Hay una palabra que espero no tener que decir nunca: “quiéreme”.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Llevo dos años trabajando con los alumnos de 2º de ESO la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Procuro que conozcan la realidad y que razonen, que aprendan a vivir como seres racionales, como seres humanos, que antes de opinar piensen sobre lo que van a decir. Intento convertirlos en seres autónomos, que no obedezcan al que más grita o al más chulo. Pretendo que ni siquiera me obedezcan a mí en mis opiniones, sino que vayan siendo ellos mismos, con sus conocimientos, los que justifiquen su forma de pensar. Les hablo de lo que es una norma, de la necesidad de cumplir normas, de los valores, de que dependiendo de los valores que tengan, así serán las normas que se den. Les hago pensar sobre la igualdad, sobre lo injusto del machismo, del racismo, de las discriminaciones. Procuro traerles a la mente problemas reales sobre los que antes no habían pensado para que encaucen sus vidas por caminos transitables y constructivos para todos.
Creo que esa es la manera de contribuir a crear ciudadanos con una cierta madurez, la misma que no les dan en sus casas porque sus familias no ejercen, en muchos casos, como tales, porque están muy ocupadas acumulando dinero, o muy despistadas, o, simplemente, no existen.
Por eso me molesta mucho que un ciudadano se haya puesto días pasados ante un grupo de alumnos pequeños, de
Este ciudadano, aparte de ir en contra del más elemental sentido del respeto, violó el artículo 19 de la declaración de Derechos del Niño, cuya existencia seguramente desconoce, y contradijo todo lo que había dicho antes para hacer el ridículo yendo en contra de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, con infundadas acusaciones de adoctrinamiento.
Este ciudadano es bien conocido por usar con frecuencia la táctica de hacer algo para acusar luego, con todo el cinismo, al adversario de que es éste quien lo ha hecho.
Este ciudadano se llama Mariano Rajoy Brea, es líder del Partido Popular y ha dicho lo anterior sin ninguna prudencia ni ninguna vergüenza. Seguramente porque no las tiene.
La condesa dijo con su tono de voz habitual:
“Nosotros siempre ebrtahkls jgvsk lsññosihjdnb, no como esos que jgsokd klsdjh y lkbhsl. Vamos a tener mdjhk jhgdg jkdkdk, para que todo el que quiera pueda jhgdk mjdhhjkj jsjjsj. Y que no digan luego que ldkhd kjdyg Odín.”
Y añadió:
¡Ea!
Y cruzó los brazos sobre su pecho y apretó los labios hasta que le salieron unos hoyuelos en las comisuras, lo cual quería dar a entender a los asistentes que allí mandaba ella.
Frente a la monotonía que nos asfixia, la música siempre llega con un mundo abierto, como una posibilidad siempre distinta, siempre nueva, siempre ahí fuera, pero viniendo hacia ti.
Frente a la debilidad de lo real, la música siempre te suministra una energía que te penetra por todos los poros, te abre un mundo nuevo y te muestra un paisaje siempre distinto.
La música es siempre superior a ti.
Nunca me gustaron las gaviotas. Son pájaros que se te acercan demasiado cuando estás en la playa. Tienen una apariencia dulce y hasta elegante, pero comen carroña y van de basurero en basurero buscando algo que echarse al buche. Son depredadoras y algunas de ellas lanzan desde cierta altura los crustáceos que enganchan con el pico para que se destrocen en el suelo y se los puedan comer. Tampoco es un ave que pueda servir de alimento a los humanos, porque si la comes, te puedes intoxicar. No se corresponden su presencia y su forma de vida. Para lo que hacen, prefiero los buitres. Al menos se les ve venir y se sabe lo que quieren. Si fuera por mí y para no llevar a engaño, yo suprimiría las gaviotas y pondría una pareja de buitres.
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Leo mucho últimamente, sobre todo en las redes sociales, las palabras mágicas “Te quiero”. Cada vez entiendo menos su significado. Hay veces que no sé si lo que quieren decir es “Te necesito” o, por el contrario, indican un “Aquí estoy por si me necesitas”. Quizá no quieran decir otra cosa que una vaga manifestación de afecto, sin concretar y sin comprometer. Casi me gusta más un “Estoy pendiente de ti”. Tienes menos magia, pero me parece más vital.
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