viernes, 23 de septiembre de 2011

Lo que queda también se llama esperanza




Pasaba yo hoy por delante de un Instituto de Enseñanza Secundaria, de cuya verja exterior colgaban multitud de lazos verdes, como restos de las últimas batallas, y me preguntaba por la imagen que los ciudadanos se habrán hecho del trato que el peligroso tándem Aguirre-Figar, en Madrid, y otros gobernantes del PP en distintos lugares le están dando a la enseñanza pública.

Yo creo que las personas nos solemos hacer dos tipos de imágenes de lo que ocurre a nuestro alrededor. El primer tipo de imagen es fundamentalmente racional y lo consiguen aquellas personas que intentan reflexionar y comprender lo que pasa. Intentan, para ello, descubrir todos los elementos que intervienen en un suceso, procuran relacionarlos con el contexto en el que aparecen y tratan de descubrir el porqué de una medida o de una actuación, el cómo de una resolución y las consecuencias que van a tener sobre los ciudadanos las decisiones tomadas por quienes deban tomarlas. Esta actitud suele dar lugar a imágenes complejas, trufadas de argumentos comprensibles, y a ciudadanos con mentalidad crítica y madura, propias de seres humanos adultos. El segundo tipo de imágenes es menos elaborado que el anterior y parece construido no con la razón, sino con una especie de fe, más o menos inquebrantable, que algunos ciudadanos tienen en sus políticos de confianza. Hagan estos lo que hagan y digan lo que digan, sus seguidores aceptarán sus designios sin rechistar, pero también sin enterarse demasiado de lo que significan. Vistos los desmanes que, en concreto, el tándem madrileño está perpetrando, parece lógico pensar que sus intenciones van dirigidas a los que interpretan la realidad de la segunda manera antes citada.

Sus objetivos también están claros. El fundamental de ellos parece que es el de destrozar como sea la enseñanza pública, haciendo que los ciudadanos adictos a su cuerda se formen la imagen de que tiene graves carencias y que no sería acertado, por tanto, enviar a los hijos a este tipo de enseñanza. Esto lo intentan conseguir dando palos sin ton ni son y a diestro y a siniestro, sobre todo a esto último. Un día descalifican a los profesores en bloque, tildándolos de vagos y de amantes del poco trabajo. Otro día lanzan patadas alevosas contra todo aquél que osa discrepar de su visión gruesa de la realidad, confundiendo a los profesores con sindicalistas o con socialistas o refiriéndose a ellos con un tono ordinario y grosero como “los de las cejas”.  Luego, en un alarde de bajeza en el trato a los ciudadanos, a los que acostumbran a dirigirse como si fueran tontos, cuentan el número de manifestantes que expresan su postura contraria a sus ciegos mandobles y, mientras los observadores neutrales hacen uso de instrumentos adecuados y llegan a la conclusión de que han sido 40.000, ellas, para que quede claro que tampoco saben contar, dicen con desparpajo, designación misericordiosa de la desfachatez, que son 5.000 y se quedan tan frescas. Algunos ciudadanos, inmersos en la crisis y sin demasiado interés ni demasiados medios para informarse seriamente de la cuestión, oyen que hay recortes y que hay que eliminar gastos y puede que acepten sin rechistar que éstos se apliquen a lo más importante que tiene la sociedad para construir un futuro digno, libre, igualitario y humano, que es la educación. Como no suelen acceder a fuentes de información adecuadas, ignorarán, por ejemplo, las graves carencias, provocadas por las medidas de estas señoras y su grupo de gobernantes ciegos, producidas en el desarrollo de la enseñanza en los Institutos. Aunque éstas aparentemente vayan contra los profesores, en realidad van contra los alumnos, que saldrán peor formados de las aulas, cosa que también persiguen, para evitar así la proliferación de mentes críticas que puedan volverse contra ellas. 

Ignorarán también los ciudadanos no avisados, que el hipotético interés por el ahorro no consiste en no contratar a profesores interinos, sino en mantener en sus casas cobrando, pero sin trabajar, a un número considerable de profesores en expectativa de destino, es decir, de funcionarios que reciben su sueldo, pero a los que no se les ha adjudicado aún un lugar de trabajo. Como se comprenderá fácilmente, esto ni es ahorro ni es nada sensato, sino improvisaciones brutas, tomadas por quienes no conocen lo que se traen entre manos y no saben gestionar la sociedad a la que quieren gobernar, pero que crean entre su clientela una imagen distorsionada y muy eficaz.

¿Y para qué quieren destruir la enseñanza pública? Pues, por una parte, como se ha dicho ya, para eliminar la posibilidad de formar ciudadanos racionales y críticos. La enseñanza concertada y la privada está en manos de la Iglesia y de los negociantes del ramo y ya se encargan ellos de formar adictos, ciudadanos alegres en la fe y fáciles en el interés por la obtención de beneficios al precio que sea. Y, por otra, para facilitarles el trabajo a los negociantes de los servicios públicos. En sus metálicas mentes neoliberales no cabe que un servicio público no pueda generar riquezas para los particulares. Por eso regalan terrenos, hacen leyes, abren desgravaciones y asestan golpes como el de estos días a la enseñanza y como los que luego endosarán a la sanidad. Su método es hacerse cargo del gobierno de lo público para destrozarlo y privatizarlo todo. Que el reino de España se transforme en España S.A.

