lunes, 5 de noviembre de 2012

No sin cultura



He acudido hoy a la convocatoria que el colectivo “No sin cultura” hizo en la plaza de Santa Ana, delante del Teatro Español, en Madrid, en protesta por la degradación y la previsible desaparición de la cultura en nuestro país.

Aunque el público asistente estaba formado mayoritariamente por actores, yo, que no lo soy, aunque me haya pasado la vida haciendo de actor en clase, acudí porque me sentí implicado. Creo que la cultura es cosa mía, porque es cosa de todo ser humano. Sin cultura no hay humanidad. Sin cultura permaneceríamos todos con los modales de los brutos, utilizando la violencia para intentar resolver los conflictos. Sin cultura no podríamos convencernos de que todos somos iguales y de que no podemos discriminar ni a las mujeres, ni a los que tienen la piel de otro color, ni a los que han nacido en otros lugares ni a nadie. Sin cultura no seríamos capaces de ser libres humanamente, es decir, libres todos, no sólo los poderosos o los ricos. Sin cultura no nos enteraríamos fiablemente de cómo es el mundo en el que vivimos. Sin cultura el gozo sería chabacano, primario y degradante. Sin cultura lo más delicado de la humanidad se vendría abajo. Sin cultura la felicidad se confundiría con los instintos más bajos del animal que llevamos dentro. Sin cultura no habría más que la alegría bruta del bruto. Sin cultura hay gobiernos como éste que nos ha tocado sufrir y al que la historia juzgará por el daño que le está haciendo a la humanidad.

El símbolo de este colectivo es una soga al cuello. Así estamos, aunque algunos no lo sepan o no quieran ver.

Mirando por la ventana. No se han enterado




Todo hecho tiene un aspecto visible, constatable, que afecta al mundo físico, y también otro simbólico, que nos remite a algo distinto del propio hecho en sí.

Digo esto porque aún no he salido de mi asombro y de mi indignación al leer la noticia de que la izquierda del Ayuntamiento de Madrid ha decidido votar a favor de la concesión de la Medalla de Honor de la ciudad al antiguo alcalde Alberto Ruiz Gallardón. Ni voto en contra ni abstención. El hecho visible es que la izquierda ha votado a favor de que se reconozcan los méritos del señor Gallardón como alcalde de Madrid. Supongo que por méritos se entenderá su gestión económica, que ha llevado a que la ciudad tenga una deuda de más de 7.000 millones de euros y a que el 22% del presupuesto de la ciudad se emplee en pagar esa deuda con sus intereses correspondientes. O quizás tengan que ver con que, a pesar de la deuda y de la crisis, se llevó como mayordomo al maitre de un famoso restaurante de Madrid, con un buen sueldo, naturalmente. Puede que los méritos se refieran a que tuvo levantada Madrid muchos años y luego la cubrió de manera que pasear por algunas calles del centro de Madrid encierra peligro de tropiezo. O es posible que tengan que ver con lo que hizo por frenar la contaminación de la ciudad. Cualquiera sabe a qué se refieren los méritos del anterior alcalde. No quiero ni pensar que el criterio para votar que sí haya sido ese tan de izquierdas y tan revolucionario como es la tradición de darle una medallita a todo el que pasa por la alcaldía.

En las circunstancias actuales, este lamentable asunto tiene, además, un fuerte carácter simbólico. ¿Algún votante de izquierdas le daría hoy una medalla a Gallardón? Seguro que no. Y, sin embargo, sus representantes políticos sí se la han dado. Este episodio muestra con toda claridad la separación que se está dando entre los votantes y sus representantes. ¿Es que no se enteran de que esto está pasando y que por eso se le están yendo los votos? ¿Es que siguen en su otro mundo, ajenos a lo que está pasando en este? ¿Con quién se han comprometido, con los ciudadanos o con los corteses representantes que se turnan en darse medallas, unas veces a unos y otras, a otros?

