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miércoles, 2 de julio de 2014

Buenas noches. Se les ve a leguas




Creen que no se les nota, pero hay quienes se acostumbran a darle la vuelta a todo, creando así una burda y débil pantalla detrás de la que se ocultan. Si se sienten culpables de algo, giran el punto de vista y aparecen como víctimas inocentes. Si no entienden lo que se les dice, hacen creer que son los que hablan los que no entienden nada y que son ellos los que tienen que explicar lo que ocurre para que lo entiendan los otros. Si alguien les dice algo que no sabían, sustituirán el blanco por el negro y terminarán por decirle a quien se lo dijo lo mismo que le acaban de decir, como si fuera algo que ya sabían desde antes. Se les ve a leguas de distancia, pero ellos creen que nadie se da cuenta de lo que hacen. Son gente pobre en humanidad y muy molesta. Buenas noches.

lunes, 8 de agosto de 2011

En voz alta




Hay un tipo muy molesto de personas que sienten la ineludible necesidad de decir en voz altísima todas las tonterías que tienen en la cabeza.

Además de las leyes de la mecánica, de los diversos tipos de sintagmas, o en lugar de los mandamientos de la ley de Dios o del pensamiento de Wittgenstein, se debería enseñar en las escuelas que hablar en voz alta cuando se está en público no es un comportamiento recomendable porque puede molestar a los demás.


martes, 7 de junio de 2011

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tipos molestos




Ya en la cola del tren había demostrado lo listo que era intentando ascender por la cola con descaro y como resbalando sobre los demás. Cuando ha subido al coche, se ha instalado los auriculares en los oídos, ha sacado el ordenador y el teléfono y se ha puesto a trabajar. Se le ha antojado enseguida ir al servicio, que estaba ocupado, pero él ni lo ha sospechado. Con la firmeza y la decisión que puede que dé la convicción de que el servicio es suyo o que a ningún mortal se le puede ocurrir hacer un pis cuando él lo necesita, ha comenzado a tirar del picaporte de la puerta hasta que ha hecho saltar la palanca. Como la puerta que separa un coche de otro está abierta, he visto que le ha sonreído al ocupante y he oído que le ha dicho: "No, no. Termina, termina". Cuando ha vuelto, ha decidido hablar por teléfono. Como es tan listo y puede hacer dos cosas a la vez, se ha quitado uno de los auriculares, sólo uno, y se ha puesto a telefonear con un volumen de voz tal alto que ha provocado las miradas de los viajeros. Toda su inteligencia la ha puesto al servicio del negocio que se traía entre manos, olvidándose de quitarse el auricular para no gritar y no molestar.

Casualmente hemos estado hablando en clase esta mañana de este tipo de personajes que van por la vida como si estuvieran solos, que abundan cada vez más y que son tan molestos.

jueves, 13 de mayo de 2010

Maneras de vivir


Hace un tiempo me fui una tarde con Y. a dar una vuelta por Madrid. Estuvimos por la calle de Fuencarral, llena de vitalidad y de colores, y terminamos en la calle de Pelayo, en Chueca. Cada vez me gusta más esta zona. Se respira libertad en ella, se vive con gozo la variedad, se palpa la igualdad y se siente uno metido en la civilización.

En la calle de Pelayo entramos en una especie de tasca sin pretensiones estéticas llamada Baco y Beto. He leído que muchos asiduos a ella prefieren que no se dé a conocer su existencia para que no se llene más de lo que se llena. Tomamos unas berenjenas, unas tostas de calabacín con cebolla caramelizada y un espectacular queso canario de El Hierro a la plancha, servido con una mermelada, que estaba realmente delicioso. El local es pequeño, con unas cuantas mesas con sillas, todas ellas diferentes, y un par de mesas altas que funcionan como diminutas barras. El espacio entre ellas es escaso y el que se siente en uno de los taburetes situados a su lado puede descansar la espalda en la pared. En esa misma pared hay unas perchas para colgar la ropa, pero, si lo haces, molestas a quien está sentado debajo. Eso fue lo que me hizo estar todo el rato con mi chaqueta doblada sobre las piernas, cosa que fue sólo un poquitín molesto.

