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martes, 26 de marzo de 2024

Todo vale

 


En este precioso mundo en el que vivimos, tan rebosante de racionalidad y de buen vivir para todos los ciudadanos (incluidos mujeres, niños, refugiados, enfermos, víctimas y todos los demás) y tan lleno de valores humanos, sobresale una actitud un tanto tosca, injusta e irrespetuosa, que, al parecer, puede resultar muy rentable para algunos. Se trata del arte de vender. Se vende todo: cosas, ideas, mentes, órganos, puestos de trabajo y todo lo que se ponga por delante. Incluso vale venderse, aunque sea por poco dinero y destrozándose el futuro.

Estoy haciendo un pequeño trabajo sobre las fobias. Se me ocurrió poner en el buscador “fobias” y, ante mi sorpresa, lo primero que me apareció fue la oferta de una empresa muy conocida, que te lleva a casa rápidamente lo que le pidas y que está acabando con el pequeño comercio. La tal empresa internacional decía que también vendía fobias. Probé luego con bulos... y también vendía bulos. A precios bajos, añadía. Y el uranio enriquecido de baja radiación también era objeto de negocio. Lo pongo aquí como anécdota y para favorecer la desconfianza sobre lo que aparece en las redes sociales y en cualquier medio de comunicación barato. Estamos en la era de la normalización impune del disparate. Todo vale.

jueves, 25 de junio de 2020

Efectos colaterales

El neoliberalismo imperante (de Imperio) nos ha enseñado que todo vale y que, por tanto, cualquier cosa puede hacerse de cualquier manera. “¿Quién me va a decir a mí cómo tengo que conducir?”, dijo en su momento el emperador Aznar en una bodega. “¿Quién me va a decir a mí dónde tengo que pasar el confinamiento y cómo me tengo que poner la mascarilla?”, diría hoy. De hecho, muchos de los que, con gran aplicación, han aprendido a ser neoliberales hasta durmiendo es lo que hacen. Y los demás hemos soportado como quien oye llover el engrandecimiento de esta degradación humana. Hoy vivimos sus efectos, no sé di directos o colaterales. Puedes pulsar sobre la siguiente noticia y leerla.

El riesgo de la relajación: los brotes se están produciendo en todas partes
Celebración espontánea de la fiesta de San Juan en Ciutadella, Menorca, festejo suspendido por el Ayuntamiento y en el que se han producido algunas aglomeraciones.
Foto tomada de El País.

Hoy, además, me he dado un madrugón enorme para esperar a un operario que vendrá a solucionar alguna inoportuna avería.

Y ayer, un desagradable episodio menor con un empleado de los que atienden al público. Antes, cuando el capitalismo no había adquirido las características salvajes que luce hoy con desparpajo, era el cliente “el que tenía razón”. Daba igual que la tuviera o no, porque de lo que se trataba era de no perderlo y de que, dado que era quien pagaba, era mejor tenerlo contento. Hoy, como al parecer vale todo y el cliente debería seguir la máxima de “paga y calla”, cualquiera, sea el dueño o el último empleado, se siente con el derecho de contarle al cliente la primera milonga que le venga a la boca, sea una historia razonable o una muestra de ignorancia, de falta de educación o de ambas cosas. Como todos han visto y oído que al cliente se le puede tomar por tonto -o por ignorante, porque creen que todos somos como ellos- cualquier disparate o impertinencia les vale, porque hay mucha gente que se los traga. O no, claro.

Ayer fui a recoger un papel a una oficina. Me lo dieron. Como ha ocurrido las últimas veces que he ido al mismo lugar, el papel estaba mal hecho, con lo cual, le pedí al empleado que me lo hiciera bien. Era nuevo en el puesto y lo traté con consideración, pero el tipo se envalentonó y empezó a excusarse -o algo parecido- con unas historias absurdas, en las que le daba la vuelta a la realidad y se quedaba tan tranquilo. No sé si estaba acostumbrado a leer bulos y a contarlos después o sentía la necesidad de tener razón de cualquier manera, pero, ante los disparates que me estaba contando, le tuve que parar los pies y aclararle de la mejor manera que pude cuál era mi situación -que se atrevió a poner en entredicho- y en qué consistía el papel que tenía entre manos, que declaraba como prácticamente inservible. El asunto medio se resolvió, pero no de la mejor manera posible. No les voy a dar más oportunidades. Ellos verán. 

A veces me siento como un marciano en Venus, como un pez en una tinaja, como un artesano en una fábrica, como un emigrante en tierra extraña, como un yo rodeado de yos, pero sin tús. Serán efectos colaterales.


miércoles, 9 de octubre de 2019

Buenas noches. Pasos




Pasa de largo por aquellos lugares en los que hayas visto con frecuencia disparates, insultos, errores, bulos o maltrato a los débiles. Por donde creas que pueda haber algo de interés, que invite a la paz, al sosiego, a la convivencia posible de todos o al amor, pasa despacio, reflexiona despacio, critica despacio y aprende despacio”, me dijo.  

Buenas noches.

martes, 19 de marzo de 2019

Buenas noches. Visiones




Todas nuestras visiones de la realidad son ideológicas. Una ideología es una representación deformada de la realidad. La causa de esa deformación son nuestros intereses, bien sean particulares o generales. Pero si la ideología nos hace perder del todo el contacto con la realidad, si lo que creemos ver no se corresponde con los datos, creo que debemos pararnos y revisar nuestra mirada. Hay momentos en los que nuestros propios disparates no nos dejan ver el mundo y, lo que es peor, terminan por hacer daño a los demás. 

Buenas noches.


lunes, 2 de abril de 2018

Buenos días. Llevarse mal




El disparate y el respeto se llevan mal. 

Buenos días.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Buenas noches. Velocidades



De la confusión entre la velocidad de las máquinas y la de una vida humana nacen multitud de disparates, de desgracias y de enfermedades. 

Buenas noches.


sábado, 28 de enero de 2017

Buenas noches. Disparates


Los disparates son como pajarillos que anidan en la jaula de la mente y que, en cuanto pueden, intentan salir al exterior por la boca, siempre tan abierta y tan dispuesta a dejar salir todo lo que le llega, venga de donde venga. 

Buenas noches.


sábado, 1 de diciembre de 2012