Un político tiene la difícil tarea de convencer al ciudadano de que su programa, su proyecto es el mejor. Tiene que crear en el votante la esperanza de que el mundo va a ir a mejor si le vota. Lo que es una grandísima estupidez es que el político acabe en un momento con la esperanza del ciudadano con medidas como esta, que lo alejan años luz del mundo de los problemas y que provocan el castigo del votante, con toda la razón.

Creo que todavía no se han enterado.

Buenios días. Deber



Creo que una de las mayores, si no la mayor, fuente de satisfacción es la de ser consciente de que hago lo que debo hacer y como lo debo hacer.

Esto no se entiende bien a primera vista, pero si lo piensas y lo experimentas, puede que te convenza.

El calendario de Bautista. 5/11/2012. Luis Cernuda



Casa natal de Luis Cernuda, en Sevilla.


Tal día como hoy de 1963 murió el poeta Luis Cernuda. Tienes más información aquí.

En este enlace tienes una selección de poemas de Cernuda.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. Ética y política




La ética le dice a una persona cómo debe ser su actuación en la vida, qué tipo de relaciones debe establecer con las demás personas, con la Naturaleza y con las cosas y cuáles son los valores que le deben mover a actuar. La ética tiene, por tanto, en su base, una dimensión social ineludible. La ética es propia de cada persona, pero su sentido es el de aclararle su forma de vivir en sociedad como el ser racional que es. El mejor retrato de una persona lo da su ética.

La política es el arte de organizar la sociedad de la mejor manera posible para que los ciudadanos puedan desarrollarse como verdaderos seres humanos.

Los grandes problemas para los ciudadanos aparecen cuando se encuentran con políticos que tienen una ética mediocre o que, simplemente, carecen de ella. Muchos ciudadanos creen que son malos políticos, cuando en realidad son seres humanos que carecen de una ética justificable.

Es evidente que no todos los políticos son iguales.

Ana María Valderrama



Buenos días. Modelo




Un ser humano que quiera vivir humanamente debe actuar siempre como si lo que hace fuera el modelo que propone a los demás para que puedan asumirlo. Sus actos deben ser siempre los que, a su juicio, sean los mejores posibles. Lo que hace un ser humano debe ser la expresión de sus mejores valores: la racionalidad en el planteamiento y en la solución, la generosidad con uno mismo y con los demás, la previsión de las consecuencias de sus actos. Si todos actuásemos con estos criterios, estoy seguro de que el mundo sería un mundo mejor.

Pongo un ejemplo. Suelo salir a pasear por las mañanas (algo que, como todo, a veces es una gozada y otras, una cruz). Voy a buen ritmo, pensando que el corazón debe de estar disfrutando de lo lindo y de que estoy quemando calorías a toneladas, hasta que se pone delante un semáforo en rojo que me obliga a cortar el avance y a parar. Me planteo: ¿me lo salto o no me lo salto? En los días de fiesta, a las horas a las que voy, que casi no hay tráfico ni tampoco personas por la calle, el asunto me lo tomo con más manga ancha; pero el resto de días, no. Si hay niños por allí, o personas mayores, o algún desocupado con pinta de hacer lo que le da la gana, me paro, pulso el botón y espero que se ponga verde para pasar. Y lo hago porque sé que mis actos tienen consecuencias para los demás, que pueden contribuir a acostumbrar, aunque sea a una sola persona, a actuar cumpliendo las normas. Lo razonable, lo humano, es vivir en sociedad cumpliendo normas que hagan más llevadera la vida social.

Y, sobre todo, actuando de esta manera da uno de sí lo mejor que tiene y hace de los pequeños y de los grandes actos de su vida un modelo que quien lo contemple pueda seguir.

Cuando vayas por la calle, cuando veas la televisión, cuando observes cómo actúa una persona, no dudes de que lo hace creyendo que es lo mejor que puede hacer. Y, de paso, obsérvate tú también. ¿Puede ser lo que haces un ejemplo, un modelo para los demás?

El calendario de Bautista. 4/11/2012. Manuel Azaña



Tal día como hoy de 1940 murió el escritor y político español Manuel Azaña. Tienes más información aquí.