El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
viernes, 19 de agosto de 2011
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lunes, 15 de agosto de 2011
Ser joven
Me pide Sandra que le diga en qué creo yo que consiste ser joven. Voy a ver si se lo puedo decir con brevedad.
Todo es relativo. Es verdad que la biología nos lleva al final y nunca vuelve hacia atrás. Pero hay muchas maneras de llegar a la meta y una de ellas es la que te hace llegar habiendo vivido de manera joven.
Ser joven consiste, en primer lugar, en tratar de atender al cuerpo. Un cuerpo descuidado envejece pronto. Si haces ejercicio, si cuidas la alimentación, si tratas bien tu cabello y tu piel, si no fumas, si tienes cuidado con el sol, si no mantienes durante mucho tiempo posturas peligrosas, si buscas la risa y eres capaz de llorar, es posible que tu cuerpo se mantenga más fresco que si no lo haces.
Es verdad, sin embargo, que no somos sólo cuerpo. Tenemos ojos, pero la mirada es más importante que ellos. Tenemos boca, pero lo que te hace ser tú es tu sonrisa. Tenemos manos, pero lo que las convierte en humanas es lo que hagas con ellas. Y esto y tantas otras cosas dependen de tu mente. Una mente joven es radicalmente distinta de una mente vieja. Tu vida concreta depende en buena medida de tus ideas. Si quieres ser joven, convéncete de que no existe la verdad, que lo tuyo no es más que una aproximación, pero que tienes que contar con muchas otras aproximaciones distintas de la tuya. Esto te liberará de la ingrata tarea de tener que defender tus pensamientos contra viento y marea. No te ocupes en explicar nada. Lo que tienes que hacer es aprender. Aprender siempre y de todo. No vayas dando lecciones por ahí, sobre todo, si no te las piden. Instálate en la duda. Toda convicción es siempre, aunque te empeñes en lo contrario, transitoria. Mantén tu mente abierta, si quieres crecer. En una mente cerrada no entra el aire fresco y la tristeza y el vacío se apoderarán de ella. Usa la razón. Hay dos cosas que tienes que hacer en la vida: conocer y actuar. La razón te debe llevar a conocer lo más posible. Huye de la ignorancia, porque te paralizará. Sólo sabiendo podrás sobrevivir bien. Y procura actuar bien, eligiendo siempre lo más conveniente. Analiza los elementos que intervienen en cada hecho, prevé las consecuencias de lo que quieres hacer, no hagas nunca nada como si estuvieras sola. El mundo es el mundo de todos. El viejo cree que el mundo es suyo y que todos deberían actuar como actúa él. Usa la razón, te digo, pero sin olvidar que tenemos también sentimientos. Los tuyos los debes expresar, y los de los demás los debes respetar.
No basta con tener un cuerpo cuidado y una mente preparada: somos seres sociales. Vivir es establecer determinadas relaciones con los demás y con las cosas del mundo. Busca a personas de las que puedas aprender algo, con las que puedas gozar y con las que puedas hacer cosas. Sé cuidadosa con ellas y también con la naturaleza y con el mundo que te rodea. No molestes. No destroces. Sé positiva. Sé constructiva. Mantén una actitud en la vida que la pueda mantener cualquier otra persona. No odies, ama. Tú no eres la mejor, pero sí la que tienes que dar ejemplo.
Y, además de todo esto, sería importante que fueras creativa, no repetitiva. Tu vida no la ha vivido antes nadie, así que te la tienes que inventar tú. Se trata de producir, no de reproducir. Pasa por el filtro de tu mente todo lo que veas y decide lo que asumes en tu vida y lo que no, pero decídelo tú. Huye de lo simple, que suele ser falso. La vida es muy compleja como para que se resuma en cuatro cosas sencillas. Esto lo hacen los viejos porque son débiles. A las personas a las que quieras, díselo. Si las quieres es porque serán buenas y se merecerán que se lo digas. No te arrepientas luego de haberte callado. Quítate de dentro de ti los prejuicios, los tópicos, las costumbres absurdas porque no sólo te harán envejecer, sino que les harán daño a los demás. No frenes nunca la aparición de lo diferente. No lleves la contraria por sistema y sin razón. No olvides que no eres nada, sino que vas siendo, que te vas construyendo poco a poco, que no eres un ser humano, sino que tienes la meta inalcanzable de convertirte en humana.
