el curso versaba sobre “El Islam y occidente: encuentros, desencuentros e identidades” y ha resultado tan interesante como los de los años anteriores, en los que los temas fueron “Belleza, lujo y placer en el Islam” y “La mujer y el Islam: una visión plural”. Creo que la sola cita de los títulos de estos cursos puede hacer que el lector se forme una idea del atractivo de los mismos.

No necesito convencerme de que algo a lo que pueda denominarse la realidad no existe. Lo interesante es observar cómo cada uno se forma su propia realidad, porque lo que hay lo ve y lo interpreta desde su propia subjetividad. Algunos incluso no ven nada. Y otros tienen una subjetividad tan interesada, que su realidad resulta unas veces previsible, otras, parcial, y en algunas ocasiones hasta ridícula. Lo digo porque hoy el Islam se vive de múltiples maneras y se interpreta como a cada cual le parece, a veces en clave de peligro, o de amenaza, o de cerrazón de mente, o de pobreza, o de invasión, o incluso de terrorismo. Luis y Eva llevan tiempo intentando mostrar la cara del Islam que no aparece en los medios de comunicación, ni en los peculiares imaginarios populares, ni en los prejuicios con los que tantas veces nos formamos los tópicos tantos ciudadanos. Y, a juzgar por la afluencia de alumnos que acuden todos los años a estas citas, deben ser considerados ambos como artífices de un acercamiento cultural y humano y como afortunados promotores de un conocimiento del otro, en este caso, del Islam, que se hace tan necesario para que pueda haber en la sociedad un diálogo creativo y eficaz y una convivencia en paz.

No hemos faltado a ninguna de las citas hasta ahora. Y el espíritu de estos cursos lo noto luego en mi relación con los alumnos árabes y musulmanes que tengo. Constituyen éstos un mundo difícil de tratar, no porque sean árabes ni musulmanes, sino seguramente por las condiciones sociales, económicas y culturales en las que viven. ¡Cómo me gustaría poder y saber transmitir la expresión que aparece en los ojos de un alumno marroquí, por ejemplo, cuando le haces ver que conoces algo de su cultura y, sobre todo, que la valoras, que la respetas y que la separas del tópico xenófobo, racista e ignorante que tanto abunda en la sociedad! Cuando esto ocurre, siempre me acuerdo de Luis y de Eva, de su enorme trabajo de organización de estos cursos, de su cansancio disimulado en el mes de julio y de que puede que ellos no sospechen las positivas consecuencias de lo que hacen.



El curso contó con una amplia representación de profesores que protagonizaron intervenciones y dieron pie a debates interesantísimos. Por ejemplo, la profesora Montserrat Abumalham, de la UCM, habló de los distintos Islames que podemos encontrar en Europa. El propio Luis F. Bernabé hizo un espléndido recorrido histórico por las distintas visiones deformadas entre el Islam y el Cristianismo en la historia. El paso del saber del Islam a Occidente fue tratado por el profesor Víctor Pallejá, de la UA. Eva Lapiedra aplicó su enorme capacidad de análisis a los diversos tipos de contactos habidos entre musulmanes y cristianos, tanto los pacíficos como los realizados en clave de guerras. El profesor Hany Muhammad El-Eryan El-Bassal, de la UA, deleitó a los asistentes con el análisis de dos libros de viajeros musulmanes, uno realizado a Al-Andalus y el otro a París. El historiador Juan Antonio Barrio, de la UA, presentó una experiencia que resultaría interesantísima: la visión de dos películas que mostraban ambas la historia de Saladino, pero una realizada en Occidente y la otra, en Egipto. Pocas veces se está en situación de comparar ambos puntos de vista desde el ámbito cinematográfico. La intervención de Luis Delgado, músico y musicólogo, fue, como siempre, una muestra de que lo bueno se muestra en esta vida siempre acompañado de lo efímero. La gozada intelectual que supone escuchar lo que este hombre dice y las muestras musicales que ofrece posiblemente sea sólo comparable con la experiencia de escuchar a un poeta recitando bien unos buenos versos. Uno de los puntos fuertes del curso fue la intervención del catedrático de la Universidad de El Cairo, Consejero cultural de la Embajada y Director del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, Abd Al-Fattah Awad. Su ponencia versó sobre un tema poco tratado, el de las occidentalofobias desde el mundo árabe y los malentendidos que se han ido generando entre ambas culturas. La situación de los musulmanes, inmigrantes o no, en la España de hoy fue tratada por el profesor de la Universidad Rovira i Virgili, Jordi Moreras, por el Subdirector General de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa, Juan Ferreiro, por el presidente de la Junta Islámica Catalana, Abdennur Prado, y por la mediadora intercultural Naima Benaicha. El debate que se originó al final fue muy interesante, al igual que lo fue el que tuvo lugar al día siguiente, después de que el tema de las islamofobias en España y en Europa fuera tratado por Fernando Bravo López, de la UAM, y el de la situación de las mujeres musulmanas inmigrantes, por la mediadora social Siham Ater.

