jueves, 31 de julio de 2008

Identidades

Nací en La Isla de San Fernando, en Cádiz, un lugar agradable al que me gusta volver de vez en cuando a tomar contacto con personas, con lugares y con sabores conocidos desde la infancia. Me siento isleño y gaditano, pero, a pesar de ello, no siento ninguna necesidad vital de identificarme con esta tierra.

Soy, consecuentemente, andaluz, y me gusta mucho visitar y vivir las ciudades andaluzas, disfrutar de alguna de las formas de ser que se dan allí, de sus fiestas y de sus alegrías. También quiero estar atento a sus problemas, pero tampoco siento ninguna necesidad vital de identificarme con lo andaluz.

Vivo en Madrid y voy con mucha frecuencia a León, pero tampoco siento ninguna necesidad vital de identificarme ni con lo madrileño ni con lo leonés.

Mirando desde un poco más arriba, soy español y soy europeo y soy occidental. Soy también del sur de España y de Europa y del norte del planeta, pero no siento ninguna necesidad vital de identificarme ni con naciones ni con continentes ni con puntos cardinales.

Mi piel es blanca, aunque en verano en la playa se vuelve un poco más oscura, pero tampoco siento la necesidad vital de identificarme con los que tienen la piel del mismo color que la mía.

Soy hombre, varón, pero no me siento con la necesidad de identificarme con los varones, ni mucho menos con los que profesan esa suerte de disparate existencial y criminal que es el machismo.

He sido bautizado, confirmado y variadamente sacramentado en la Iglesia Católica, pero no siento ninguna necesidad vital de identificarme con ella ni con ninguna otra religión. Ni siquiera siento la necesidad de identificarme como ateo. En todo caso y, si no hubiera más remedio, me reconocería como agnóstico, pero dejaría de hacerlo enseguida ante el menor inconveniente.

Entiendo que haya personas que sí sientan la necesidad vital de identificarse con todas o con algunas de estas características, pero yo no experimento nada de esto. Es más, dicho sea con todo el respeto hacia estas personas, aunque no hacia sus opiniones, hacerlo me parecería un signo innecesario de debilidad y de provincianismo mental.

Lo que sí me siento es ciudadano del mundo y, además, tengo una enorme dificultad para detectar y reconocer fronteras de todo tipo. Y me siento también, y sobre todo, un proyecto de ser humano. Sí tengo la especial necesidad de conocer lo que significa un ser humano, de saber actuar como lo debería hacer un ser humano y de colaborar a crear un mundo que pueda denominarse un mundo humano. Quiero ser un ser verdaderamente humano. Esta es mi verdadera y única identidad.

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Etcétera

Trasteando por el interior del estupendo blog de Juan Cruz, Mira que te lo tengo dicho, me he encontrado con una revista mexicana, etcétera, que merece ser leída con calma.

Una muestra de su contenido es la espléndida colección de fotos que se puede ver en ella, así como su sección 'Ética y cinismo', con artículos de mucho interés.

Te la recomiendo.

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miércoles, 30 de julio de 2008

No justicia

Rafael Ricardi Robles tiene 48 años. Desde hace 13, cuando contaba con 35, ha vivido en la cárcel, condenado erróneamente por un delito de violación que no cometió.

Hace 8 años, un informe del ADN encontrado en la investigación sobre la violación descartó que él fuera el autor de la misma, pero nadie hizo nada por salvarlo, hasta que identificaron a F.P. y J.B. como los autores del delito.

Mientras tanto, tuvo que asumir su culpabilidad para poder acogerse a los beneficios penitenciarios, tuvo que sufrir la pérdida de la pensión que cobraba por una lesión que le había producido un accidente de moto en su juventud, tuvo que perder la niñez y la juventud de sus dos hijos, tuvo que soportar, siendo inocente, los códigos de conducta que rigen en las cárceles para los violadores y tuvo que perder 13 años de su vida.

