miércoles, 17 de septiembre de 2008

La (mala) educación / 1


Uno de las pocos momentos en los que el alumno de Educación Secundaria Obligatoria puede plantearse en qué consiste ser un buen ciudadano, qué es lo que se puede hacer y qué lo que no se puede hacer y por qué, qué pintan los demás a su lado y cuáles son sus derechos y sus obligaciones en la sociedad es en la hora de Educación para la Ciudadanía.


Se trata de huir de la animalidad hacia la que tendemos si no pensamos, de evitar la incivilidad y la incultura, las discriminaciones, el recurso a la violencia y el ir a tontas y a ciegas por la vida. Asunto tan importante no creo que lo haya dentro de todo el sistema educativo.


Los padres, que también deberían colaborar en tratar estos asuntos con sus hijos, están trabajando para ganar dinero con el que poder olvidarse de que existen. O están perdidos y no saben qué hacer. O están viendo la televisión y no saben qué pensar.


Y en esta situación cristaliza el disparate desvergonzado financiado con fondos públicos: Valencia, Madrid y tantos otros sitios. Ya es hora de que nos preguntemos, y de que alguien conteste en serio, si todo este esperpento es fruto de la ignorancia, de la ineptitud, de la mala idea o de alguna anormalidad psiquiátrica.
.

Barbarie

Tremendo artículo el de Rosa Montero ayer en El País. Y, dentro de él, una frase espléndida del premio Nobel Max Planck:


"La verdad no triunfa jamás, pero sus adversarios acaban por morir".
.

calles / 4

Seguramente es por abreviar. Como el catolicismo ha reunido todas las tristezas y desgracias de la humanidad y las ha asociado a Vírgenes y Cristos, resulta que las angustias, los desconsuelos, los desamparados y todos los demás padecimientos se encuentran en los nombres de las calles de muchas ciudades y pueblos. Es posible que uno de los problemas que esto acarree sea el de tener que inscribir en un rótulo breve el nombre completo de la Virgen o del Cristo correspondiente, por lo que en alguna ocasión se debió optar por aligerar el título, quedando nombres tan extraños y hasta ridículos como el que encontramos en La Isla de San Fernando.

.


.

martes, 16 de septiembre de 2008

Meme

Mi querida amiga P., que prefiere aparecer en el mundo del blog bajo el nombre de Falsirego, y que tiene uno precioso, agudo e inteligente titulado Falsirego en-cuent[r]os, me envía un meme que consiste en exponer “seis cosas sin importancia que nos hagan felices en nuestro día a día”.

Con gusto voy a complacerla y, a la vez, me voy a atrever a pedirle a los amigos que señalo más abajo que hagan lo mismo, si les parece bien, en sus blogs. Un meme es una manera de establecer contacto con blogs nuevos. En este caso, creo que este meme tiene además el interés de obligarte a pensar un poco sobre ti mismo y, a la vez, hacer pensar al que lo lea sobre un tema que no nos debe caer lejano y que debe ser importante para nosotros, como es el de la felicidad.

Las cosas –que no sé si son ‘sin importancia’ o no- que me hacen feliz en el día a día son (hoy) estas:

Que una persona con la que me encuentre me obsequie con una sonrisa, con un beso o con una expresión de cariño.

Hacer deporte. ¡Quién me lo iba a decir a mí! Lo de la "educación" física tardé mucho yo en descubrirlo.

Cocinar. Antes hacía menús largos y estrechos y me pasaba dos días cocinando. Ahora me modero más.

Contemplar la increíble complejidad y belleza de una flor o de la corteza de un árbol viejo.

Descubrir la expresión de un alumno cuando comprende algo que le interesaba y que no sabía. Lamentablemente este placer es cada vez más escaso y raro.

Parir. Parir entradas para el blog. Hay veces en las que me pongo y no paro, lo cual me permite vivir de las rentas una temporada para poner algo cada día. Pero hay otras ocasiones en las que el alma se me queda seca y las teclas del ordenador me miran con cara de aburrimiento y como llamándome inútil.



A pesar de todas estas fuentes de felicidad, amigo/a lector/a, estoy bastante harto y bastante cansado y bastante convencido de que este mundo es una mierda muy grande. Menos mal que queda esa inmensa minoría de personas que son capaces de hacérmelo olvidar.

