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jueves, 8 de septiembre de 2011

Ocúpate de crear la sociedad




Si no te ocupas de crear la sociedad de la mejor manera posible, es posible que luego la sociedad tampoco se se ocupe de ti.

lunes, 6 de junio de 2011

Pensar o no pensar



Decía Sastre que lo peor es haber pensado, porque con el pensamiento descubres el horror del mundo, la maldad humana, el infierno terrenal, lo poco que eres y lo problemática que es la vida.

Sin embargo, es peor aún no pensar. Si no piensas, estás muerto en vida.

¿Quién creyó con tanta ingenuidad que vivir era fácil?

lunes, 9 de mayo de 2011

Sentir y pensar



Sentir es captar con los sentidos algo de la realidad, recibirlo en la mente, no preocuparse más por aquello que te ha llegado, salvo para expresar la reacción inmediata que te haya podido producir.

Pensar es interpretar lo que has recibido de la realidad, entenderlo, justificarlo o no, relacionarlo con otros conocimientos, comprobar si se refiere a hechos ocurridos o a otras cosas, aventurar las probables consecuencias que pudieran tener lo que vemos o lo que hacemos, sospechar su posible utilidad, sopesar los efectos secundarios que se puedan originar y formarse una idea propia sobre lo que pueda ser lo que hemos sentido o sobre lo que proceda hacer.

Sentir es muy simple. Pensar es más complejo. Cualquiera no puede sentir, pero muchos sí. Pensar ya es más difícil y requiere conocimientos, entrenamiento y paciencia.

Estos tiempos son mucho más dados al sentir que al pensar. Y así estamos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Hypatia de Alejandría


Hypatia de Alejandría fue una interesantísima pensadora neoplatónica que vivió entre mediados del siglo III y principios del IV y que destacó en el campo de las matemáticas y en el de la astronomía. Su vida y su muerte fueron una consecuencia del fanatismo con el que algunas mentes resuelven su incapacidad para aceptar el pensamiento y la ciencia.

Alejandro Amenábar acaba de estrenar una película en la que relata la vida de esta mujer. El periodista Jacinto Antón publicó recientemente un artículo sobre ella, cuya lectura te recomiendo y que puedes obtener aquí.

Quiero llamarte también la atención sobre la crítica que de la película ha hecho en El País Carlos Boyero. El crítico parece desconocer algunos detalles de la vida de la pensadora y deriva de ahí alguna objeción injusta hacia el director. Y en un momento de su trabajo desliza la siguiente idea.

“Tu cerebro puede conectar con ella, pero en mi caso no me llega al corazón. Y lo estoy deseando continuamente, pero no consigue meterme dentro de ella.”

Estamos otra vez ante el papel fundamental, al parecer imprescindible, del corazón a la hora de captar la realidad. De nuevo la incomprensible exigencia de una corazonada para poder entender un problema histórico, ideológico y, en todo caso, real. Parece que el cerebro no es suficiente para abordar una problemática o una película, a partir de todos los datos que le aportan los sentidos, y que es imprescindible echar mano del corazón para poder establecer una conexión eficaz. El hombre como animal ex racional y convertido de nuevo en animal sentimental, como en los años de la dictadura franquista. El modelo debe ser el que ofrece Belén Esteban: poco que pensar y mucho que sentir. Cuando la actividad resulta al revés y hay poco que sentir, pero mucho que pensar, se concluye que algo está mal hecho y que la obra debe estar coja de alguna pata.

No me extraña que estas actitudes tan cordiales estén generando mentes incapaces de soportar tres ideas seguidas sin esbozar una mueca de cansancio o un bostezo de aburrimiento. Como nos acostumbremos a sentir los problemas y no a entenderlos, el mundo caerá en manos de los especialistas en manejar sentimientos, justamente los herederos del fanatismo que denuncia la película, y esto no va a haber quién lo arregle.

Me gustaría que pusieras aquí tu opinión sobre la película.

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