miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ciegos que ven, pero no quieren





Me contaron en cierta ocasión la historia de Andrés, un castellano terco y precavido que perdió la visión de uno de sus ojos en un desafortunado accidente en el campo. En cuanto se repuso de las heridas, se imaginó el futuro haciendo uso del criterio con el que había sido educado desde su tierna infancia y con el que había vivido toda su vida: el miedo. Si ya había perdido un ojo, pensó, lo trágico sería perder el otro, así que habría que evitar por todos los medios esa posibilidad. El peligro podría venir por dos caminos, el de una nueva pérdida y el del desgaste por el uso. Pronto descubrió, entre las escasas pertenencias de que disponía, lo que entendió como el remedio perfecto. Tomó unas gafas y, en lugar del cristal que se situaba frente al ojo sano, instaló la suela del tacón de unos zapatos viejos que ya no le servían. Le hizo al trozo de goma dos pequeños agujeros en la parte recta y mediante unas finas cuerdecitas la ató al borde superior de la montura. Ningún elemento punzante o hiriente podría atravesar esa barrera sólida. Y, por otra parte, la visión por ese ojo se limitaría a aquellas ocasiones en las que mereciera realmente la pena levantarse el tacón y usar el ojo para ver el mundo.

Hoy hay bastantes ciegos que, al igual que Andrés, podrían ver si quisieran, pero no quieren. La diferencia está únicamente en que estos ciegos de hoy no necesitan siquiera ponerse en el ojo la suela de un tacón.

Kraftwerk

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Qué querrá decir Esperanza Aguirre?




¿Por qué se empañará Esperanza Aguirre en decir y en escribir que los profesores “tienen que completar su horario hasta las veinte horas semanales”? El problema sangrante es que no habla de “horario lectivo”, es decir, de las horas de clase, sino de “horario”. Cualquier persona no versada en estos temas, como, por ejemplo, Ana Botella, podría hacerse la idea de que un profesor de un Instituto trabaja sólo veinte horas a la semana y que después se dedica a vivir la vida plácidamente. La Sra. Aguirre, con sus lamentables intervenciones, está ayudando a que la figura del profesor quede peor parada aún de lo que lo está actualmente en la sociedad. ¿Por qué lo hará?

Cualquiera sabe por qué hace y dice estos disparates. Hay mentes tan simples que, paradójicamente, son difíciles de indagar. Es posible que la ignorancia con la que aborda tantos temas le haga desbarrar también en éste, a pesar de ser la responsable última de las decisiones que se toman en el Gobierno de la Comunidad. Cabe pensar, quizás, en la hipótesis de que voluntaria e intencionadamente quiera desprestigiar a los profesores y, de paso, a la enseñanza pública. Esto estaría de acuerdo con sus objetivos privatizadores. Y cabe, también, la posibilidad de que lo que esté haciendo sea comparar la situación de la enseñanza pública con la de la privada, que puede que sea la que más conozca por voz de los empresarios del ramo. En esta última, los profesores, que no han sido obligados a sacar ninguna oposición, suelen dar bastantes más horas de clase, imparten las asignaturas que han estudiado en la carrera o las que haga falta para la buena marcha del negocio educativo, las dominen o no, y su vida laboral está sujeta férreamente a lo que le digan los jefes en el Centro, sabiendo que si no cumplen sus consignas o sus condiciones, hay muchos esperando para sustituirlos. Ante este tipo de explotación, que es la que defiende la Sra. Aguirre con sus deseos privatizadores, ¿no le parecerá que los profesores de la enseñanza pública son unos privilegiados teniendo unas jornadas de trabajo más racionales, que les permiten preparar las clases, reunirse, corregir bien los ejercicios y hacer actividades de otro tipo para lograr una mayor calidad de la enseñanza? ¿No será que a la Sra. Aguirre la educación y la calidad de la educación le traen al fresco y que lo que quiere no es más que sacarle rentabilidad económica a cualquier puesto de trabajo, sea como sea? No nos engañemos. A un neoliberal la calidad, aunque sea de la educación, le importa un pimiento. Lo que quiere es que todo aporte algún beneficio monetario ¿Será esto lo que quiere decir la Sra. Aguirre, en nombre de sus correligionarios negociantes?

He aquí el hombre: Mariano Rajoy


En una página muy buena que se titula Los genoveses, hemos encontrado una biografía indispensable para cualquiera que quiera vivir en España sabiendo quién es quién. Léela aquí y medítala, que lo merece.

Ha muerto Salvatore Licitra

Era considerado por algunos como el sucesor de Luciano Pavarotti. Tenía una voz fina y potente y la empleaba muy bien. La vida se empeña en recordarnos que es cruel y exigente.


Como hacer pis en la proa





Salimos de casa. El vecino estaba pintando una banqueta en su balcón, pero casi la mitad del mueble estaba en el aire, fuera de la barandilla, como jugando a ver si iba a parar a la calle o se quedaba allí dentro. Uf. Nos montamos en el coche. Circulamos dos o tres minutos cuando en una calle relativamente estrecha, aunque de dos direcciones y con coches aparcados a ambos lados, nos encontramos con una furgoneta aparcada de cualquier manera. Tres individuos, dos de ellos, con ropas que ponían “Samur Mental”, charlaban amistosamente no en la acera, sino en plena calzada, obligando a los coches a hacer una maniobra para no atropellarlos. Uf. Cruzamos un túnel, de unos quince o veinte metros de largo y de dirección única, en el que, por falta de iluminación y por el contraste con el fuerte sol que había fuera, no se veía nada. Afortunadamente logramos divisar allí dentro a un individuo montado en una bicicleta, pero sin ninguna luz que la hiciera visible, que venía en dirección contraria con una naturalidad y una calma exasperantes. Uf. Llegamos a unos grandes almacenes. Entramos en el aparcamiento subterráneo y nos encontramos con que los automóviles circulan lentamente porque hay un coche de la empresa de seguridad que circula en dirección contraria, sorteando todo lo que se encuentra, sin que parezca que ninguna urgencia le justifica tal comportamiento. Uf, uf y uf.

No han pasado ni diez minutos desde que salimos de casa, pero el espectáculo no ha podido ser más preocupante. Descarto cualquier interpretación moral de estos episodios. No creo que  esta gente haga estas barbaridades simplemente porque les dé la gana, como si fueran neoliberales militantes. Me inclino más por una explicación funcional. Hay unas carencias en el uso de las neuronas de mucha gente que está llegando a niveles alarmantes. Con estas cabezas almidonadas o huecas o mal educadas, cualquier fascista despabilado es capaz de dar un par de gritos y hacer tres promesas descabelladas, para lograr montar una jugada de muchísimo cuidado. Hay que defender la democracia con uñas y dientes, y los referéndums sobre asuntos importantes deben hacerse, pero aquí lo que hay que hacer urgentemente es luchar por una educación seria que despierte a toda esta gente y que los ponga en situación de convertirse en seres humanos, porque si no, todo lo que se proponga y se construya será como hacer pis en la proa.

Cómo va a quedar la educación

Tomo del blog de mi amiga P. el siguiente interesantísimo vídeo.



Mohini Geisweiller