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viernes, 28 de noviembre de 2014

Ética para todos 12. Hay que pagar los impuestos



El ejemplo que te proponíamos la semana pasada para que lo analizaras era el de la norma:
“Hay que pagar los impuestos”

Veamos qué tipo de norma es esta.

Es evidente que es una norma jurídica, puesto que hay un conjunto de leyes que nos obliga a pagar los impuestos. Y si no los pagamos, una sanción caerá sobre nosotros.

¿Será también una norma moral? La moral se basa siempre en argumentos racionales que a un ser humano le convencen. Estos argumentos le generan una autoobligación, es decir, una obligación en conciencia de cumplir la norma, con independencia de que alguien desde fuera le obligue o no. Dan lugar también a una incondicionalidad, esto es, que, como consecuencia de estos argumentos, la norma no se cumple para que a cambio obtengamos algún beneficio, sino por convencimiento, sin mirar siquiera si ello va a aportar alguna ventaja o no. Y, por último, estos argumentos generan universalidad, o sea, que se considera que la norma es tan buena que todos los individuos del grupo humano que se considere deberían cumplirla.

El argumento clave en este caso seguramente es el de que los bienes sociales comunes de los que disfrutamos todos necesitan ser pagados con dinero, y ese dinero tiene que salir de los impuestos. Queremos una sanidad gratuita y para todos, una educación también gratuita y universal, deseamos buenas carreteras, una justicia ágil, una buena televisión, unas pensiones dignas para todos, etc. Todos estos servicios y muchos otros tienen que ser financiados con los impuestos. Lo que es impresentable, injusto y ridículo es que alguien no pague impuestos y que exija, por ejemplo, que la sanidad le cure gratis su enfermedad.

Si yo entiendo esto y estoy de acuerdo con ello, es evidente que me sentiré autoobligado a pagar los impuestos, puesto que es la manera de poder mantener un Estado que permita que todos puedan gozar de estos servicios básicos. Si no hubiera impuestos, nos podemos imaginar cómo sería la vida en nuestra sociedad: o no habría nada de nada o sólo los ricos podrían costearse los servicios.

Puede que alguien pague los impuestos para obtener a cambio algún servicio que le interese, que le venga bien. Si actúa así, no lo hará de manera indondicional, en cuyo caso la norma en cuestión no sería, para él, moral. Pero cabe también la posibilidad de que alguien no lo haga de manera egoísta, como si su aportación fuera un negocio más: yo doy para que el Estado me dé. Es posible que alguien se plantee que debe haber una sanidad gratuita para todos, aunque él no la use, y una educación gratuita y universal, aunque tampoco la use. La idea de que la sociedad debe funcionar con la aportación de todos -la de los ricos deberá ser mayor que la de los pobres, evidentemente- aunque una persona dé más que lo que recibe o, incluso, aunque no reciba nada, esta idea sí sería incondicional

Este caso muestra que, en muchas ocasiones, la actitud ética es difícil y dura. Porque puede que ser ético salga caro -cuando se da más de lo que se recibe-, pero también la solidaridad, la justicia y la igualdad son valores que tienen que tener peso en la vida de las personas. Esta norma sólo será ética para aquella persona que pague los impuestos de manera generosa, solidaria y sin buscar una contraprestación proporcionada a lo que da. Un egoísta nunca podrá ser una persona ética.

Con más facilidad se puede entender que la norma sea universalizable. Si sólo pagasen impuestos unos pocos, se resentirían los servicios que ofrece el Estado y eso no sería bueno para la colectividad.

Esta norma, por tanto, es jurídica y puede ser moral, dependiendo de la actitud con la que se cumpla. Sobre la importancia de las actitudes en la moral diremos algo más adelante.

Ahora te propongo, para que ejercites tu análisis, que intentes ver si es jurídica o moral la siguiente norma, que es demasiado común en ciertos ambientes:
“Si mi perro ya no me sirve para cazar, lo puedo matar.”

Si lo necesitas, puedes opinar o preguntar a través del correo electrónico mcetica@gmail.com . Buena semana.



viernes, 21 de noviembre de 2014

Ética para todos 11. Cederle el paso primero a las mujeres



Antes de analizar la norma que proponíamos la semana pasada, quisiera matizar lo que habría que entender cuando decimos que una norma moral debe ser universalizable. No quiere decir estrictamente que todos los habitantes del planeta deban seguirla, sino que nos referimos siempre al contexto en el que se sitúa la norma en cuestión. Por ejemplo, no tendría sentido que los habitantes de la Amazonía consideraran bueno el uso de los intermitentes, porque probablemente ni sepan lo que es, pero sí deben considerarlo las personas de nuestro ámbito cultural.