Ahora, en libertad condicional, dice que cree en la justicia y que sigue creyendo en Dios. Es curioso que su fe religiosa admitida desde siempre ayudara a su condena, pues, al parecer, uno de los verdaderos autores hablaba de Dios antes de cometer el delito. Reconoce que la mujer violada es una víctima, pero que él también lo es. Está asustado con el revuelo mediático que se ha originado a su alrededor y afirma que tanto él como su familia lo han pasado muy mal, pero que él sabía que algún día su caso se solucionaría.

Su hija, Macarena, intenta hacer con su padre lo que él no pudo hacer con ella: enseñarle las cosas buenas de la vida, ante las que su padre se queda con frecuencia alucinado. Con su padre en la calle, dice que “podemos ir todos con la cabeza bien alta. Lo he pasado mal, siempre como la hija de …”.

Rafael Ricardo Robles tiene una espina clavada: “Duele y jode que nadie te haya pedido aún perdón después de tantos años”.

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martes, 29 de julio de 2008

Machismo5: POLÍTICA

Esto que vas a leer no es el Islam. Es una interpretación del Islam.

Tampoco es una organización de la sociedad en clave exclusivamente religiosa. Es una organización machista de la sociedad.

El valor más elemental que se observa en un mundo humano es el de la libertad. Luego vendrán la igualdad, la justicia y la solidaridad. Pero en esto que vas a leer no hay ni libertad.

Piénsalo bien, no sea que luego sea ya tarde.


Artículo publicado en El País, el 29 de julio de 2008.


Clérigos de Yemen vetan que las mujeres sea elegidas diputadas

Organizaciones femeninas piden al Parlamento de Sanaa que rechace la fetua


I. CEMBRERO - Madrid - 29/07/2008

El presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, pretende sacar a su país del deshonroso puesto que ocupa por la representación femenina en sus instituciones. En su Parlamento sólo hay una diputada, lo que le sitúa en la cola de cuantos países árabes poseen esa institución. Saleh ha propuesto aprobar una ley que reserve el 15% de los escaños a las mujeres en las elecciones legislativas de 2009, un porcentaje inferior al de países como Marruecos o Jordania, pero el clero musulmán maldice la iniciativa. Con la mezquita hemos topado.

“Todo esto nos aterra y nos lleva a un Estado teocrático”, denuncia Mashoor. Reunidos a mediados de mes en Sanaa, la capital, unos 2.000 clérigos, políticos conservadores y jefes tribales declararon que la participación de las mujeres en política es haram (pecado). Los religiosos eruditos redactaron incluso una fetua (edicto islámico) que prohíbe la concurrencia de candidatas a las elecciones.

“Advertimos de que abrir la puerta a las mujeres significa que saldrán de sus casas y se mezclaran con hombres”, reza un opúsculo distribuido durante la conferencia. “Si salen de sus hogares y coinciden con hombres en los lugares de trabajo, surgirán relaciones al margen del matrimonio, situaciones indecentes, adulterio e hijos ilegales”.

“Para que el barco [de Yemen] no se hunda” era el eslogan de la conferencia que organizó el político islamista Abdelmajeed al Zindani, considerado por EE UU como proveedor de fondos de organizaciones terroristas. Para evitar el “naufragio”, los asistentes decidieron la creación de un comité para la promoción de la virtud y la prevención del vicio dirigido por 42 clérigos y cuyos agentes recorrerán las calles y locales públicos en busca de “comportamientos indecentes”. Se encargarán de señalarlos a la policía, porque no podrán practicar detenciones, según precisó el viceministro de Orientación Religiosa, Hasan Abdulá al Cheik. En Arabia Saudí existe una fuerza pública con el mismo cometido, pero con mayores poderes.

El vicio consiste, según un primer catálogo aprobado en la conferencia, en consumir alcohol, asistir a desfiles de moda, bailar con personas de sexo opuesto, cantar en público para las mujeres, enviar a las chicas a estudiar al extranjero sin que las acompañe un varón de su familia que las vigile, etcétera.

