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jueves, 17 de noviembre de 2011

Rajoy y tu futuro




De lo que Rajoy no quiere hablar es de lo que está en la base de todo lo que hacemos en el presente: el futuro. Y no quiere hacerlo porque sabe que su "solución" pasa por empeorarle las condiciones de vida a la parte más desfavorecida de la población.

Cualquier persona necesita para vivir salud y cultura, es decir, conocimientos, educación, valores. Los ricos se pueden pagar con dinero ambas cosas, aunque tengo mis dudas sobre el interés que puedan tener en lo relacionado con el segundo aspecto, pero los pobres, no.

Y lo que va a hacer Rajoy, como están haciendo ya en sus Comunidades los gobernantes del PP, es reducir las condiciones de atención a la salud de los ciudadanos. Hablando claro: va a permitir que vivamos peor y que nos muramos antes, sin que ello parezca que le importe demasiado. Tú y tu vida, lector, lectora, no les importa nada ni a Rajoy ni al PP.

Y van a reducir tus posibilidades de acceso a la cultura. Tú puedes vivir sin cultura, pero, aunque no lo sepas, vivirás peor y con menos futuro que si la tuvieras.

Ni a Rajoy ni al PP les importa nada ni la cultura ni la salud ni tú. El único móvil de su política es el de tener el poder para organizar el país de manera que los suyos puedan ganar la mayor cantidad de dinero posible en las mejores condiciones que puedan darse. Ni tú ni tu futuro cuentan nada para Rajoy.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los jóvenes y el futuro. José Luis Sampedro en POR / 1


Lo escribió mi amiga P. y yo lo leí:
“Ahora el país se va vaciando poco a poco, y llega el tiempo de que todos los movimientos sociales les hagan ver a los que tienen el poder, que el poder real, el de la juventud, se les escapa poco a poco de las manos.”
Me recordó lo que yo pensaba cuando estudiaba en la Facultad y veía a unos cuantos estudiantes extranjeros formándose en diversos campos. Unos volverán a sus países y serán ministros allí, imaginaba yo, pero muchos se quedarán aquí y vaciarán sus países de las mejores cabezas nacidas en él. Algo parecido veía yo luego en los Institutos. Multitud de jóvenes de otros países conociendo una cultura inaccesible e inexistente en sus países de origen que no revertirá en sus pueblos. Ahora veo impactado que lo mismo ocurre con los jóvenes de nuestro país. El nomadismo vital se está apoderando de la juventud en este mundo global. Este mundo global que es peor que el precedente, que tiene en su seno una brecha brutal entre los que tienen y los que no tienen, que ya no se arregla con limosnas ni con donaciones, sino con cambios estructurales que los poderes no quieren hacer y que los no poderosos necesitan para vivir. Sin embargo, ya decía José Luis Sampedro que los jóvenes son el futuro. El problema es que, si todos los futuros hay que construirlos, el que se avecina va a ser aún más duro de que se haga realidad.

La situación actual no es fácil de entender. No me refiero a los efectos, sino a las causas y a los procedimientos para cambiar esos efectos, para cambiar la situación. Dentro de esa oscuridad vital, alguna luz me parece ver a lo lejos, esa que dice que o te pones a construir un futuro nuevo o no hay futuro. Uno de los problemas es el de cómo se construye ese nuevo mundo.

Mientras me aclaro, prefiero oír las voces de quienes han hablado con sentido, con honradez y con sentido de lo social. Empezaremos por el propio José Luis Sampedro, persona a la que siempre hay que escuchar pensando con detenimiento sobre lo que dice.




lunes, 30 de mayo de 2011

Ya queda menos



Qué tiempos aquellos en los que había buena voluntad, cuando se trabajaba para construir, cuando se procuraba que se hicieran reales los valores nobles y generosos, en donde con toda claridad lo común se ponía por encima de lo particular y en donde la voluntad de servicio se daba por supuesta.
Eran tiempos en los que, de entrada, todos tenían un poco de razón y en los que tu problema era también parte de mi problema.

Eran tiempos en los que se miraba el horizonte con alegría, con ilusión, en los que los abrazos salían con espontaneidad del alma y en los que el ser humano andaba por el camino de convertirse en ser humano.
Eran tiempos que nada tenían que ver con la mierda actual, asfixiante, injusta, enferma y deshumanizante.

