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lunes, 2 de septiembre de 2013

Buenos días. Juventud





La juventud se nota cuando, por mucho que hagas, ves con claridad que siempre hay mucho más por hacer. Buenos días.

sábado, 10 de agosto de 2013

Buenas noches. Instinto asesino.

La juventud y la vejez no tienen gran cosa que ver con la edad. Hay jóvenes de mucha edad y viejos de pocos años.

El joven tiene ganas de vivir y de construir un mundo bueno. El viejo perdió ya la ilusión.

Lo peor de la vejez no es que no quiera vivir, sino que intenta matar la vida. Hay un inhumano instinto asesino en la vejez. Buenas noches.

viernes, 12 de julio de 2013

Buenos días. El artista y la guerra




El artista es un creador. Su mundo es ajeno a la paz. La guerra de dar a luz continuamente lo mantiene vivo, le hace crecer, evolucionar y ser siempre más de lo que es. El artista no para, no se para. El verdadero artista tendrá más edad, pero no envejecerá. La tensión creadora que le da la vida le hace ser también joven y lo mantiene vivo. El artista es siempre un ser diferente que invita a los demás a ser también diferentes, a ser ellos mismos. Como hace cualquiera que lleve una vida buena. Buenos días.

martes, 9 de julio de 2013

Buenas noches. Cuerpo y mente




La materia envejece sin remedio, pero la mente no tiene por qué hacerlo. Eres un cuerpo, un cuerpo vivo y hermoso, sea cual sea la edad que tengas. Tu cuerpo es sensible al paso del tiempo y poco a poco irá perdiendo capacidades. Cuenta con ello. Y, sin embargo, tu mente no tiene por qué ir yendo, como el cuerpo, a menos. Esto es lo grandioso, lo peculiar, lo trabajoso del ser humano. Eres también una mente que crece cuando se rejuvenece. La mente necesita apertura, disponibilidad, aprendizaje, frescura, estímulos, diálogo, dudas, alegría, cariño, pensamiento, sentimiento, diversión, lectura. La mente no sale del estado de niñez que le lleva a desear permanentemente conquistar su juventud. La mente pide un trabajo diario de puesta a punto.

La meta del ser humano es la ancianidad: un cuerpo gastado y una mente fresca. Hay quienes se empeñan en pararse pronto y conformarse con la vejez: un cuerpo gastado y una mente rancia y ajada. Tu elección la tienes que hacer a cada momento.

Relaja ahora tu cuerpo para que no le impida despedirse a la mente. Recuerda a tus seres queridos. Deséales lo mejor y regálales una sonrisa rellena de cariño. Seguro que mañana la vida te sonreirá a ti. Buenas noches.

martes, 21 de mayo de 2013

Buenos días. Juventud y vejez




La juventud. Me ha dolido el juicio que una amiga joven ha efectuado sobre mí. Creo que ha sido precipitado, poco contrastado, poco razonado y, lamentablemente, indirecto. No me ha dicho nada a la cara. Eso me ha decepcionado mucho, aunque estoy dispuesto a olvidarlo si ella quiere. En todo caso, nunca desecharé la posibilidad de que tenga razón.

La vejez. He estado un buen rato con un compañero que ha envejecido. La experiencia ha sido tremenda. Triste por él y esclarecedora para mí. Lo he escuchado con atención. Me ha contado lo mismo varias veces. Una vez lo invité a ver a un gran artista de su país y me lo recordó agradecido en varias ocasiones. Hoy ya no se acordaba. El caballo de la vejez galopa a gran velocidad hacia nosotros y no vale de nada mirar hacia otro lado.