Lo único verdaderamente universal en este sentido serían los derechos incluidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que conviene que leamos y meditemos de vez en cuando.

Pasemos ya a la norma de hoy:
Cuando un hombre va con una mujer y tienen que pasar ambos por una puerta, hay que dejar que sea ella la que pase primero, antes que el hombre”.

Esta es una norma machista, como otras muchas que lamentablemente se dan en nuestra sociedad.

No es una norma jurídica, porque no existe ninguna ley que nos obligue a ceder el paso a una mujer.

¿Es una norma moral? Veamos si cumple las tres condiciones.

¿Me autoobligo yo a ceder el paso a una mujer en una puerta? Si consideramos que hombres y mujeres somos seres humanos, iguales en derechos y que el sexo no debe ser nunca el criterio para que actuemos de una manera o de otra, parece imposible que veamos como una obligación tratar así a cualquier mujer. Más bien parece una discriminación -el trato desigual dado a quienes son iguales- hacerlo. Luego esta condición no se cumple. Sólo con esto, ya sería suficiente para considerar que la norma no es moral.

¿Es incondicional? Si la deja pasar porque se trata de una mujer y de esta manera pretende algo para sí mismo, no sería una actuación incondicional. Si lo hace por tener un detalle con ella, sin buscar nada a cambio, sí sería una actuación incondicional.

¿Sería universalizable? Si dejar pasar primero a las mujeres, por el hecho de ser mujeres, es tratarlas de forma discriminatoria, es evidente que esta norma no sería universalizable.

Por tanto NO es una norma moral. ¿Y por qué, entonces, es tan frecuente que se haga? Pues porque es una norma machista y el machismo está muy extendido entre nuestras costumbres. Tratar a cualquier mujer de forma diferente por el hecho de ser mujer es un comportamiento sexista. El sexo está para lo que está, pero no para actuar en la sociedad de una manera o de otra, según el sexo que se tenga. Esto es justamente lo que da lugar a los problemas de género. Esta costumbre, como tantas otras, debe ser criticada y analizada para ver si detrás de ella hay comportamientos que no son justificables y que implican una discriminación.

Lo correcto sería ceder el paso -si eso es más cómodo- a CUALQUIER PERSONA que nos acompañe, sea hombre o mujer. Tener un detalle con la persona con la que vamos es bueno. Unas veces puede que el detalle consista en pasar uno primero y sostenerle la puerta al otro o a la otra para así facilitarle el paso. Otras veces quizás lo idóneo sea abrir la puerta y sostenerla abierta para que pase la otra persona. Pero lo que está bien es hacer eso con cualquier persona, no con las mujeres por el hecho de serlo.

Lo que no tiene sentido es seguir actuando con criterios sexistas. Todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos, sea cual sea el sexo que tengamos. Esto es muy importante si queremos crear una sociedad más justa y más igualitaria.

Intenta esta semana analizar si es una norma moral o jurídica o las dos cosas o ninguna la siguiente:
Hay que pagar los impuestos”

Recuerda que puedes usar, si lo necesitas, el correo mcetica@gmail.com



viernes, 14 de noviembre de 2014

Ética para todos 10. Hay que ducharse todos los días



Te proponíamos la semana pasada que vieras si la norma 

'Cada cual debe cuidar su higiene y ducharse todos los días' 

era moral o jurídica o ambas cosas o ninguna.

Veamos, en primer lugar, si es una norma jurídica. ¿Hay alguna ley que nos obligue a ducharnos todos los días, hasta el punto de que si no lo hacemos, alguien nos podría poner una sanción? Parece que tal ley no existe, por lo que esta norma NO es jurídica.

¿Será una norma moral? Para ello, tendrá que cumplir las tres condiciones de las normas morales. Comprobémoslo.

A mí me parece tan razonable y tan bueno mantener la higiene diaria y ducharse o asearse todos los días, que lo vivo como un deber. ¿Por qué? Por respeto. Creo que, por encima de todas las cosas, debemos respetar a los demás, y una forma muy importante de hacerlo es no haciéndoles la vida desagradable oliendo mal. A veces nos ponemos junto a personas que despiden un tremendo olor a sudor y que nos hacen muy molesto estar con ellas. No me refiero a personas sin hogar, cada vez más frecuentes, sino a quien pudiendo ir limpio y aseado, no lo hace porque su influencia sobre los demás ni se la plantea ni le importa.

