Mostrando entradas con la etiqueta Zapatero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zapatero. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de noviembre de 2014

Lo que veo cuando miro. Elegancia y mala leche




Hay que ver con qué elegancia despide el PP al diputado Alfonso Guerra, del PSOE, que se va porque abandona la política activa, y con qué mala leche recibió desde el primer día al presidente Zapatero, que llegó porque lo eligió el pueblo. 

Buenas tardes.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Lo que veo cuando miro. ¿Qué dirán ahora?




Me pregunto dónde estarán ahora todos los que se creyeron aquello que, de manera tan cansina, cantaban todos los días a voz en grito Rajoy y su Orquesta del PP, de que el causante y el culpable de toda la crisis era Zapatero. Me gustaría saber qué dirán ahora que todo está peor. Y, puestos a querer saber, también me gustaría conocer si se sentirán algo responsables de todo lo que han destrozado en estos tres años esta pandilla de vándalos mentirosos que sólo desean el beneficio económico para los suyos. ¿Se habrán sentido engañados o todavía necesitarán más caña? 

Buenas tardes.

martes, 11 de febrero de 2014

Lo que veo cuando miro. Entender o creer




Entender es explicarse algo con argumentos racionales, coherentes, sin que contengan contradicciones con lo que ya se entiende y que puedan ser comprobables o aceptables, mientras no se demuestre que no se pueden aceptar. Que la lluvia, tomémosla como ejemplo, aparece cuando se dan determinadas condiciones de humedad, presión y temperatura lo puede entender cualquiera que esté convenientemente informado.

Creer algo es aceptarlo sin argumentos racionales, basándose en la supuesta autoridad de quien lo dice o en el interés que pueda tener el creyente en aceptar eso que considera una verdad. Consideremos como ejemplo de esta actitud aceptar que las mujeres no pueden ser sacerdotisas en la Iglesia Católica porque lo dice la jerarquía -y quienes aceptan esto le atribuyen autoridad suficiente a esa jerarquía- o porque le viene bien aceptar que las mujeres no tengan funciones en la sociedad en igualdad de condiciones que los hombres.

Estas dos actitudes se dan con mucha frecuencia en nuestra sociedad. Los ciudadanos, lamentablemente, tendemos cada vez más a no involucrarnos en cuestiones que requieran buena o mucha información, a simplificar los asuntos y a optar siempre por lo más fácil. Por eso en muchas ocasiones creemos lo que dicen, sin preocuparnos de entender, de buscar las razones de por qué dicen lo que dicen. Si a una persona sin criterio bien fundado le repiten machaconamente lo mismo una y otra vez, puede que acabe por creerlo, aunque el mensaje no tenga ninguna relación con la realidad.

Pongo un ejemplo de lo que quiero decir. Desde el primer día que Zapatero ejerció de presidente del Gobierno de España, Rajoy, muy dolido por su derrota electoral, comenzó una campaña muy atentamente diseñada de desprestigio del presidente, que aún hoy continúa. Un día y otro y otro se sucedían las críticas descalificantes hacia la figura de Zapatero. En las dos legislaturas en las que estuvo al frente del Gobierno se tomaron medidas muy importantes para el bienestar de los ciudadanos, pero a Rajoy y a los suyos les daba igual, porque su interés era descalificar al personaje y crear la idea de que no valía para el puesto que ocupaba. 

El segundo mensaje puesto en circulación era que el propio Rajoy era mejor que Zapatero y que en cuanto llegara al poder las cosas irían mucho mejor. No había momento parlamentario o mediático en el que Rajoy perdiera la oportunidad de postularse como el salvador de la situación. Esto fue calando en la población gracias a la insistencia en la medida y a la facilidad de muchos ciudadanos para creerse lo que le gritan o lo que le repiten hasta el cansancio. Se aprobaban leyes, como la del matrimonio entre personas homosexuales o la del aborto, pero Zapatero era muy malo, según el mensaje que repetía Rajoy, y éste, en cambio, era el bueno. Luego vinieron los errores de Zapatero, que pocos se tomaron la molestia de intentar entender o, al menos, de situar en un contexto europeo, y a partir de ahí aparecieron las consecuencias del mantra que Rajoy llevaba practicando desde hacía ocho años. Muchos de los que se habían creído sus mentiras entonces aún se las siguen creyendo. Otros parece que se han dado cuenta de todo lo que se habían venido tragando a lo largo de estos años.