Hoy tenemos que vivir. Tú y yo. No pierdas el tiempo juzgando. Yo te quiero mucho más a ti que lo que tú sospechas mientras te desahogas en juicios sin futuro. Aprovechemos el tiempo. Hoy estamos bien y tenemos que llenar el día de vida, pero hasta que rebose. Aprende el arte de vivir y cuéntanoslo a los que es posible que no lo dominemos. Haz reír y no hagas llorar. Sé mejor de lo que eres y no te vengas abajo. Buenos días.

viernes, 15 de marzo de 2013

Buenos días. Juventud




Nuestra mente es una estructura como la que se ve en los edificios cuando empieza su construcción: columnas, vigas, aristas de cubos entrelazadas entre sí sobre las que descansará todo lo que allí ocurra.

Pero si esa estructura mental no se llena de contenido humano, de vida social, de relaciones con personas y con cosas, la mente se queda vacía, se anquilosa y se viene abajo, como esos edificios en ruinas que se llenan de hierbas absurdas y que se convierten en inútiles moles de cemento.

Las mentes viejas, que pueden darse a cualquier edad, están vacías y tienen las puertas cerradas para que en ellas no entre nadie. Hay que abrir los ojos y los oídos y los brazos y entrar en contacto, a fuerza de cariño y de actitudes razonables, con todos y todo lo que nos rodea. Es posible que en eso consista la juventud. Buenos días.

martes, 4 de diciembre de 2012

Lo que se ve. Ante la novedad




Si te fijas bien, las mentes viejas, sea cual sea la edad que tengan, se alegran sólo cuando reconocen lo que ya saben. Tienen la puerta cerrada a la evolución y se refugian en las cuatro cosas que conocen y que consideran únicas y absolutamente verdaderas. En cambio, una mente joven, sea cual sea la edad que tenga, cuando se alegra es cuando conoce algo nuevo, algo que no sabía. Eso le hace, avanzar, crecer, ser más. A aquéllos la vida ya no tiene nada que decirles. Para éstos, la vida es un continuo descubrimiento.

jueves, 28 de junio de 2012

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mundo



El viejo cree que sólo hay un mundo posible.

El joven cree que es imposible seguir con este mundo.

lunes, 10 de octubre de 2011

Arrugas




De tanto reírme se me arrugó la piel de los ojos y me salieron patas de gallo.

De tanto mirar, insomne, en la noche, me salieron bolsas en los ojos.

De tanto preocuparme por lo que ocurría se me arrugó el entrecejo.

De tanto sorprenderme por la vida, se me arrugó la frente.

De tanto tocar y tocarte se me arrugaron las manos.

De tanto vivir se me arrugaron y se me cayeron las carnes de los brazos, de los pechos, de los muslos, de las nalgas.

Pero, con todas las carnes arrugadas, caídas y estropeadas, yo era joven, era feliz y tenía todas las ganas del mundo de vivir.

Un día se me arrugó la mirada y se me cayeron las carnes de la sonrisa. Y ese día, trágicamente, envejecí.

No mucho tiempo después noté que se me había arrugado el alma y que se me habían caído las carnes de la ilusión. A los pocos días, me morí.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los jóvenes y el futuro. José Luis Sampedro en POR / 1


Lo escribió mi amiga P. y yo lo leí:
“Ahora el país se va vaciando poco a poco, y llega el tiempo de que todos los movimientos sociales les hagan ver a los que tienen el poder, que el poder real, el de la juventud, se les escapa poco a poco de las manos.”
Me recordó lo que yo pensaba cuando estudiaba en la Facultad y veía a unos cuantos estudiantes extranjeros formándose en diversos campos. Unos volverán a sus países y serán ministros allí, imaginaba yo, pero muchos se quedarán aquí y vaciarán sus países de las mejores cabezas nacidas en él. Algo parecido veía yo luego en los Institutos. Multitud de jóvenes de otros países conociendo una cultura inaccesible e inexistente en sus países de origen que no revertirá en sus pueblos. Ahora veo impactado que lo mismo ocurre con los jóvenes de nuestro país. El nomadismo vital se está apoderando de la juventud en este mundo global. Este mundo global que es peor que el precedente, que tiene en su seno una brecha brutal entre los que tienen y los que no tienen, que ya no se arregla con limosnas ni con donaciones, sino con cambios estructurales que los poderes no quieren hacer y que los no poderosos necesitan para vivir. Sin embargo, ya decía José Luis Sampedro que los jóvenes son el futuro. El problema es que, si todos los futuros hay que construirlos, el que se avecina va a ser aún más duro de que se haga realidad.