Por esa idea de respeto a los demás y de no molestarles con mis olores es por lo que ir limpio lo vivo yo como una autoobligación, como algo a lo que en conciencia me obligo yo mismo, aunque nadie me obligue desde fuera.

Por otra parte, yo no gano nada yendo aseado. Nadie me lo va a agradecer por la calle. Si lo hago es porque beneficio a los demás, porque considero que es bueno, sin que yo reciba nada a cambio. Es, por tanto, una norma incondicional, que yo quiero cumplir sin que dependa de ninguna condición.

¿Sería bueno que esa norma la cumplieran todas las personas? Es evidente que sí, que eso sería muy bueno para todos. Por ello, la norma sería universalizable.

Como cumple las tres condiciones que hemos visto, esa norma SÍ es una norma moral.

Esto quiere decir que yo me ducho todos los días porque en conciencia creo que debo hacerlo, porque responde a un estilo de vida que yo creo que es bueno para todos, hasta el punto de que yo mismo me obligo, sin que me obligue nadie, a ir aseado y limpio siempre. Haciendo esto, me voy construyendo como un ser moral, como un ser humano que vive humanamente entre otros seres humanos. De esto es de lo que se trata.

Vamos a ir analizando más normas, para que podamos ejercitarnos en el análisis de lo que hacemos y comprobemos si nuestro comportamiento es moral o no.

Para la próxima semana te propongo que analices la norma:
Cuando vamos con una mujer y tenemos que pasar por una puerta, hay que dejar que sea ella la que pase primero, antes que el hombre”

Tienes que ver si es una norma jurídica, si es moral y, sobre todo, cómo justificas tu respuesta. Recuerda que puedes recurrir para cualquier duda a mcetica@gmail.com


viernes, 24 de octubre de 2014

Ética para todos 7. Características de las normas morales 2



Además de que no me vienen impuestas desde fuera y de que no me acarrearán ninguna sanción si no las cumplo, las normas morales tienen 3 características importantes. Son las siguientes:

  1. Su obligatoriedad interna. Ante una norma moral que yo he pensado y que me convence, yo siento la obligación de cumplirla. Es una obligación de procede de mi propia conciencia y no la vivo como una posibilidad más, sino como una obligación. Socorrer a alguien que está herido, ser respetuoso o cumplir una promesa son normas que yo siento como obligatorias.
  2. Su incondicionalidad. Las normas morales no se cumplen nunca para poder conseguir así alguna otra cosa. No son nunca parte de un negocio. Se cumplen porque sí, porque se está convencido de que hay que cumplirlas. Su cumplimiento no está sujeto a ninguna condición. Por eso se dice que son incondicionales: se cumplen sin condiciones. Yo no te respeto para ganarme el cielo, o para caerte simpático o para que me quieras. Te respeto porque creo que es bueno hacerlo y punto. No espero recibir nada a cambio con ello.
  3. Universalidad. Entiendo que una norma moral es tan buena que veo razonable que todo el mundo debería entenderlo así. Respetar a las demás personas no es un capricho mío, sino que es algo que sería bueno que todo el mundo lo hiciera.

Por tanto, cualquier norma moral la debo vivir yo como una obligación que me impone la conciencia, no la debo cumplir para conseguir algo a cambio y la veo tan buena que todo el mundo debería cumplirla.

Si falla en alguna de estas características, la norma no podrá ser considerada como moral.

El próximo día veremos algunos ejemplos de normas morales y comprobaremos si cumplen o no estas condiciones.



viernes, 17 de octubre de 2014

Ética para todos 6. Características de las normas morales 1


Obra de Guillermo Pérez Villalta


Una persona puede verse obligada en la sociedad a cumplir ciertas leyes, ciertas normas, por dos motivos.

Uno, porque alguna autoridad de esa sociedad le obligue a hacerlo y, si no lo hace, le imponga una sanción. Este era el caso, si lo recuerdas, de las NORMAS JURÍDICAS.

Otro motivo puede ser, no que alguien de fuera le obligue a cumplir tal norma, sino que esa misma persona, por convicción propia, se sienta obligada a hacerlo. Si no la cumple, nadie le va a imponer ninguna sanción, pero ella misma sentirá que no ha hecho lo que debía haber hecho y no se va a sentir feliz con su acto. Este es el caso de las NORMAS MORALES o ÉTICAS.

Es decir, que las normas jurídicas nos obligan desde fuera y, si no las cumplimos, nos imponen una sanción. Por el contrario, las normas morales nos obligan desde dentro, desde nuestra propia conciencia, y, desde fuera, nadie nos va a sancionar si no la cumplimos, aunque nosotros nos quedaremos con mala conciencia por lo que hemos hecho.