“Todo esto nos asusta y nos conduce hacia un Estado teocrático”, declaraba al diario The Yemen Observer Hooriah Mashoor, vicepresidenta del Comité Nacional de Mujeres, un organismo oficial. Junto con la Unión de Mujeres Yemeníes, una ONG privada, están llevando a cabo una campaña para frenar el ímpetu islamista.

“Queremos que el Parlamento condene explícitamente esta fetua, porque constituye un ataque contra las libertades públicas y privadas”, afirma Ramziah al Eryani, presidenta de la Unión de Mujeres. Pidió cita al presidente del Parlamento, Yahya al Raie, para solicitarle ese pronunciamiento. La fijó para el domingo, pero después la aplazó sine die. No es seguro que el Parlamento recoja sus aspiraciones. La institución tiene un cariz cada vez más conservador. La comisión parlamentaria de la sharía islámica, que comprueba la conformidad de las leyes con la religión musulmana, ha rechazado una enmienda del Gobierno que hubiese equiparado las indemnizaciones por muerte accidental de una mujer con las que perciben los familiares si el fallecido es un hombre. Actualmente, la compensación por el varón duplica a la de la mujer. El Parlamento se dispone además a aprobar una ley que prevé un año de cárcel para los hombres y mujeres que se reúnan a solas sin que existan entre ellos lazos familiares. Cuando entre en vigor, ningún hombre podrá dar, por ejemplo, clases particulares a una mujer sin que ésta esté acompañada. Las mujeres tampoco podrán tomar taxis.




lunes, 28 de julio de 2008

¿En qué consiste actuar como un ser humano? 1

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- La falta de cariño embrutece a quien la sufre. Esto es un hecho.

- Sí, pero a mí no me afecta.

- Pero ¿tú no eres un ser humano?


domingo, 27 de julio de 2008

Saber es poder, pero, también, querer es poder

El ser humano está dotado de razón. Con la razón puede descubrir lo que vale y lo que no vale.



Pero no basta con eso. Es necesaria la voluntad para decidir hacer real lo que vale o lo que no vale.



Y todos somos discapacitados.








viernes, 25 de julio de 2008

Madrid. La noche en blanco

El próximo 13 de septiembre de 2008 se va a celebrar de nuevo en Madrid La noche en blanco. Es un proyecto europeo que engloba a ciudades como París, Bruselas, Roma, Riga, Bucarest y La Valleta.

Se trata de una noche festiva que busca desde las 21 horas hasta las 7 de la mañana, o hasta cuando cada uno quiera, que los ciudadanos vivan la ciudad de forma abierta y participativa a través del arte y de la cultura. Se pueden ver por dentro edificios y en la propia calle se producen espectáculos variados.

Puedes encontrar más información, suscribirte a las novedades e incluso apuntarte al voluntariado que colabora con la organización en la siguiente dirección http://www.esmadrid.com/lanocheenblanco/es/lanocheenblanco

Esperanza

Para Falsirego, degustadora de juegos del lenguaje.


Cuando me ocurrió esto que te cuento, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo, era sólo ministra de Educación, pero ya se la veía encaminarse hacia las altas cumbres de las montañas nevadas. Ya entonces también ese tonillo de maestra de escuela acostumbrada a adoctrinar a niños obedientes se le notaba, y se te quedaba en la sensibilidad como cuando escuchas más de dos veces la canción del verano y no hay manera de sacártela de los adentros. Estaba ya muy presente en nuestras vidas Esperanza Aguirre.

Una noche soñé con ella. No creo que fuera exactamente un sueño. Fue, más bien, una aparición en ese estado de duermevela en el que a veces te encuentras sin quererlo, intentando dormir, atrapado por pensamientos más o menos fantasmagóricos, más o menos deformados, pero siempre vividos con tanto interés. Se me apareció Esperanza Aguirre, con su melena rubia y su sonrisa morena, esa sonrisa mecánica, siempre igual a sí misma, que parece ocultar en su boca, para soltarlo en cuanto acabe de sonreír, un pensamiento color caqui, con un par de tacos apropiados y la expresión “… te vas a enterar…” incluidos.