La situación actual no es fácil de entender. No me refiero a los efectos, sino a las causas y a los procedimientos para cambiar esos efectos, para cambiar la situación. Dentro de esa oscuridad vital, alguna luz me parece ver a lo lejos, esa que dice que o te pones a construir un futuro nuevo o no hay futuro. Uno de los problemas es el de cómo se construye ese nuevo mundo.

Mientras me aclaro, prefiero oír las voces de quienes han hablado con sentido, con honradez y con sentido de lo social. Empezaremos por el propio José Luis Sampedro, persona a la que siempre hay que escuchar pensando con detenimiento sobre lo que dice.




lunes, 15 de agosto de 2011

Ser joven




Me pide Sandra que le diga en qué creo yo que consiste ser joven. Voy a ver si se lo puedo decir con brevedad.

Todo es relativo. Es verdad que la biología nos lleva al final y nunca vuelve hacia atrás. Pero hay muchas maneras de llegar a la meta y una de ellas es la que te hace llegar habiendo vivido de manera joven.

Ser joven consiste, en primer lugar, en tratar de atender al cuerpo. Un cuerpo descuidado envejece pronto. Si haces ejercicio, si cuidas la alimentación, si tratas bien tu cabello y tu piel, si no fumas, si tienes cuidado con el sol, si no mantienes durante mucho tiempo posturas peligrosas, si buscas la risa y eres capaz de llorar, es posible que tu cuerpo se mantenga más fresco que si no lo haces.

Es verdad, sin embargo, que no somos sólo cuerpo. Tenemos ojos, pero la mirada es más importante que ellos. Tenemos boca, pero lo que te hace ser tú es tu sonrisa. Tenemos manos, pero lo que las convierte en humanas es lo que hagas con ellas. Y esto y tantas otras cosas dependen de tu mente. Una mente joven es radicalmente distinta de una mente vieja. Tu vida concreta depende en buena medida de tus ideas. Si quieres ser joven, convéncete de que no existe la verdad, que lo tuyo no es más que una aproximación, pero que tienes que contar con muchas otras aproximaciones distintas de la tuya. Esto te liberará de la ingrata tarea de tener que defender tus pensamientos contra viento y marea. No te ocupes en explicar nada. Lo que tienes que hacer es aprender. Aprender siempre y de todo. No vayas dando lecciones por ahí, sobre todo, si no te las piden. Instálate en la duda. Toda convicción es siempre, aunque te empeñes en lo contrario, transitoria. Mantén tu mente abierta, si quieres crecer. En una mente cerrada no entra el aire fresco y la tristeza y el vacío se apoderarán de ella. Usa la razón. Hay dos cosas que tienes que hacer en la vida: conocer y actuar. La razón te debe llevar a conocer lo más posible. Huye de la ignorancia, porque te paralizará. Sólo sabiendo podrás sobrevivir bien. Y procura actuar bien, eligiendo siempre lo más conveniente. Analiza los elementos que intervienen en cada hecho, prevé las consecuencias de lo que quieres hacer, no hagas nunca nada como si estuvieras sola. El mundo es el mundo de todos. El viejo cree que el mundo es suyo y que todos deberían actuar como actúa él. Usa la razón, te digo, pero sin olvidar que tenemos también sentimientos. Los tuyos los debes expresar, y los de los demás los debes respetar.

No basta con tener un cuerpo cuidado y una mente preparada: somos seres sociales. Vivir es establecer determinadas relaciones con los demás y con las cosas del mundo. Busca a personas de las que puedas aprender algo, con las que puedas gozar y con las que puedas hacer cosas. Sé cuidadosa con ellas y también con la naturaleza y con el mundo que te rodea. No molestes. No destroces. Sé positiva. Sé constructiva. Mantén una actitud en la vida que la pueda mantener cualquier otra persona. No odies, ama. Tú no eres la mejor, pero sí la que tienes que dar ejemplo.