Pongamos unos ejemplos. 'Circular a menos de 120 km/h' es una norma que tenemos que cumplir en determinadas carreteras, aunque nos pueda parecer poca velocidad, porque lo ordena el Código de la Circulación, que es algo exterior a nosotros. Nos guste o no, tenemos que cumplirla porque nos lo ordenan. Y si no la cumplimos, nos pueden imponer una sanción determinada. Este es es un ejemplo de norma jurídica.

Pero 'ayudar a una persona mayor que está enferma' no es una norma a la que me obligue ninguna ley ni ninguna autoridad. Sin embargo, es posible que me obligue yo mismo. Si yo veo que esa persona tiene dificultades para moverse, que no puede hacer la compra ni cocinar, que no tiene quien le resuelva su situación y me doy cuenta de que yo tengo algún tiempo libre, puedo decidir por mi cuenta ir a ayudarle. Puede que influya en ello mi idea de que todos somos iguales, que todos debemos ayudarnos y que no se crea un mundo bueno si todos somos egoístas y sólo vamos a lo nuestro. Lo importante es que después de pensar bien en todo esto, es posible que yo viva esa acción como una obligación, como un deber. Y si, por alguna circunstancia no la hago, nadie me va a imponer ninguna sanción, pero yo no me quedaré a gusto por no haberla ayudado. Este es un ejemplo de norma moral. Son, por tanto, normas a las que yo mismo me obligo porque estoy convencido de que son buenas y que debo cumplirlas.

No es nada raro que uno mismo se obligue a ciertas cosas. El futbolista que está convencido de que quiere ganar la Liga, se obliga a sí mismo a entrenar bien y a llevar a cabo una alimentación idónea. No es que se vea forzado a hacer eso, sino que su planteamiento le lleva a sentir el deber de entrenarse a fondo. Lo mismo ocurre cuando nos planteamos en serio asuntos como, por ejemplo, el respeto, la solidaridad o la igualdad.

Puede darse el caso de que una norma jurídica no sea moral, que una norma moral no sea jurídica y que una norma sea a la vez jurídica y moral. ¿Te atreves a poner un ejemplo de cada uno de estos casos? Recuerda la dirección mcetica@gmail.com a la que, si quieres, puedes enviar tus reflexiones o tus dudas. Te contestaré, si lo haces.

Continuará ...



sábado, 11 de octubre de 2014

Ética para todos. 5. Las normas morales



5. Las normas morales

Las normas morales (las podemos llamar también normas éticas) son aquellas que regulan de manera racional las relaciones de una persona con su entorno, esto es, con las demás personas y también con la Naturaleza, con los animales y con las cosas.

Todos vivimos en el mundo y debemos preguntarnos cómo debe ser nuestra relación con todo lo que nos rodea. Por ejemplo, debemos preguntarnos -y respondernos con argumentos racionales- si podemos explotar o no a las personas con las que nos relacionamos, si podemos usar a los animales para disfrutar nosotros obligándoles a sufrir tormentos, si podemos hacer pintadas en paredes que no nos pertenecen o si podemos quemar un bosque si nos apetece.

La manera de actuar en estas y en otras muchas situaciones viene dada por nuestras normas morales.

Son ejemplos de normas morales:

  • Respetar a las demás personas, porque son también seres humanos, porque todos somos iguales en dignidad y porque yo no soy quién para tratarlos de manera que les cause algún daño.
  • Ser generoso con quienes lo necesitan, porque siempre la ayuda a los demás les hace más felices y les puede facilitar su vida.
  • Mirar las consecuencias de nuestros actos antes de hacerlos, porque así podemos evitar algún daño a las demás personas, a los animales o a la Naturaleza.
  • Educar a los hijos, porque los niños vienen al mundo desvalidos y necesitan la ayuda de la sociedad, especialmente de los padres, para que puedan convertirse en seres humanos.

Como vemos, cada norma moral me la debo justificar yo mismo con razones que me valgan de verdad a mí, aunque no les valgan a otra persona.

El próximo día veremos algunas características de las normas morales. Mientras tanto, puedes pensar si las dos normas siguientes son normas morales o no y por qué.

a) No se debe hablar a gritos en los sitios públicos, como autobuses, restaurantes, etc.

b) Conviene que me duche todos los días.

Si tienes alguna duda, alguna sugerencia o quieres preguntarme algo, no dudes en comentarlo en el blog o enviar un mensaje a mcetica@gmail.com . Te contestaré.


Continuará ...