Y a los amigos blogueros siguientes les sugiero que, si les apetece, pongan también en sus blogs sus motivos de felicidad. Yo creo que le será útil a cualquier persona que los lea.

Por ejemplo, mi amigo Iago, un principito republicano inteligente y vivo, pero que tiene un tanto abandonado su blog. ¡Con la de cosas que nos tendría que decir!

También invito a que lo haga a mi amiga Almu, aguda, joven (una mente joven: un lujo), estupenda y lúcida escritora, en su Colmena.

Un cineasta que dará que hablar, David, con un blog –Panda de Tolos-, que hay que ver despacio porque encierra tesoros espectaculares, podría hablarnos o filmarnos sus causas de felicidad.

Pasa mucho por estas líneas nada menos que Humphrey Bogart, que aterriza desde su blog Miparaisotienecanchitas y deja sus pensamientos. Si te apetece, Mr. Bogart, no dejes de ponernos tus cosas en tu cancha, que seguro que nos harán pensar.

También me gustaría que Andy, que habita en su Inframundo y que, cuando quiere, escribe tan bien, pusiera en él lo que le hace feliz.

Hay una fuerza de la naturaleza, una concentración de energía vital que se materializa en este mundo con el nombre de Marisol y que oficia en su blog karisma.les. Me gustaría mucho que pusieras en tu blog lo que aquí tratamos.

Y por último, pero no en último lugar, me atrevería a pedirte a ti, Charo Barrios, que también lo hicieras en tu Come en casa. ¿Por qué? Porque creo que tienes mucha sensibilidad y que tienes muchas cosas que decir de cocina, de inbntos, de marginados, de alegrías, de tristezas y de la vida. Yo creo que eres más de lo que eres.

Pero no os sintáis, por favor, obligados a hacer esto que os pido. Hacedlo sólo si os apetece y si os sentís animados a ello. Si lo hacéis, mi amiga P. y yo os lo agradeceremos. Y si no, pues también os agradecemos que hayáis leído esto.

Un abrazo a todos.

Blog de José Saramago

Menuda sorpresa. Ayer inauguró su blog nada menos que José Saramago, una de las personas ante las que el mundo debería pararse y guardar silencio para escuchar lo que dijese, aunque sólo fuera un saludo. Una alegría. Su dirección en español es http://blog.josesaramago.org/indexspa.php También está en portugués y en inglés.

Si sabes dónde venden tiempo, dímelo, por favor. Pero que sea de buena calidad, sin ruidos ni pelmazos, y que no sea muy caro. Necesito un ratito más, ahora para leer a Saramago.

.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Rabia

No tengo tiempo para nada. Me falta tiempo para todo. Siento rabia.

.

Calles /3

No muy lejos de la calle Soledad se encuentra la Plaza Viudas. Ignoro también el origen de este nombre, pero me recuerda pronto la discriminación que sufren las mujeres viudas en algunos países orientales (India, Afganistán, etc.). No creo que en Cádiz ocurriera nada de esto.

Lo curioso de esta Plaza Viudas, además del nombre, es que en ella han nacido más de la mitad de los ciudadanos de Cádiz. La razón es que en ella estaba una clínica privada de prestigio, la del Dr. Fernando Muñoz Ferrer, a donde acudían a parir todas las gaditanas que podían. Además, parece ser que en esta plaza nació también uno de los gaditanos más ilustres, Fermín Salvochea, pensador anarquista del siglo XIX que llegó a ser alcalde de la ciudad.


.

.

domingo, 14 de septiembre de 2008

París no se acaba nunca / y 6



Dice Vila-Matas:


"Nunca será una duda la que nos haga enloquecer, sino más bien una certeza, cualquier certeza, aunque ésta sea tan simple como la que tengo ahora."

¿Cómo se atreven entonces a procurar que huyamos de las dudas? ¿Quieren que caigamos en las certezas? ¿Quieren volvernos locos? ¿Por qué asocian la duda con la inmadurez y la certeza con la madurez? Sólo el fuerte es capaz de dudar. El débil necesita la certeza para refugiarse en ella y no tener que pensar, porque o no puede o no sabe. ¿Por qué nos quieren hacer débiles? ¿Cuánto loco sin reconocer hay por aquí y por ahí?