Estuvo poco tiempo, la verdad. Fue una aparición fugaz y aún no he tenido la ocasión de agradecérselo. Pero me dejó como regalo, su mejor huella, aquello que se le da a cualquiera como su seña de identidad, lo más suyo: su nombre. Me quedé con “Esperanza”. Recuerdo que venía con letras de neón color blanco sobre fondo negro. ¡Qué claro se veía aquello! ¡Y qué poco podía dormir yo con tanta claridad! “Esperanza” estaba delante de mí en la cama y yo, que sólo era la mitad de mi yo porque la otra mitad estaba como anestesiada dentro de mí mismo, no podía hacer nada.

Yo creo que, en las situaciones sobrevenidas y que te sobrepasan, cada cual echa mano de sus resortes más habituales para tratar de salir adelante como sea. Evidentemente, yo no iba a buscar el interruptor que apagara aquellas luces, ni iba a luchar denodadamente con algún arma contundente, porque no tendría la menor idea de cómo hacerlo, contra semejante aparición. Hice aquello a lo que más acostumbrado estoy: me puse a analizar la situación, aunque fuera en aquellas circunstancias tan adversas que me hacían estar en inferioridad de condiciones.

La situación se reducía a un nombre: “Esperanza”. Un nombre rotundo, de cuatro sílabas, de los que les gusta pronunciar a los políticos, porque un nombre largo parece que tiene más importancia y más solemnidad que uno corto, aunque en muchas ocasiones con el largo se introduzcan, sin saberlo, en el terreno de los disparates. “Climatología”, por ejemplo, es mucho más impresionante que el pobrecito “clima”, pero claro, un “clima frío” tiene un humilde sentido, cosa de la que carece, en cambio, una “climatología fría”. “Esperanza” es un nombre soberbio, maduro, terminado, que impone respeto, que tiene presente e incluso apunta al futuro. No terminaba yo de comprender por qué la llamaban “Espe”. Ella, que es una fuerza de la naturaleza, que sería omnisciente y omnipresente y, a ser posible, omnipotente, si no fuera porque éstos se consideran atributos divinos, era tratada, sin embargo, en contra de lo razonable, con un diminutivo impropio de su persona. Aquello no me parecía lógico. Algo debía de haber detrás de aquel contrasentido.

No dormí. No pude dormir hasta conseguir desvelar el misterio que encerraba aquel nombre sobre el que parecía que había incidido la espada poderosa de algún ángel, no sé si de los buenos o de los malos, y lo había partido en dos. Yo estaba recostado sobre mi lado izquierdo, que es la postura en la que sobrevienen todas las pesadillas, así que me di la vuelta y me apoyé en el lado derecho, que es desde donde se ven más claras las cosas (en la cama). Desde el lado izquierdo, yo veía en primer lugar el “Espe”, y eso fue lo que me recordó que era llamada así por sus cortesanos. Desde el lado derecho me venía más a mano el “ranza” que quedaba como descolgado e inservible, como si fuera un complemento con funciones de adorno.

Yo creo que fue un arrebato árabe, o, quizás, que puestos a ver las cosas desde la derecha hay que ser coherentes. Pero fue así como lo vi. Me di cuenta de que “Espe” es el resultado de un mecanismo de defensa ante la intromisión en su personalidad de un elemento distinto de ella misma, pero que ella lleva consigo como si fuera un bolso de Prada o un pañuelo de Hermès, sin soltarlo, sin que se note, pero bien dentro y como disimulado para que casi nadie lo advierta. De hecho, de día y despierto, este asaltante trasero no se ve, pero de noche, teniendo la precaución de haber dejado el sentido común junto a las zapatillas y habiendo recobrado toda la frescura infantil que puede albergar un adulto insomne, se ve cómo el espíritu de Esperanza Aguirre y Gil de Biedma es bifronte y se parece a esos trenes Ave que se ven pasar de lejos por el campo, con una locomotora delante y otra detrás que apunta en sentido contrario. Esperanza es una, pero su nombre encierra dentro de sí la Santísima Dualidad. Sólo hay que volverse del lado derecho, fijarse bien en su nombre, y leer como leería un árabe o como pensaría un súbdito suyo: desde la derecha. Aparecerá enseguida el Otro.
Manuel Casal