De allí fuimos a dar un paseo, a practicar el fructífero deporte de mirar, y terminamos en el que sin duda es uno de los grandes bares de copas de Madrid, el Del Diego, en la calle de la Reina. Fernando del Diego, su propietario, trabajó 32 años con Perico Chicote y ahora es uno de los grandes artesanos del cocktail. Allí he descubierto marcas que desconocía y que me han resultado muy gratificantes, como el whysky Canadian Club o la ginebra Blackwood, escocesa y de enorme sabor. Nos situamos para tomar unos espléndidos gin tonics en la zona de la barra más cercana a una pared, en la que había también, como en Baco y Beto, unas perchas para colgar la ropa. En un momento dado se acercó una joven, que antes, con mucho desparpajo, había logrado introducirse en 20 centímetros de barra que había libre, hasta desplazar al que estaba allí tomándose su copa, y colgó su chaqueta en una de las perchas, justo en la que estaba sobre la cabeza de Y., de forma que la prenda le caía desagradablemente encima. Le dijimos que aquello molestaba, a lo que nos respondió con bastante sequedad que las perchas estaban para colgar la ropa. Y se fue y, como si no pasase nada, siguió a lo suyo.

Tengo la impresión que hay perchas que están para que determinadas personas cuelguen su molesta ética.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Galería de tipos molestos / 5


El diagnosticador ultrasónico

Sin duda, este tipo es un sabio. Al menos, él cree que lo es. Cuando le cuentas algo, no necesita escuchar la narración hasta el final. En pocos momentos y tras pocas palabras, el sabio rápido ha hecho el diagnóstico de la situación que le intentas contar, e incluso te ha dado el pronóstico y te ha puesto el tratamiento para mejorar la situación. No conozco ningún caso de estos en el que el diagnosticador se dedique a la medicina, pero sería terrible que los hubiera. Qué miedo.

martes, 17 de noviembre de 2009

Galería de tipos molestos / 4


El que le da la vuelta a la tortilla

A veces cometes el error de contarle una novedad a uno de estos tortilleros, que se caracterizan porque son incapaces de soportar que alguien les diga algo que no saben. Lo primero que hace el tortillero es considerar que la tal novedad no es que la haya escuchado de otro, sino que es fruto de su propia sabiduría, y en seguida le da la vuelta a la tortilla y pasa a ser él quien le comunica a los demás el descubrimiento, adornándolo con todo tipo de detalles, sean adecuados o no. Conozco a uno que incluso terminó explicándome a mí lo que antes le había contado yo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Galería de tipos molestos / 3


El egoísta neoliberal

Va a lo suyo. Va exclusivamente a lo suyo. Exige alguna contraprestación a todo lo que hace, aunque sólo sea por estar. La generosidad, la ayuda, la solidaridad o el compartir son para él estupideces improductivas en las que no merece la pena perder ni un minuto. Y si le pones delante de las narices la necesidad de tomar una postura solidaria, perderá los papeles, comenzará a hacer y a decir incongruencias y hasta te retirará el saludo.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Galería de tipos molestos / 2


El maniático absorbido

Es el que tiene el mundo reducido a cuatro o cinco manías, que funcionan en él como obsesiones, como lo único que le da una especie de sentido a su vida. Vivir para él es satisfacer las necesidades que le plantean esas manías y olvidarse del resto de problemas y de personas. Si le dices que hay algo urgente que hacer, te responderá que tranquilo, que luego, que ahora está ocupado buscando el periódico para ver el problema de ajedrez que aparece en él o que está leyendo una noticia que le interesa mucho. Le podrás hablar despacio, en varios idiomas o en distintos volúmenes, que como el campo de tu discurso quede fuera del de sus manías, no se enterará.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Galería de tipos molestos / 1


El exhibicionista preguntón

Por ejemplo, el que te cuenta una batalla en la que él es el protagonista indiscutible y termina haciéndote una pregunta invitándote a que le respondas diciendole que tiene toda la razón y que es el triunfador del concurso mundial de no se sabe qué:

"En la oficina son todos unos negados. No saben nada de nada.
Ayer tuve que resolverle un problema al jefe porque ni él ni nadie sabían nada
de nada. ¡Qué panda de inútiles! Si no llega a ser por mí, aquello no sale
adelante. ¿Qué te parece?"