Y, además de todo esto, sería importante que fueras creativa, no repetitiva. Tu vida no la ha vivido antes nadie, así que te la tienes que inventar tú. Se trata de producir, no de reproducir. Pasa por el filtro de tu mente todo lo que veas y decide lo que asumes en tu vida y lo que no, pero decídelo tú. Huye de lo simple, que suele ser falso. La vida es muy compleja como para que se resuma en cuatro cosas sencillas. Esto lo hacen los viejos porque son débiles. A las personas a las que quieras, díselo. Si las quieres es porque serán buenas y se merecerán que se lo digas. No te arrepientas luego de haberte callado. Quítate de dentro de ti los prejuicios, los tópicos, las costumbres absurdas porque no sólo te harán envejecer, sino que les harán daño a los demás. No frenes nunca la aparición de lo diferente. No lleves la contraria por sistema y sin razón. No olvides que no eres nada, sino que vas siendo, que te vas construyendo poco a poco, que no eres un ser humano, sino que tienes la meta inalcanzable de convertirte en humana.

Además de todo esto, tienes una edad. Pero comprenderás que si estás ocupada en vivir tu vida de esta manera, la importancia de la edad deja de ser una obsesión e incluso una preocupación para convertirse en una anécdota.

Esto, en todo caso, es lo que pienso yo ahora. Mañana, ya veremos.

jueves, 5 de mayo de 2011

Reinventarse





No hace mucho reflexionaba yo sobre la necesidad de reinventarme después de tomar una decisión importante. Lo veía como un momento relativamente lejano, puntual, fruto de un cambio concreto y profundo. Hoy, leyendo el artículo de Rosa Montero, Montañas, en El País de 3 de mayo de 2011, he visto que estaba en un relativo error. No hay que reinventarse en algún momento difícil de la vida, sino cada día. En eso consiste la juventud, la fuerza, el oxígeno, la posibilidad de la alegría, las ganas de vivir y la vida: en reinventarse cada día.

Este es el artículo de Rosa Montero:

Montañas

Gema M. G. tiene 38 años y lleva nueve padeciendo la enfermedad de Parkinson, una cruel dolencia neurodegenerativa que además le cayó encima demasiado temprano. ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Estas son las preguntas que obsesionaron a Gema durante varios años, las preguntas enloquecedoras e inevitables de quien, de repente, es aplastado por una desgracia irreparable, por una de esas desgracias/alud que se te vienen encima y acaban para siempre con tu vida anterior.  Pero que tu realidad tal y como antes la conocías haya sido destruida no quiere decir que la vida se acabe: los humanos somos bichos tenaces.

Desde luego no es fácil: Gema tardó años en poder empezar a reinventarse y, por descontado, tiene que seguir peleando cada día. La gente suele identificar el Parkinson con los temblores, pero lo peor son los ataques de rigidez. No mitifiquemos ni edulcoremos el sufrimiento: vivir con algo así es mucho más duro. A cambio, es probable que sea más intenso, y los momentos hermosos, más hermosos.  Ya diagnosticada, Gema la guerrera ha tenido un hijo, ha aprendido diseño web y sigue trabajando (es profesora de música). Cuando la enfermedad la paraliza, Gema ha tenido la formidable ocurrencia de poner música y echarse a bailar. Hace falta valor para intentar danzar cuando tu cuerpo está desconectado y tieso, pero el truco funciona: se acortan las crisis, son más llevaderas. El Parkinson está originado por una insuficiencia de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer. Y resulta que en enero se publicó en Nature un estudio demostrando que escuchar música puede generar subidas de dopamina. El hallazgo de Gema, producto de su fortaleza y de sus ganas de vivir, es tan interesante que, al parecer, unos neurólogos se están planteando estudiar su caso. Si uno no se rinde puede mover montañas.