Además de todo esto, tienes una edad. Pero comprenderás que si estás ocupada en vivir tu vida de esta manera, la importancia de la edad deja de ser una obsesión e incluso una preocupación para convertirse en una anécdota.
Esto, en todo caso, es lo que pienso yo ahora. Mañana, ya veremos.
Letras que hago mías. Las posesiones del clero
Fotografía tomada de El País
Una casa, dos propietarios
El obispado navarro puso a su nombre en 1981 la casa del cura de Aranguren, que habían construido los vecinos y ya estaba inscrita desde 1929
CARMEN MORÁN - Madrid
EL PAÍS - Sociedad - 22-07-2011
La casa del cura de Aranguren, en el valle navarro del mismo nombre, se hizo en auzolan. Es la palabra euskera que designa el trabajo en comunidad, cuando todos aportan su grano de arena de forma gratuita. Así se acarrearon aquellas piedras y se levantó la vivienda que abriría sus puertas al pastor y su ama. Corría 1928. Eso lo recuerdan los vecinos. Pero antes de construirla, el concejo tuvo que hacerse con el solar. Se lo cambió a su propietario por otro. "Aquella permuta obligó a inmatricular la casa, que se puso a nombre del concejo. Fue en 1929", detalla el concejal Rubén Ibero.
En 2007, los alcaldes navarros parecen despertar de una pesadilla. Les avisan de que la Iglesia está poniendo a su nombre ermitas, atrios, pinares, parroquias que nunca tuvieron propiedad conocida. Hasta 1.086 bienes inmuebles y fincas han inmatriculado desde 1998. Y en Aranguren se acercan al registro. Sorpresa mayúscula. "No solo habían inmatriculado la iglesia y un terreno al lado del cementerio, también la casa del cura aparecía a nombre del obispado", recuerda Ibero.
La casa rectoral, con su huerta, donde durante años vivía el cura y su ama, tenía doble propiedad, una databa de 1929 y la otra de 1981. Para ponerla a su nombre, la Iglesia no tuvo más que decirlo en el registro, porque una ley franquista equipara al clero con los funcionarios a esos efectos. Con la misma facilidad que el Ayuntamiento la puso un día a su nombre, el obispo hizo lo propio medio siglo después. "Llevamos al registro nuestras fotocopias que demostraban la propiedad del concejo y nos sugirieron que fuéramos a los juzgados", dice Ibero.
El tira y afloja se alargó lo suyo. Pero los responsables del concejo demostraron que no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer. "La Iglesia decía mío y nosotros, nuestro". Por último, los representantes del clero se avinieron a razones. En mayo de este año. No hizo falta llegar a juicio. "En audiencia previa se manifestaron de acuerdo, pero nos han pedido que les dejemos una habitación por si el cura la necesitara puntualmente. No tenemos inconveniente, pero lo vamos a dejar todo bien atado para que no haya problemas por ese motivo en el futuro", avisa Rubén Ibero. Y en ello están.
En realidad, hace tres décadas que en la casa no para cura alguno. El concejo decidió arreglarla hace unos cuatro años. También se hizo en auzolan. "Hasta los niños participaron. Quitamos todo el revestimiento que cubría las piedras", dice Ibero señalando la fachada. Aún le faltan los últimos retoques.
Unos metros más arriba está la Iglesia, con un aspecto mucho menos aseado, casi ruinoso. Esta sí es ya propiedad del obispado. "Pero dicen que no la arreglan porque esta iglesia no es rentable, exactamente así nos lo han dicho", sigue perplejo Ibero. Y otros vecinos que en ese momento aparcan un automóvil a su lado ratifican su versión y se muestran indignados.
"En el pueblo de al lado, más grande, les hemos dado un buen solar para que construyan una iglesia rentable", explica Ibero con retintín. A cambio pidieron que cuando pusieran la primera piedra arreglaran la iglesia de Aranguren. No ha sido así. Cuando fueron a reclamar el compromiso adquirido les contestaron que "aquel papel no se había elevado a escrituras". "Hombre, es la palabra de la Iglesia", replicaron. En vano. "Me río yo de la palabra de la Iglesia. Eso nos lo dijo el ecónomo, vaya si nos lo dijo".
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