jueves, 24 de julio de 2008

Alicante. OTROS PLACERES

¿Qué ofrece Alicante que no encuentres en otros sitios? Pues, en principio, que la ciudad es animada, cómoda de transitar, con gente que viene y va, y eso ya es algo que no se da en todas partes. Pero parece también una ciudad muy neoliberal, en donde hay veces en las que vale todo y en donde hay que andar con siete ojos para que no te den gato por liebre. Baste como ejemplo el hecho de que en una semana escasa de estancia tuve que mandar revisar tres facturas, en el campo de la hostelería, porque me querían cobrar de más. En una de las ocasiones incluso intentaron no hacerme caso. Es una pena que una ciudad tan agradable se autodegrade de esta manera.

En Alicante hay mucha gente que hace la vida en la calle: come en la calle, pasea, va a la playa, se sienta en las innumerables terrazas. Mi amiga Mamen me ha dicho en varias ocasiones que, a partir de los cuarenta, el estómago empieza a funcionar con algunos problemas. Yo, que llevo ya bastantes años justamente en esa edad, lo he comprobado en varias ocasiones. Por eso me veo obligado a mirar para otro lado siempre que observo en las terrazas a individuos comiéndose, a cualquier hora del día o de la noche, una paella aceitosa que promete no dejarse digerir en al menos cuarenta y ocho horas. La calle Mayor y el Puerto están llenos de semejantes valientes.

En asuntos del comer, Alicante tiene algunos templos de visita obligada para llevar a cabo en ellos rezos prolongados. Para mi gusto, la catedral es el Nou Manolín, junto con su ermita delegada, el Piripi. Son capaces de hacer allí buenos arroces, como el de conejo con caracoles, buenos guisos, buenos pescados y buenos mariscos, aunque la limosna que hay que dar por estos últimos bichos te deja temblando el bolsillo y la existencia. Las gambas que tienen allí son sobrenaturales y las cigalas hasta parecen guapas. Mención aparte merece el jamón, no sólo porque es de la primera marca nacional en jamones –Joselito, de Guijuelo-, sino porque te lo ponen acompañados de unas rebanaditas finas de pan tostado, con aceite y tomate, que es lo que le hace falta al jamón para ir con traje de gala por la vida. Como hayas caído en la tentación de tomar las gambas, a la hora de pagar tendrás que decir necesariamente “¡joder!” cuando veas la cuenta. Si ha podido más en ti, por ejemplo, la excusa de que hay que cuidar el ácido úrico y no has pedido las gambitas (algunas no caben en la palma de una mano), entonces no te parecerá demasiado caro, sobre todo si lo comparas con las limosnas que te piden en otros templos por rezos mucho menos interesantes. La barra del local es también impresionante, pero no más barata y, además, las barras están para lo que están, no para comer allí cualquier cosa que necesite trabajos más arduos que el de llevarse fácilmente algo pequeño a la boca. Pero de eso hablaremos otro día.

Otro templo interesante es el Senzone, el bar y restaurante del Hotel Hospes Amerigo. Desde mi punto de vista es la barra de bar más cómoda que he visto nunca. Todo el lugar es de diseño, pero la barra tiene los taburetes a la altura adecuada para que, estando sentados en ellos, se puedan poner los pies en un escalón que tienen bajo la barra, con lo que quedas en un estado tal que se te quitan los deseos de salir de allí. El bar funciona como bar de tapas, de vinos por copas e, incluso, de menú del día. No te regalan nada, pero tampoco es una exageración de caro. Es uno de los sitios, sin embargo, en donde tienes que acordarte bien de los precios que aparecen en la carta y llevarte una buena lupa para comprobar que son los mismos que aparecen en la factura. Resulta, además, incomprensible cómo un sitio de estas características tiene una música tan horrible, más propia de quinceañeros sordos que de los clientes que encuentras por allí.