De paso, si se le puede echar la culpa de lo que hacen a los adversarios políticos, a los que tratan como enemigos de todo, pues mejor. Así, no es que la enseñanza esté mal porque las medidas que han tomado ellas son absurdas y negativas, sino porque los socialistas hicieron unas leyes que, según pontifican, son absolutamente malas. Los ciudadanos no protestan porque ven sus derechos en peligro, sino porque son convocados por los socialistas que quieren conseguir votos. Son maniobras burdas, basadas en el interés propio, en la mentira y en el vale todo, que intentan crear una imagen demonizada del adversario, pero muchos ciudadanos no se dan cuenta de ello y así nos va.

Y por debajo de todo esto hay un objetivo oscuro, como una cueva en la que las palabras suenan con un extraño y misterioso eco, o como un apetitoso bombón que escondiera una fruta podrida mezclada con un veneno maloliente. Es el deseo de poder. Es el gobierno  entendido no como un servicio a la colectividad, sino como un ejercicio de poder, de mando, que alguien necesita ejercer para sentirse vivo. “Que quede claro que aquí mando yo”, parecen decir estas señoras, especialmente la mayor de ellas, cada vez que habla. “Y como mando yo, aquí se hace lo que yo digo, y punto” es lo que podría deducirse de sus expresiones cuando hacen un disparate como este de la educación, sin tener conciencia de lo que realmente están haciendo (o, quizás, sí), sin medir sus posibles consecuencias, sin tener en cuenta el mal que generan. Gobiernan como si los ciudadanos fueran críos que juegan con soldaditos de plástico y con fuertes apaches de madera. Lo que dicen, lo que hacen, lo que quieren parece tan alejado de lo humano que no se entiende muy bien cómo siguen estando en donde están.

Alguien podría pensar que en un momento de lucidez un rayo de luz entrara en sus mentes, una lectura sugerente, la visión de algún alumno con ganas de estudiar, o la de un profesor trabajando un fin de semana en su casa o, incluso, una iluminación divina podrían hacer caer a estas señoras de su caballo ideológico.  Pero, por lo que se ve, tan afortunado acontecimiento parece imposible que llegue a producirse. Un aluvión de votos las apearía, al menos, del poder, pero también esto se queda dentro del campo de la ficción. No es probable que a la derecha le entren ganas de salir de su ignorancia, porque intuye que entonces le aparecería el miedo. Tampoco la supuesta izquierda parece que tenga muchas ganas de despertar. Y para colmo, lo único que nos queda también se llama esperanza.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Lo malo, lo peor y lo impresentable



Lo malo es el conjunto de medidas que está tomando el PP en la gestión de la educación allí en donde gobierna. Con ellas va a destruir un bien común a todos los ciudadanos, como es la educación pública.

Lo peor es la torpeza con la que se desenvuelven esos gobernantes, especialmente los de Madrid. Si tuvieran unos ciudadanos con un mínimo de sentido crítico, no hubiesen aguantado ni una legislatura.

Lo impresentable es el estilo ordinario, el talante chulesco, la prepotencia insultante con la que estos gobernantes, sobre todo, también, los de Madrid, se dirigen a los ciudadanos, a los que maltratan, mienten, infravaloran e insultan con su trato.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La escuela y la sociedad




Hay escuelas que son reflejos de la composición de la sociedad: distintos orígenes, distintas situaciones sociales y económicas, distintos sexos y distintos niveles de desarrollo intelectual. Y hay otras escuelas en las que se impide que entre la diversidad: todos con el mismo origen, todos con similares situaciones económicas y sociales, incluso segregación por sexos y todos con el mismo nivel intelectual.

¿Qué idea de lo que es la sociedad, la convivencia, lo que significa ser un ser humano, la solidaridad, la ayuda mutua, la aceptación del otro, la igualdad, la amistad, la tolerancia y el respeto van a sacar unos y otros?

Marvin Gate


martes, 20 de septiembre de 2011

Cacao montal



Hay un montón de gente que tiene en la cabeza una mezcla de miedo, religión y resentimiento, que vota a la derecha, pase lo que pase, y que no se entera de que lo único que le interesa a los políticos de la derecha es el dinero, el beneficio, aunque sea a costa de sus propios votantes.

Declaraciones a RNE de un profesor del IES Juan de la Cierva


Encierro en el IES Juan de la Cierva

Otro tipo que habla muy claro

Jackson Browne

lunes, 19 de septiembre de 2011

PPor qué???

Hablan de lo que no saben. Meten la pata a cada momento. Hablan y no dicen más que diparates. Les da igual. El país está dormido. Nos toman por tontos y a la mayoría de la gente le da igual. Nos insultan y no pasa nada. La incompetencia surge en cuando hablan. No valoran la educación, ni la sanidad. No creo que estén locos. Debe de ser algo peor. Unos están muy indignados y otros están muy dormidos. Al 25% de la población le da igual que gane el PP o que gane el PSOE. ¡¡¡ El 25 % !!! Rajoy es una figura hueca de cartón piedra en una cabalgata de niños grandes.

