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jueves, 20 de enero de 2011

Pero ¿no valía todo?


Pero ¿no valía todo? ¿A qué vienen ahora los dentistas diciendo que los que tengan un piercing en los labios deben ir al médico porque es posible que les haya afectado a la encía? Que se callen los médicos, que yo me pongo en la boca lo que me da la gana. ¿Por qué todo el mundo va a hacer lo que dé la gana y yo no? Esto es una estafa. No voy a ir a ningún médico y voy a seguir haciendo lo que me salga de las narices, como todos, digan los médicos lo que digan. Hasta ahí podíamos llegar.

viernes, 22 de mayo de 2009

El mal olor

Pretendía que aprendieran el rigor en el razonamiento, la claridad en el análisis, el arte de la síntesis, la relación del pensamiento con la vida, la conveniencia de la crítica y la necesidad de la autocrítica, la sabiduría del que está atento a lo que otros han dicho, por ver si puede aprender algo de ellos que le sirva para crecer. Tenía la intención de que se plantearan en qué consiste pensar y vivir como un ser humano, de que atisbaran el placer del conocimiento. Quería ayudarles a vivir mejor.

Pero los demás no querían nada de eso. Los otros estaban inmersos en el mercadeo de las cifras, los porcentajes, los que van y los que vienen. Y en el miedo a ser justos, por si no son comprendidos. Y en la ignorancia del no saber las consecuencias de lo que se hace. Todo da igual. Si interesa, se engaña a alguien diciéndole que vale, cuando en realidad es un vago que no tiene ningún interés en poner un pie delante de otro para poder avanzar. Te piden que seas más rico y, en lugar de plantearte una estrategia para incrementar la productividad, echas mano de la máquina de hacer dinero y te pones a fabricar billetes, vales, aprobados, pasaportes o lo que haga falta. Si cambias el producto final, da igual con el criterio con el que lo hagas, todo está resuelto. Todo vale. O sea, nada vale nada.

Tengo la impresión de ser un tipo raro. Es la segunda vez que lo digo hoy. La primera ha sido en clase y los alumnos se han reído. No he entendido su risa, pero en todo caso era una risa que no mostraba desacuerdo. Mi mundo no es de este reino. Y un mundo no compartido genera soledad, desasosiego, deseos de cambio, a ver si en otros reinos se puede crear un mundo mejor. Porque es incomprensible que aún tenga ganas de crearme un mundo. O es terquedad o es inconsciencia.


El mal olor empieza a ser insoportable.
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lunes, 23 de febrero de 2009

El salvaje urbano

Hay seres humanos que no acaban de darse cuenta de que en realidad son seres racionales. No se dan cuenta porque no son capaces de llegar a esa conclusión por sí mismos y, también, porque nadie se lo dice con suficiente claridad. Por el contrario, estos seres humanos tienden más a pensar que, en el peor de los casos, puede que hayan venido a esta vida a obedecer, a cumplir con unas normas. Pero, como no saben por qué deben cumplir esas normas, no tienen ninguna motivación para hacerlo. En este universo de ignorancia, los más débiles caen en la tentación de cumplir las normas por miedo a un castigo eterno. Los que no son tan débiles, en cambio, se sienten capaces de cumplirlas o no cumplirlas, según convenga o no a sus propios intereses. Así se va fraguando el todo vale y así va surgiendo un nuevo tipo antropomorfo que amenaza con dominar la Tierra: el salvaje urbano.