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miércoles, 7 de marzo de 2012

Día Internacional de la Mujer. Machismo, fanatismo y latigazos.

Mañana es el Día Internacional de la Mujer. Reproduzco aquí la entrada publicada en este blog el 18/9/9.


Es una mujer. Tiene 32 años y se llama Kartika Sari Dewi Shukarno. Es maniquí y vive en Malaisia. Fue sorprendida hace unos días bebiendo una cerveza en un club nocturno de su país. Por tal motivo, un tribunal islámico, formado sólo por hombres, la ha condenado a recibir seis latigazos en las nalgas, que le abrirán heridas y que le dejarán cicatrices permanentes.
La difusión internacional que ha tenido esta noticia ha hecho que la ejecución de la sentencia se haya aplazado, al menos, hasta que acabe el Ramadán.
El caso puede analizarse desde muchos puntos de vista. Quiero resaltar aquí sólo dos.
Uno, el componente de fanatismo religioso que conlleva. Las órdenes y las prohibiciones, todas ellas exteriores al ser humano, que imponen las religiones son materia que hay que pensar. Y, sobre todo, cuando llegan a extremos tan inhumanos, tan burdos y tan contrarios a la vida como los de este caso.
Otro, el componente machista. A un hombre no se le condena por tomar una cerveza, pero a una mujer, sí. Este es el resultado de mentes deformadas que son capaces de discriminar al diferente sólo para afirmar la propia superioridad. Es lo que hace, por ejemplo, el racista cuando dice que el que no es como él es inferior. Le interesa que sea considerado como inferior, aunque sólo sea porque así se cree él superior. Y es lo mismo que hace el machista. Piénsalo, mujer que lees esto. Un machista es un ser débil, de poca humanidad, que no tiene inconveniente en delinquir, que para sentirse superior, tiene que infravalorarte a ti, que imponerte a ti sus inhumanas manías, aunque sea a costa de tus derechos. No eres digna de respeto para él. No te considera una persona con los mismos derechos que él. No caigas en sus redes. Empiezan con pequeños detalles, pero en cuando toman confianza y te atrapan, no te dejan vivir. El machista siempre va a más. Un pequeño machista de novio, será un gran machista de esposo. No seas ingenua y no te dejes llevar por un culito respingón o por unos ojitos seductores. Mírale las actitudes y el respeto que usa en la vida. Eso es en lo que tienes que fijarte.
Hay muchas formas de dar latigazos, incluso por menos que tomarse una cerveza.
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martes, 3 de enero de 2012

La situación de la mujer ¿en Libia?

Este post fue publicado en este blog el 21-9-2011, pero me parece interesante volver a leerlo ahora.


Totografía tomada de El País


El lunes 19 de septiembre de 2011, el diario El País publicó un texto firmado por Francisco Peregil tuitulado La revolución pendiente de Libia. Puedes consultarlo aquí. Yo quiero entresacar algunas frases citadas en él porque dan una visión espeluznante de lo que significa ser mujer en ese país, pero también del peligro que tienen los regímenes que usan la censura y los recortes de derechos en cualquier parte del mundo.
Estas son frases de mujeres libias hablando de lo que están viviendo ahora mismo.
“Respeto. Esa es la palabra que más se oye estos días en la boca de muchas mujeres libias.”
La sonrisa es la mayor muestra que puede dar una persona de que tiene ganas de vivir, pero…
"Mi problema es que sonrío mucho y los hombres pueden pensar que quiero algo con ellos", comenta Ibtihal el Mgeri, de 21 años. "Tengo que esforzarme siempre en mantenerme seria para que no se malinterpreten mis intenciones".
"No te preocupes, tú hazte la seria ahora y cuando te cases ya podrás reírte todo lo que quieras".
Si no se cumplen los derechos humanos, no puedes ser persona.
"Las mujeres aquí no teníamos derechos. Toda la gente hablaba por nosotras, pero no podíamos decidir. A mí me echaron de la universidad donde estudiaba Turismo porque dije que Trípoli era una ciudad que debería cuidar mejor su patrimonio y limpiar sus calles".
La vida de una persona a la que le quitan sus derechos es asfixiante.
"Tengo una amiga que cuando ya no puede más en su casa se monta en cualquier taxi y pide que le den una vuelta por la ciudad. Simplemente, para respirar"
El machismo empapa la vida concreta de todos. Pero el machismo discrimina a las mujeres y les hace sufrir un trato desigual al que reciben los hombres. En sí mismo, el machismo es injusto.
"Aquí a la mujer se la empieza a respetar cuando tiene un hijo, no una hija. Cuando vine de Canadá a los 16 años mi madre me decía que saliera a la calle con mi hermano de cinco años. Y yo me reía, porque él no iba a impedir que nadie me violase. Pero cuando la gente empezó a llamar a casa diciendo que me habían visto en el coche por la ciudad, mis padres les callaban la boca diciéndoles: 'iba con el hermano".
El machismo genera violencia de varios tipos. En un clima de violencia es muy difícil tomar conciencia de lo que se está viviendo. Una mujer con miedo y sin educación asume fácilmente el machismo como lo natural. Despertarla, hacer que critique su vida y que tome conciencia de lo que están haciendo con ella resulta muy difícil.
"En Libia, una de cada tres mujeres, según la ONU, ha sido golpeada o violada o se ha abusado de ellas. Y muchas no saben siquiera que eso está mal. Si vas a contarle a otra mujer que tu marido te ha pegado te dirá que es por tu culpa.
El futuro no parece muy halagüeño para estas mujeres.
“Gadafi puso a los hombres en una situación degradante y ellos, para sentirse superiores, degradaban aún más a la mujer. Mi madre me enseñaba fotos de ella, cuando vivía el rey, en las que iba con falda por las rodillas en Trípoli y en la calle nadie te decía nada. Gadafi trajo la cultura del irrespeto.”
“Me temo que el presidente Abdel Yalil tiene miedo de los radicales religiosos. Y ellos no quieren a las mujeres. Pretenden que sigamos haciendo las mismas labores de siempre: enseñar en las escuelas y cuidar a los pobres, que es lo que hago yo.”
La religión se pone siempre del lado del hombre. Las religiones, en general, siempre actúan así. En cualquier momento sacan a la luz sus actitudes retrógradas y hacen que las mujeres pasen por el aro de lo que dicen los clérigos, todos hombres, todos machistas. Dice el periodista con un toque de trágico realismo:
“En el mismo discurso público donde el presidente prometió un país con ministras y embajadoras, Mustafá Abdel Yalil anunció que la base jurídica del país iba a ser la sharía, o ley islámica. En principio, la implantación de este código basado en el Corán, implica para las mujeres la prohibición de actos como fumar o viajar sin la compañía de un hombre en distancias largas. A excepción de Farida y Nahla, todas las mujeres consultadas en este artículo se mostraron a favor de la sharía.”