Ana Botella, futura alcaldesa de Madrid


Patrick Wolf

domingo, 18 de septiembre de 2011

Libres para morir




Paul Krugman, profesor de economía en Princeton y premio Nobel en 2008 publica hoy en El País un interesante artículo comentando la situación de la sanidad en los EEUU.


Dice, por ejemplo, que 
"la política estadounidense es básicamente una cuestión de opiniones morales diferentes"
y añade algo tan claro y tan duro como que 
"el conservadurismo moderno es realmente un movimiento profundamente radical, hostil a la clase de sociedad que hemos tenido durante las tres últimas generaciones, es decir, una sociedad que, actuando a través del Gobierno, trata de mitigar algunos de los "peligros habituales de la vida" mediante programas como la Seguridad Social, el seguro por desempleo...".


El artículo es muy claro y produce escalofríos, sobre todo cuando ves lo que está pasando aquí con la educación y que estos conservadores son los que vienen hacia aquí al galope, ante la absurda mirada suicida de la sociedad. 


Puedes leer el artículo aquí.

Lo que significa ser profesor / y 2

Grandísimo testimonio de esta profesora. Mientras los políticos y los ciudadanos no entiendan que el sentido de la educación son los alumnos y que el sentido de la educación es el de crear una sociedad de seres humanos, no comprenderán nada.

Lo que significa ser profesor / 1

Carlos Santana y Wayne Shorter

viernes, 16 de septiembre de 2011

Fascismo en la educación



Definir el fascismo es complicado, pero, más o menos, en el lenguaje común solemos entender por fascista a quien quiere imponer su visión del mundo a todos los demás e impide que los ciudadanos tengan parcelas de libertad en las que pensar, decir y hacer lo que crean oportuno. Es propio de un fascista no dejar hablar al que opina lo contrario de lo que él defiende, o impedir que se defiendan en público esas ideas, o prohibir manifestaciones de los adversarios, o querer que las únicas ideas que existan en la sociedad sean las que defiende el propio fascista.

Últimamente estoy detectando en el comportamiento de algunos políticos de la derecha unos ramalazos fascistas que me están empezando a preocupar y que me están creando una desazón muy desagradable. Desde el desprecio, el nerviosismo y la mendacidad con los que se expresan gobernantes y gobernantas de Madrid hasta expulsiones de la oposición en los plenos de algún Ayuntamiento o coacciones a funcionarios públicos. Esto es muy negativo para la salud democrática de los ciudadanos y supone una actitud que violenta la paz de una sociedad libre como la que se supone que es la nuestra.

Hoy me he enterado de otro ramalazo fascista en un terreno en el que ya era lo único que faltaba: en el de la educación. En algunos Institutos de Madrid se ha recibido una orden del máximo responsable de la Dirección de Área Territorial correspondiente prohibiendo que se expongan carteles informativos en los Centros y que se informe a los padres sobre la situación que en la actualidad están sufriendo sus hijos, esto es, los alumnos de esos Centros. Cabe suponer fácilmente que es el poder político el que transmite estas órdenes al citado responsable y que éste, para no perder la confianza depositada en él, las transmite puntualmente a los funcionarios de las escuelas. Pero lo que conllevan esas órdenes es una prohibición de la libertad de expresión y de reunión, un hurto del derecho de los padres a estar informados de la educación que reciben sus hijos y una injerencia de dudoso carácter democrático en el funcionamiento de los centros. Los Derechos Humanos sufren con estos comportamientos.

Esas órdenes, además, revelan una torpeza política desmesurada, propia de quien está acostumbrado a tomar por súbditos a los ciudadanos sin medir las consecuencias de lo que esa actitud puede producir. ¿Creen acaso los generadores de esas órdenes que los profesores no van a informar a los padres? Si no les dejan en los centros, lo harán en la calle, con lo que el elemento fascista se hará manifiesto. ¿Están invitando a que en lugar de carteles, los profesores y/o los alumnos y/o los padres hagan pintadas? Pues es posible que opten por esa salida. ¿Quieren así rebajar la tensión que se masca en los centros? Pues van listos. Nunca vi a tantos profesores tan desmotivados, tan sin ganas de hacer algo que merezca la pena y que suponga el tradicional esfuerzo extra que suelen desarrollar como este año.

Muchos tenemos la impresión de que quieren cargarse la enseñanza pública. Pero lo alarmante es que no les importa si lo hacen cargándose de paso el comportamiento democrático. Hay que andarse con ojo.

Rocío Márquez

Mucha atención a esta cantante.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La referencia




Hay veces en las que te pierdes. Lo que hacías, lo que era tuyo, ha desaparecido. Lo que tenía sentido ha dejado de tenerlo. Ahora no te encuentras. De nuevo te has perdido. Por eso conviene tener una referencia, alguien en quien confíes y que pueda aclararte las ideas. O un libro que te haga abrir los ojos. O un paisaje que te permita volver a sentir. Alguien a quien puedas escuchar o algo a lo que puedas volver.