Tiempos que no volverán. Pero, justamente por eso, habrá que construir un tiempo nuevo, en el que aparezca un ser humano nuevo, en un mundo nuevo, con un horizonte nuevo y una vida nueva.
No hay que cerrarse. No hay que pensar que todo está ya hecho. Nunca pienses que tú eres ya tú. Queda mucho aún por inventar, por crecer, por vivir. Ya queda menos.

lunes, 11 de abril de 2011

El globo






Vivía colgado de un globo que me mantenía en contacto allá arriba con los ideales. Tenía mucho interés y hasta la necesidad de estar unido al globo, porque eso era lo que me permitía conectar la realidad con un futuro mejor. Ni por un momento pensé en una vida en la que no estuviera presente el globo, mi globo, ni los ideales a los que me transportaba.


Un día el globo se pinchó. Un punto insignificante, mínimo, entró a formar parte de su débil contorno y la dura realidad de que el globo, como todo en la vida, era efímero y caduco se me presentó inexorablemente en las puertas del futuro. Poco a poco el globo se fue desinflando y entonces fue cuando me fui dando cuenta con horror, con desazón, con una dolorosa mezcla de impresiones y sentimientos encontrados, de que esa realidad de la que yo quería tirar hasta acercarla a los ideales, en realidad, era un inmenso mar de mierda en el que chapoteaban casi todos, unos, hacia arriba, para salvarse, y otros, hacia abajo, para evitar que la visión de lo limpio les creara molestos problemas existenciales.

Por fortuna en aquel mar asqueroso y repulsivo brillaban, como faros que guiaban a quienes los querían ver, unos cuantos seres humanos con sus correspondientes globos, vistosos y brillantes, y con la inmensa luz cercana de su sonrisa vital en el rostro. He de decir que fueron ellos los que me ayudaron a construirme otro globo con el que poder seguir sobreviviendo.

A Alipio, Ángel, Charo, Cristina, Emma, Lucía, Mencía, Olvido, Paloma, Patricia, Raquel y Yolanda.

viernes, 25 de febrero de 2011

Negro futuro



Llego a clase el día que tienen examen de mi asignatura. Nadie repasa nada, salvo dos, que tienen un papel delante y lo miran con un cierto aire de concentración. Antes de repartir las hojas de papel, tengo que esperar algún tiempo para que se sienten, se callen y quiten de la mesa las mochilas, los cuadernos y los libros. Les digo que quien quiera preguntarme algo venga a mi mesa, para no molestar a los demás. Preguntan casi todos, pero desde su mesa y con unas caras que parecen decir que no tienen ganas de levantarse. Están acostumbrados a practicar la ley del mínimo esfuerzo. Antes de contestar, preguntan si deben hacerlo dando las explicaciones convenientes o si basta con decir lo imprescindible. Por ver qué hacen, les aviso de que si alguien quiere más papel, que venga a recogerlo a la mesa. Uno que está a dos metros de la mesa intenta estirarse para alcanzar una hoja, pero sin éxito. Lamentablemente se tiene que levantar, aunque sólo un poquitín, lo indispensable para llegar a la meta. Otro tose, pero no tiene pañuelo ni de tela ni de papel ni de nada. Otro más pregunta algo que ya he aclarado antes, pero, además, como tiene un piercing atravesado de lado a lado en la lengua, no se le entiende lo que quiere decir hasta que lo repite varias veces. Es muy deprimente ver a estos viejos inútiles de quince años.


miércoles, 27 de octubre de 2010

Escucha y piensa

Este es un hombre sabio. Su cuerpo tiene 93 años, pero su mente está en plena madurez. Cuando habla, dice cosas que muchos no quieren oir, lo cual es la mejor señal del interés de su mensaje. Escúchalo. Piénsalo. Y haz lo que tengas que hacer.


domingo, 5 de septiembre de 2010

El futuro


El futuro se imagina, se diseña, se teme o se desea desde el presente. Pero nunca se escribe desde el presente.

Aunque tu miedo o tu debilidad se empeñen, no puedes adelantar el futuro.

El futuro anticipado con la imaginación suele ser más cruel que la realidad.

No sabes lo que va a pasar. Nunca. Siempre cabe una posibilidad.

Por esto es por lo que cabe la esperanza, no sólo la espera.

viernes, 18 de junio de 2010

La vela


“Cuando el cansancio echa sus raíces en ti, las negras sombras de las más espesas nubes hacen que se oscurezca el paisaje, que no parezca apetecible el futuro y que la vida se confunda con una especie de estrecho y movedizo puente colgante que no se sabe muy bien por qué hay que atravesar.

Pero tú eres fuerte y sabes que casi todo es pasajero, que siempre se puede encender una vela que dé un poco de alegría y que no suele pasar tanto tiempo para que vuelva a salir el sol”, le dije hoy al del espejo mientras me afeitaba.