Yo de ti dudaría de todo. Lo primero, de que esto que te pongo tenga sentido. Y, después de dudar, elegiría. Pero elige tú y después de dudar.

.

sábado, 13 de septiembre de 2008

La vida contemporánea

Estuvimos a punto el jueves pasado de ir a la inauguración de la exposición de Darío Villalba, en la Galería Marlborough. Luego, el tiempo, que es lo más breve que hay en la vida, no dio de sí y no fuimos.


Ayer, Juan Cruz, en su blog, hablaba del acto y de esa pintura y dejaba caer una frase muy certera, según me parece a mí:


... el resultado [de su pintura] es esencial, sobrio e inquietante: es un
retrato de la soledad, de la alegría y de la angustia, que son los elementos
básicos de la vida contemporánea y de la vida de siempre.


Soledad, alegría y angustia. Son características de la madurez humana, de la toma de conciencia de lo que significa ser persona en el mundo. Habría, quizás, que explicarlo un poco, porque la soledad creo que se refiere a una soledad radical, que cristaliza en el nacimiento y en la muerte, pero que se vive también a la hora de elegir, de decidir, de prescindir y de vivir tantas situaciones. Y la angustia, que no hay que confundir con nerviosismo ni con tristeza, sino con la presencia constante de la idea de la muerte en la vida. Una angustia que no debe ser paralizante, sino fructífera: sólo si eres consciente de que te vas a morir tendrás urgencia por vivir y por sacarle partido a cada minuto de la vida. Porque vivir no es pasar por aquí sin darte cuenta de lo que haces, sino intentar ser consciente y disfrutar de todas y cada una de las pequeñas cosas que haces, mandando así cada minuto a tomar vientos a la muerte. Disfrutar escribiendo este post. Disfrutar recibiendo un post de un amigo o de una amiga o de alguien a quien no conoces de nada. Disfrutar con un beso. Disfrutar haciendo deporte. Disfrutar porque hay un poso de angustia que te dice que te vas a morir y que tienes que espabilarte. Y queda la alegría, claro. Lo más gratificante de todo.
.

.

viernes, 12 de septiembre de 2008

París no se acaba nunca. 5

Retomo hoy las referencias al libro París no se acaba nunca, escrito por Enrique Vila-Matas.

El interés por este libro me vino visitando este verano el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, el MUSAC. Recomiendo vivamente una visita guiada a este Museo porque te aporta una visión de lo que se hace hoy en el campo del arte que difícilmente se puede adquirir de otra manera. Ya el edificio merece la pena de ser contemplado. Fue diseñado por los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla y con él obtuvieron en 2007 el Premio Mies Van del Rohe de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea. Los mismos autores han realizado el Museo de Bellas Artes de Castellón y el Museo de Zamora y están trabajando en la actualidad en el Museo de Cantabria. La fachada del MUSAC está formada por más de 3.300 vidrios tintados con los 37 colores obtenidos mediante la digitalización de una de las vidrieras del siglo XIII de la Catedral de Léon.

.



En la exposición que visité aparecía una instalación creada por Dominique González-Foerster y titulada Tapis de lecture. Consistía en una alfombra de gran tamaño rodeada de libros, que invitaba a sentarse o a tumbarse y ponerse a leer. La idea, al parecer, surgió a raiz del libro de Vila-Matas, porque su texto lleva a otros textos y a otros libros y, en cierto modo, te envuelve en su atmósfera.


Pongo hoy aquí una cita de Vila-Matas sobre la desesperación:


“Piensen cuáles pueden ser las razones básicas para la desesperación. Cada uno
de ustedes tendrá las suyas. Les propongo las mías: la volubilidad del amor, la
fragilidad de nuestro cuerpo, la abrumadora mezquindad que domina la vida
social, la trágica soledad en la que en el fondo vivimos todos, los reveses de
la amistad, la monotonía e insensibilidad que trae aparejada la costumbre de
vivir.”


La desesperación. La falta de esperanza. La carencia de fuerzas para llegar a algún lado. El sinsentido. La ausencia de metas accesibles. La caída sin poder levantarse. El dolor por encima de todo lo demás. La desgana. La conciencia de la propia debilidad. El, a lo sumo, limitarse a esperar.





.