El Senzone funciona también como hotel (muy caro) y tiene unas instalaciones espléndidas. En verano, los jueves, viernes y sábados usan la azotea del 4º piso como restaurante para cenas. Un bufé libre de ensaladas y gazpachos, un plato de pescado o carne más un postre cuestan 30 €, sin vino. Desde Madrid, no parece muy caro. Desde Alicante, es posible que sí, no lo sé. Tiene esta azotea unas vistas muy bonitas de la ciudad, proyectan vídeos sobre la pared de un edificio vecino y puedes tomarte luego una copa en una zona chillout. Es considerada como una de las terrazas más in, o chic o cool de España. (Observa, lector, cómo los calificativos ayudan a definir al sustantivo. En este caso no se podría decir, por ejemplo, que la terraza es guay, ni mucho menos que es cojonuda. Tampoco es pija. Es justamente lo que he dicho).

No hablaré de los sitios que no merecen mucho la pena, que son casi igual de caros que los anteriores, pero que te dan un servicio muy malo. Sólo citaré un bar de copas que es el mejor de los que conozco en Alicante y que suele estar más bien vacío. Es el NiC, en la calle Castaños, junto al Nou Manolín. Pueden prepararte allí 7 versiones del Gin Tonic y una de ellas ha ganado ya tres premios de coctelería, tanto en España como en Francia. Una simple caña de cerveza puede ser mejor tirada, mejor acompañada y más barata aquí que en cualquiera de los bares que suelen estar rebosando de gente. Y te la puedes tomar cómodamente sentado, con aire fresco y leyendo el periódico.

Y hay mucho más en Alicante, lo que ocurre es que ni el tiempo ni el bolsillo han dado para más. Y, además, ya he dicho lo que mi amiga Mamen me había advertido sobre el funcionamiento del estómago, así que no era cuestión de tentar la fortuna. Otro año se verá más.
Manuel Casal

martes, 22 de julio de 2008

La desnudez

Para Naima, que lo entenderá bien.
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En el último número de Babelia, el del 19 de julio de 2008, se publica una entrevista con Frédéric Beigbeder, autor del libro Socorro, perdón, publicado recientemente en la editorial Anagrama. En la entrevista, el autor declara algo que entronca con lo publicado en este mismo blog, el 12 de julio de 2008, bajo el epígrafe de ‘Amor’, y también con una conversación que tuve posteriormente con Naima Benaicha. El tema es el desvelamiento, la desnudez o, mejor, el desnudarse que supone muchas veces el expresar ante un auditorio, aunque sea pequeño, las opiniones propias. No es lo mismo hablar, por ejemplo, de una verdad matemática, que manifestar lo que uno piensa sobre determinado tema ante un público que o no conoces o no sabes qué le va a parecer lo que dices o cómo te va a juzgar. Puede que en este caso te sobrevenga la sensación de desnudez, de estar todo tú, pero sólo tú, ante el mundo. Pero también, como siempre que estás desnudo con alguien, eso te une mucho. Posiblemente nos unimos a las personas en la medida en que nos desnudamos vitalmente juntos.

Lo que ocurre es que a mí me parece que Frédéric Beigbeder es, por lo menos, un pelín tramposo. Como se puede ver en la foto, se desnuda en seco y con un pedazo de libro descomunal que le cubre las partes habitualmente menos desnudas. Es un escritor que crea un personaje y, luego, lo desnuda, pero él se queda cubierto. Así consuma la trampa. Yo creo que lo dice bien claro:

Un escritor debe correr el riesgo de desnudarse; ésta es una época en que la literatura debe romper las reglas de lo bien visto por la sociedad. Amo la literatura de confesión. Pero nunca hay un Frédéric en mis novelas; hay un Marc o un Octave. Uso mi intimidad dentro de unos acontecimientos ficticios. Soy y no soy”.

O sea, que yo creo que se queda a medio desnudar.


Manuel Casal