Programa amplio y complejo que me dejó un buen sabor de boca y, sobre todo, una sensación de que el tiempo había pasado muy deprisa y de que el curso podía haber durado más tiempo sin que nadie se hubiera cansado de seguir. Una de las cosas buenas de estos cursos es que los organizadores logran dotarlos de un contenido y de un nivel muy atractivos y, a la vez, saben generar un ambiente en el que la participación y el diálogo se hacen fáciles y de interés.



A pesar de que dos días estuvo lloviendo y de que me equivoqué haciendo la reserva del hotel, uno vuelve de Alicante pensando en que ya falta menos para el curso siguiente. Y esto creo que es significativo.


Manuel Casal

domingo, 20 de julio de 2008

Machismo4: BESOS

Con el post sobre la fiesta de la visibilidad lésbica quería yo contribuir a que se contemplara con naturalidad lo que no tiene por qué no ser natural.

Mira por dónde, hoy, 20 de julio de 2008, leo en la edición de Madrid del diario El País un artículo, firmado por Jesús Ruiz Mantilla, en donde se relata el suceso acaecido en Casa Parrondo, una tasca del centro de Madrid, y sufrido por dos mujeres que osaron darse un beso en la citada tasca. El texto completo se puede ver en la siguiente dirección http://www.elpais.com/articulo/madrid/Dame/beso/Parrondo/elpepiespmad/20080720elpmad_8/Tes/

Pongo aquí un resumen del mismo que me parece suficiente para hacernos una idea de lo que habita en el país.



"El jueves que viene regresarán los muerdos a la puerta de Casa Parrondo. Allí estaremos, puntuales, como esta pasada semana. Después de que el dueño de la sidrería echara a patadas a dos mujeres por besarse en la boca, habrá que presentarse por el local a escanciar unos buenos rechupetones en los morros.
No deberíamos admitir ni un solo ataque más contra nuestras libertades conquistadas. El hombre, animalito, las puso en la calle al lindo y civilizado grito de: ¡Guarras! ¡Putas! ¡Este lugar no es para vosotras y lo que os pasa es que no habéis conocido nunca una buena polla..! Hay que decirlo todo seguido porque si no, no te sale humo de la cabeza ni se te inyecta pura sangre española en los ojos.

Yo me plantaría todos los jueves delante del local hasta que el hombre saliera y nos diera un beso a todos y a todas las miembras y los miembros de la protesta. Un buen pico que le hiciera entrar en dimensiones desconocidas, un señor morreo con lengua que acabe con sonoros besazos de ventosa por toda la cara mientras cantamos All you need is love y Asturias patria querida.




Pero antes habría que enseñarle. El pobre Nicolás Parrondo sufre sin duda serios problemas de afecto. Deberíamos hacer un esfuerzo por comprender estas cosas. Si no, fíjense en los detalles que esgrime en su defensa. Dice que las dos buenas mujeres se sacaron una teta y que consumieron drogas. Imaginen el sainete. Lo primero, no creo que le asuste tanto. Salvo que viera en el gesto de los pezones al aire su ración de impertinente indirecta: la sugerencia de mejorar los ingredientes nocivos que le debe echar al arroz con leche. De lo segundo, que no se haga el estrecho porque entiende. ¿Hay mayor estupefaciente en este mundo que una fabada como Dios y la Santina mandan o un buen Cabrales?

Pero yo le pediría al amigo Nicolás Parrondo, antes de que desinfectara el local de grasaza y limpiara el suelo de serrín, palillos y cáscaras de mejillones, que arrojara las telarañas por un desfiladero. Es difícil. Hay que hacerse cargo. Más en un país en el que los popes del pensamiento Cromagnon confunden los términos. (…)

Pero altercados como el de Casa Parrondo empiezan a ser sólo anécdotas en este maravilloso Madrid, una ciudad que, por mucho que algunos se empeñen en cerrar como coto ultramontano, se abre cada día más, vive a fondo una sana libertad. Hace poco tiempo, Parrondo no hubiese tenido que soportar el presunto insulto de un beso entre las cuatro paredes grasientas y cutres de su cantinorra. Dos mujeres no se habrían morreado en público. Hoy, el prototabernero se ve obligado a aguantar que le digan basta a las puertas de su casa.




Vamos por buen camino. No deberíamos admitir ni un solo ataque más contra nuestras libertades conquistadas. No hay que ceder ni un milímetro, ni un gramo en los derechos que nos hacen más iguales y más felices. Hasta que cada sujeto por civilizar consienta en la calle sencillas muestras de amor, mucho más saludables y edificantes que sus vicios y su querencia por la zopenca intolerancia. Así que, anda, bobo, no seas tímido, déjate llevar, no te me amargues y... ¡Dame un beso, Parrondo!"