No sé si habremos aprendido algo de toda esta aventura política y social. No sé si estamos deseando creernos 'otras' cosas o nos habremos dado cuenta de que lo conveniente es informarnos y procurar entender, antes de aceptar sin más las consignas del momento, sean del tipo 'Vamos a ahorrar con las privatizaciones', 'Todos los políticos son iguales', 'Hay que hacer un estado federal' o 'La monarquía no tiene sentido'. Me gustaría que nos pusiéramos de una vez a entender. Buenas tardes.

viernes, 26 de abril de 2013

Lo que veo





Antes de que fuera plasma, Rajoy tenía rostro y hablaba. Bramaba, más bien. Se alió con esa parte de España que piensa odiando y se defiende atacando por sistema. Esta derecha silvestre que encabeza Rajoy y que confunde los valores humanos con el dinero y el poder, sabe que ser de derechas es bastante fácil. Si te dejas llevar por tus impulsos más primarios, si te desligas de lo colectivo y si no ves más que tus propios intereses, tus ganas de tener dinero y tus delirios de grandeza, enseguida eres de derechas. Pero si, venciendo tu individualismo, se te ocurre pensar en que el mundo es de todos, que los derechos son de todos y que no deben existir los privilegios, si te pones a criticar tus deseos individuales y los intentas compaginar con los colectivos, entonces empiezas a ser de izquierdas. Ese paso que nos lleva a que lo de todos sea más importante que lo mío es lo que hace que la derecha odie a la izquierda, porque lo vive como un ataque personal, y hace que ni siquiera se digne reflexionar sobre lo colectivo, porque lo único que desea ver es lo suyo. “¿Y qué hay de lo mío?” van pensando siempre. Por esto el discurso bravucón, faltón, descarado, cotidiano e hiriente, pero mentiroso, interesado, falso e irrespetuoso de Rajoy durante ocho años caló entre unas gentes que no veían más que su propio problema y que en su rudimentario y simplón razonamiento creían que era verdad que la crisis la había generado Zapatero y que Zapatero y su partido eran los responsables de todo lo que estaba pasando. Decirles que España es España, pero también un país de la Unión Europea, y que una crisis de esta magnitud no la genera un político ni se puede arreglar en dos tardes era demasiado. Se creyeron fácilmente, en cambio, lo que les decía el mentiroso, sin saber lo que realmente defendía con ello. No se dieron cuenta de que al mentiroso el ciudadano le importa un comino, que lo que quiere es cambiar la sociedad a costa de los españoles -nunca los llama ciudadanos, porque cree que no deben tener demasiados derechos-, para que cuando amaine el chaparrón los negocios de los suyos puedan ser más rentables. Esta gente que le dio el voto a Rajoy, sin darse cuenta de que así se suicidaban, ahora siguen odiando y meditan si darle el voto en la próxima ocasión al grupo del inefable Tony Cantó o quedarse en casa, sin saber que en realidad eso puede representar otra forma de suicidio. La izquierda, por su parte, se ha quedado sin discurso, de la misma forma que la política ha perdido el poder en brazos de la economía o, mejor dicho, de los ricos. Al menos, podría restaurar los derechos sociales tan pisoteados por estos incultos ahora en el poder, pero las cosas están demasiado confusas y oscuras, y el sufrimiento de tantas personas cualquiera sabe por dónde va a salir. De momento, vamos a peor, estamos en manos de unos ineptos impresentables y la diosa Merkel se aprovecha de la ignorancia y de la terquedad de estos políticos del PP, creadores de ruina y destructores de toda humanidad.

martes, 6 de noviembre de 2012

Gran día para la igualdad







El Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2005 la ley que permitía los matrimonios entre parejas homosexuales. El PP, haciendo gala de su empeño en ideologizar la sociedad, de su falta se sensibilidad social y de su chocheo mental -aparte de su interés supremo en desgastar al Gobierno de entonces como fuere, aunque con ello atentase contra los derechos de la personas-, denunció la posible inconstitucionalidad de esa ley. Siete años después, el Tribunal Constitucional se acaba de pronunciar rechazando el recurso del PP y declarando plenamente constitucionales los matrimonios entre personas homosexuales.