viernes, 25 de febrero de 2011

Negro futuro



Llego a clase el día que tienen examen de mi asignatura. Nadie repasa nada, salvo dos, que tienen un papel delante y lo miran con un cierto aire de concentración. Antes de repartir las hojas de papel, tengo que esperar algún tiempo para que se sienten, se callen y quiten de la mesa las mochilas, los cuadernos y los libros. Les digo que quien quiera preguntarme algo venga a mi mesa, para no molestar a los demás. Preguntan casi todos, pero desde su mesa y con unas caras que parecen decir que no tienen ganas de levantarse. Están acostumbrados a practicar la ley del mínimo esfuerzo. Antes de contestar, preguntan si deben hacerlo dando las explicaciones convenientes o si basta con decir lo imprescindible. Por ver qué hacen, les aviso de que si alguien quiere más papel, que venga a recogerlo a la mesa. Uno que está a dos metros de la mesa intenta estirarse para alcanzar una hoja, pero sin éxito. Lamentablemente se tiene que levantar, aunque sólo un poquitín, lo indispensable para llegar a la meta. Otro tose, pero no tiene pañuelo ni de tela ni de papel ni de nada. Otro más pregunta algo que ya he aclarado antes, pero, además, como tiene un piercing atravesado de lado a lado en la lengua, no se le entiende lo que quiere decir hasta que lo repite varias veces. Es muy deprimente ver a estos viejos inútiles de quince años.


viernes, 13 de agosto de 2010

Brindis


MANUEL VICENT


EL PAÍS  -  Última - 12-07-2009


Alguna gente madura, tal vez la más lúcida, suele pensar con acierto que lo mejor que tiene la juventud es que ya pasó. Fue una época breve y radiante, romántica y vigorosa, pero también llena de luchas, temores, dudas, celos y rivalidad. Alrededor de los 50 años, en cualquier biografía llega un momento en que el caballo de fuego que uno llevaba dentro comienza a perder la ansiedad en el galope y aun sin abandonar la curiosidad ante la vida siente que hay que tomarse las cosas con más calma. A qué viene tanta prisa, se dice a sí mismo una mañana. De pronto uno se da cuenta de que no tiene que correr detrás del autobús ni necesita presentarse ya a ningún examen ni le inquietan las modas ni se ve obligado a cambiar de costumbres y cada día le importa menos lo que piensen de él los demás. No ha dimitido de ninguna idea ni ha cambiado de bando. Le siguen cabreando los mismos políticos, las mismas injusticias, los mismos fanáticos, los mismos idiotas, pero no está dispuesto a que ninguno de ellos le estropee una buena digestión. Si uno es viejo lo peor es comportarse como un joven. Cada edad tiene su baraja con placeres que pueden ser tan intensos como uno quiera, si sabe jugar las cartas. Peor que querer ser joven a toda costa es tener ya ideas de carcamal con apenas 30 años. Gente joven envejecida la vemos y oímos todos los días en las tertulias de la radio y de la televisión. Del primer caso lo salva a uno el sentido del ridículo; en el segundo no hay cura posible porque es cuestión de carencia de minerales. El hecho de que uno con el tiempo alcance cierta serenidad y contemple las cosas con una sabia perspectiva no impide blasfemar si llega el caso. Marco Aurelio debe darle la mano a Epicuro y la resignación no tiene por qué dejar de ser creativa. Lo que ibas a ser de mayor ya lo eres y lo que no ibas a ser ya no lo fuiste. Adiós a la juventud. Se acabaron las luchas, los nervios y las dudas por la identidad. Para una persona madura hoy es el futuro que tanto temía. Ya ves, no ha pasado nada. No ha caído la bomba atómica, has salido bien de una grave enfermedad, al final la crisis económica se ha superado y tus hijos son más altos y más listos. Encima el sol sale todas las mañanas y tú estás vivo. Hay que brindar.