viernes, 14 de noviembre de 2014

Buenas noches. Artículos de lujo



Artículos de lujo:

El silencio.
Hablar con calma.
Respirar aire puro.
Una sonrisa.
Contemplar la naturaleza.
Que te tomen la mano y sientas en ella el cariño.
Un abrazo sentido.
La soledad querida.
Una idea que te haga pensar.
La paz.
Que nadie pase necesidad.
Gozar de la belleza.
Poder querer a todo el mundo.
Sentirte querido.
Un mundo humano.
Poder ser uno mismo.

Buenas noches.

Sigue tú, por favor.

Lo que veo cuando miro. El Séptimo de Caballería




A más de un estúpido le ponen una bicicleta entre las piernas y se cree que es el jefe del Séptimo de Caballería persiguiendo a los indios antes de que se escapen. 

Buenas tardes.

Ética para todos 10. Hay que ducharse todos los días



Te proponíamos la semana pasada que vieras si la norma 

'Cada cual debe cuidar su higiene y ducharse todos los días' 

era moral o jurídica o ambas cosas o ninguna.

Veamos, en primer lugar, si es una norma jurídica. ¿Hay alguna ley que nos obligue a ducharnos todos los días, hasta el punto de que si no lo hacemos, alguien nos podría poner una sanción? Parece que tal ley no existe, por lo que esta norma NO es jurídica.

¿Será una norma moral? Para ello, tendrá que cumplir las tres condiciones de las normas morales. Comprobémoslo.

A mí me parece tan razonable y tan bueno mantener la higiene diaria y ducharse o asearse todos los días, que lo vivo como un deber. ¿Por qué? Por respeto. Creo que, por encima de todas las cosas, debemos respetar a los demás, y una forma muy importante de hacerlo es no haciéndoles la vida desagradable oliendo mal. A veces nos ponemos junto a personas que despiden un tremendo olor a sudor y que nos hacen muy molesto estar con ellas. No me refiero a personas sin hogar, cada vez más frecuentes, sino a quien pudiendo ir limpio y aseado, no lo hace porque su influencia sobre los demás ni se la plantea ni le importa.

Por esa idea de respeto a los demás y de no molestarles con mis olores es por lo que ir limpio lo vivo yo como una autoobligación, como algo a lo que en conciencia me obligo yo mismo, aunque nadie me obligue desde fuera.

Por otra parte, yo no gano nada yendo aseado. Nadie me lo va a agradecer por la calle. Si lo hago es porque beneficio a los demás, porque considero que es bueno, sin que yo reciba nada a cambio. Es, por tanto, una norma incondicional, que yo quiero cumplir sin que dependa de ninguna condición.

¿Sería bueno que esa norma la cumplieran todas las personas? Es evidente que sí, que eso sería muy bueno para todos. Por ello, la norma sería universalizable.

Como cumple las tres condiciones que hemos visto, esa norma SÍ es una norma moral.

Esto quiere decir que yo me ducho todos los días porque en conciencia creo que debo hacerlo, porque responde a un estilo de vida que yo creo que es bueno para todos, hasta el punto de que yo mismo me obligo, sin que me obligue nadie, a ir aseado y limpio siempre. Haciendo esto, me voy construyendo como un ser moral, como un ser humano que vive humanamente entre otros seres humanos. De esto es de lo que se trata.

Vamos a ir analizando más normas, para que podamos ejercitarnos en el análisis de lo que hacemos y comprobemos si nuestro comportamiento es moral o no.

Para la próxima semana te propongo que analices la norma:
Cuando vamos con una mujer y tenemos que pasar por una puerta, hay que dejar que sea ella la que pase primero, antes que el hombre”

Tienes que ver si es una norma jurídica, si es moral y, sobre todo, cómo justificas tu respuesta. Recuerda que puedes recurrir para cualquier duda a mcetica@gmail.com


Los viernes, etimologías. Bebidas 2. Café, té, mate, horchata, soda



CAFÉ

(1705). La palabra viene del turco kahvé, y esta del árabe qáhwa. Al español llega a través del italiano caffé. El origen del producto es Etiopía y desde Arabia se difunde en el siglo XVI por todo Oriente Medio hasta el norte de África. Entró en Europa hacia 1600, y se llevó a América hacia 1700. La palabra cafetería se creó en México y se propagó desde EEUU.


(1739). Es la pronunciación dialectal t´e, del chino mandarín c^a, de donde viene el cha portugués y de otras lenguas, por ejemplo las eslavas. Es muy curiosa la distribución, en las lenguas del mundo, de la forma té-tea frente a la forma cha. Todo depende de la zona con la que comerciara o se suministrara cada comerciante. El caso del té es otro de los muchos en los que viaja la palabra con el producto.

MATE

(1740). Del quechua mati, calabacita, por la calabaza vaciada empleada para tomar la infusión de la hierba mate. Ya lo tomaban en época precolombina los guaraníes. Hoy día es consumido desde Argentina a Bolivia, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil. Es un ritual, mucho más que una simple bebida.

HORCHATA

(1734). Del latín hordeum, cebada, de donde hordeata; en catalán orxata. Se discute si proviene del italiano o es un mozarabismo local evolucionado desde el latín al nacer la lengua. En Valencia tan popular como el producto, elaborado con chufas, es el cuento etimológico según el cual Jaime I, el conquistador de la ciudad, le dijo a la muchacha que se lo ofreció: "Esto es oro, chata", "or, xata" en catalán.

SODA

Es agua a la que se añade dióxido de carbono, CO2, sin saborizantes. Se fabricó utilizando bicarbonato sódico, de donde le ha quedado el nombre de soda. El término sodio viene del árabe sawda. Hoy quizás es el inglés la lengua de cultura, antes lo fue el latín, pero alrededor del año 1000 la lengua de cultura era el árabe y en la Química ha quedado el rastro. Hoy un yanqui en un club de Manhattan puede tomarse su whisky con soda, y !qué ironías tiene la Historia!, ahí está ese precioso arabismo incrustado en la cultura más hipster. SIFÓN se llama también a un agua carbonatada, por esas botellas que tienen un tubo en el que circula el líquido hacia arriba, y esto por similitud con el verdadero sifón, sistema de conducción de líquidos en U. La palabra sifón ya estaba en latín y en griego, significaba tubo, y parece que viene de una raíz indoeuropea, de la que procede también tibia. El agua carbonatada fue llamada en Francia SELTZ, palabra que tuvo cierto uso en España, por un manantial alemán de ese nombre, cuyas aguas de efervescencia natural fueron comercializadas desde fines del XVIII.