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martes, 28 de agosto de 2012

Buenos días. Velocidad


Pasas tan rápidamente que no te enteras del paisaje. Comes tan rápidamente que no saboreas lo que comes y te estropeas el estómago. Vas en el coche a tanta velocidad que haces trizas el respeto a los demás y tu propia imagen. Analizas lo que te pasa a tanta velocidad que no te enteras de nada. Vives a tanta velocidad que te estás perdiendo la gozada de vivir. ¿Para qué quieres el freno?

Que tengas un buen día.

lunes, 6 de agosto de 2012

Buenos días. Velocidad




Tengo que pararme un poco. Voy demasiado acelerado, sin tiempo para gozar de aquello en lo que estoy. Me da la impresión de que tengo prisa por llegar a ninguna parte, en donde no tengo gran cosa que hacer, pero en donde hay que estar cuanto antes. No miro, no oigo, no escucho, no contemplo, no pienso, no reflexiono, no aventuro, no imagino, no gozo del silencio, no veo las alternativas, no descubro a las personas. Sólo correr, correr, correr. Correr para correr.

martes, 14 de diciembre de 2010

¿Qué hacen a su lado?



La sociedad evoluciona a una velocidad vertiginosa. Por ejemplo, el fuego tardó 400.000 años en socializarse, en hacerse normal en la sociedad. Sin embargo, el teléfono móvil lo hizo en sólo 14. Es por eso que, ante tanta rapidez, me llaman tanto la atención dos fenómenos. Uno, el de los que se ganan la vida parados como estatuas vivientes en las calles de las ciudades. Otro, el de las mentes de los inmovilistas y de los conservadores que aún defienden que nada debe cambiar. Claro, a ellos les va bien así y les gustaría que hubiera un frenazo universal, una parada cósmica. Pero los que no tienen nada que conservar ¿qué hacen a su lado?

viernes, 10 de diciembre de 2010

Frutos de este siglo / 3




Tienen la velocidad metida en sus vidas. Todo lo hacen corriendo. Comen de prisa. Hablan de prisa. Van siempre de prisa. Parece que huyen, seguramente, de sí mismos.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Paseando por la vida / 3


Estamos dominados por el movimiento y, sobre todo, por la velocidad. Si nos falta la velocidad durante un minuto, nos aburrimos. Cinco minutos de quietud nos pueden matar. Por eso llaman la atención estas personas que están quietas mucho rato, disfrazadas de algo o simulando estatuas de barro. En cierto modo es una triste manera de ganarse la vida sin hacer nada.