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lunes, 13 de septiembre de 2010

La actuación



Para hacer algo en el mundo contamos, en primer lugar, con la sensibilidad. Con ella obtenemos información de lo que pasa en la realidad exterior y también en la interior. Por ejemplo, con la sensibilidad yo veo en el bar un imponente plato de ensaladilla rusa y siento en mí un enorme deseo de dar cuenta de él. Sobre la sensibilidad puede actuar la voluntad, que es la que decide lo que se va a hacer, desde no hacer nada a comerte toda la ensaladilla porque te apetece. Y está también la razón, cuya misión es explicarle a la voluntad las circunstancias que rodean tu acción, las consecuencias para ti y para los demás y todos los elementos previos y posteriores que pueden intervenir en la elección que va a hacer tu voluntad.

Mi pregunta es muy general, pero creo que, a pesar de eso, puede ser contestada. En el mundo actual, ¿a qué le solemos dar más importancia a la hora de actuar, a la sensibilidad, a la voluntad o a la razón?

miércoles, 10 de marzo de 2010

La falta de sensibilidad


Leo y oigo los argumentos a favor de las corridas de toros. Se considera en ellos cualquier aspecto que interese al que los expone, pero raras veces se tiene en cuenta por quienes los exponen el sufrimiento del animal. Me aterra, me da miedo la falta de sensibilidad para el sufrimiento, para la tortura y para la crueldad y su utilización para conseguir cualquier fin, sea estético, político o económico. Esa falta de sensibilidad debe de ser la misma que se echa de menos cuando no se hace nada, por ejemplo, para acabar con el sufrimiento derivado de las situaciones de desigualdad que sufren las mujeres, o cuando se toleran o se mira para otro lado cuando sufren violencia física, laboral o psicológica. La falta de sensibilidad ante el sufrimiento y la muerte de un toro debe de ser también la misma que se hizo patente cuando montaron el episodio del Dr. Montes, en Leganés, poniendo otros intereses por encima del sufrimiento y la muerte de las personas. Fueron a lo suyo al precio que su falta de sensibilidad les permitió pagar. Da igual con los toros que con las personas. Cuando nada vale nada, para algunos vale todo. Da miedo.
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