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miércoles, 7 de diciembre de 2016

Buenas noches. Controles machistas 1


¡Cómo me gustan tus piernas! Pero no me gusta que te las vea nadie más que yo.

Hola. ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? Es por si necesitas algo. Ya sabes que no quiero que te pase nada.

Antes de hacer cualquier cosa, me lo consultas, que luego siempre metes la pata.

No me lleves la contraria, porque sabes que esto es así.

Déjame tu móvil, que quiero ver unas cosas.

No me gustan nada tus amigas ni, mucho menos, tus amigos. No quiero que estés con ellos.

Buenas noches.


jueves, 5 de junio de 2014

Buenas noches. Bellezas




“Tengo yo en casa un cuadro precioso que, cuando lo muestro, todas las personas lo alaban y dan unas opiniones maravillosas sobre él y sobre la belleza que encierra. Y tengo yo una piernas y unas tetas preciosas, pero cuando las enseño, hay quienes me miran mal y me insultan y es como si prefirieran no presenciar la belleza. No comprendo por qué esto es así”, me dijo. Buenas noches.

martes, 5 de marzo de 2013

Piernas




Me bajé del autobús y caminé detrás de una mujer de mediana edad. Llevaba las piernas enfundadas en unos leggins negros que dejaban ver una bella silueta en movimiento. El contorno de sus piernas, como dos potentes columnas coronadas por dos capiteles glúteos, era realmente atractivo y mi mirada quedó discreta, pero fuertemente fija en aquel bellísimo ritmo acompasado que evolucionaba delante de mí. La mujer siguió su camino y yo me desvié hacia el mío. Cuando desapareció, me di cuenta, con una cierta preocupación, de que en realidad a aquella mujer yo no le había visto las piernas, que había estado siendo seducido sólo por unas formas recubiertas de tejido y que desarrollaban un movimiento, es verdad, que realmente bello. Dentro de aquellas fundas negras podía haber una piernas, bonitas o no, o, vete a saber, unas prótesis convenientemente acondicionadas.

Los leggins no son las piernas, claro. Las piernas tienen, aparte de unas formas y un perfil determinados, una piel que les aporta una textura concreta, unos músculos que las moldean, unos pliegues que les dan vida, un color propio. Los leggins nos permiten ver la forma de las piernas, pero no su contenido particular. Y la forma es sólo una parte de la realidad, pero no es toda la realidad ni, posiblemente, sea la parte más importante de la realidad.

En ese momento del transcurso de mis pensamientos, de una manera un tanto brusca y no querida, me vinieron a la mente, primero, Rajoy, luego, Cospedal y ahí ya eché el freno y paré. Aparecieron estos tipos en mi imaginario porque me di cuenta de que también ellos ocultan el contenido de sus palabras bajo la apariencia de las formas. De la misma manera que los leggins no dejan ver nada de las piernas, las palabras de estos políticos de la derecha ocultan la realidad y dejan ver sólo una impresión de seguridad, de convicción o, en el caso de Cospedal, de nada, que es otra forma de no hablar de la realidad. Bárcenas, por ejemplo, juega, en el caso de Rajoy, el mismo papel que las piernas de la mujer de hoy. Nadie le ve las piernas, nadie habla de las piernas, como si no existieran. Sólo se ven leggins, movimientos no se sabe de qué y belleza. Si esas piernas tienen celulitis, manchas, varices o cicatrices, nada de esto se ve. Nadie sabe casi nada de Bárcenas, pero nos presentan leggins, apariencias, formas todos los días, para que nos conformemos con ellas y nos olvidemos de la verdadera realidad. El PP y los diseñadores nos tienden trampas con mucha frecuencia.