Me parece un gran día para las personas gays y lesbianas y también para los que no lo somos, pero que hacemos nuestro el deseo de querer hacer un mundo en el que quepamos todos con todos nuestros derechos. Lamentablemente, el PP no aprenderá y, en cuanto tenga ocasión, seguirá con sus estrategias bastas y devastadoras, pero hoy, al menos, tenemos que disfrutar de esa brisa de libertad y de justicia que nos ha traído el Tribunal Constitucional.

Cómo me gustaría que todos tuviésemos claro el Principio de Igualdad. Todos somos diferentes, cada cual tiene sus gustos y, particularmente, su orientación sexual. Pero todos somos iguales, todos somos personas, todos tenemos los mismos derechos y nadie puede ser discriminado. Mucho menos por esta corte de negociantes sin principios y sin sensibilidad que tenemos que soportar en el Gobierno.

Gran día hoy para la igualdad. Disfrutémoslo.

sábado, 28 de abril de 2012

Tratamientos







Cuando Zapatero se dirigía a las personas a las que gobernaba, los trataba de ciudadanos, esto es como miembros de la ciudad, como seres sociales con derechos individuales y colectivos. Cuando Rajoy les habla a estos ciudadanos, los reduce a la condición de españoles lo cual, con independencia del posible tinte xenófobo que pueda tener su discurso al excluir a los no españoles, considera a sus oyentes como meros habitantes de una zona geográfica. Montoro, por su parte, en ese tono desabrido y vulgar en el que se suele expresar, se limita a hablar de la gente, de lo que hay que decirle a la gente y lo que tiene que saber la gente. Lo mismo hacía esta mañana una representante del PP que hablaba en la SER como si estuviera en posesión de toda la verdad.

Creo que en este detalle se ve claro que no todos tienen la misma idea de respeto a los ciudadanos y creo también que con un poco de sensibilidad se puede intuir la idea que cada uno de ellos tiene en la cabeza de lo que eres tú y de lo que soy yo.

viernes, 8 de abril de 2011

Oposición y democracia


Un diario llamado La gaceta ofrecía días pasados una portada con el titular Este individuo por fin se va, acompañado de una foto del presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. No pretendo descubrir ahora las señas políticas de este diario, pero sí subrayar su catadura moral. En una democracia un presidente del gobierno elegido por todos los españoles no puede ser nunca tratado como “Este individuo”. Si este es todo el respeto que les produce a estos señores un cargo institucional, es que están muy lejos de la democracia. Y esto es para echarse a temblar porque revela que algún tipo de dictadura, sea política, económica o social, es la que están defendiendo.

Creo que un país no se gobierna igual en épocas de crisis que en las de calma. Tampoco creo que se pueda gobernar igual con una oposición leal, constructiva y que mira los intereses de los ciudadanos que con una que desde el primer día –incluso antes, en el caso de Rubalcaba- ha practicado una oposición que no ha sido más que una descalificación constante y permanente, una colección de insultos baratos y zafios a través de los medios de comunicación. Da la impresión de que la oposición, con independencia de lo que digan las urnas, considera como natural que gobiernen ellos. Seguramente les va en el asunto mucho dinero o muchos beneficios y eso les hace situarse por encima de los resultados de las urnas. Me parece, por otra parte, que en los medios se han reflejado más los errores de Zapatero y la presión a la que ha sido sometido en todo momento que sus indudables aciertos en algunas materias. Tengo la impresión de que ha podido más entre una buena parte de la población la presión ejercida sobre el presidente del gobierno que la propia realidad, por mala y dura que ésta sea.

Pero si Zapatero era un inconveniente para la izquierda, ahora ya no lo va a ser. Y la opción es bastante clara. La alternativa es una derecha trufada de ultraderecha, que viene a lo suyo, que si arregla el paro, será porque la situación económica mundial habrá mejorado, pero no porque se lo proponga como objetivo. Como siempre ha ocurrido, las libertades y las igualdades peligran con esta derecha. Tú, mientras tanto, puedes seguir poniéndote exquisito y seguir prefiriendo cualquier otra cosa a lo que hay, pero has de ser consciente del riesgo que corres y que corremos haciéndole el juego a estos interesados en lo suyo o quedándote en casa cuando haya que votar.

jueves, 4 de noviembre de 2010

No entiendo






No entiendo cómo los de la derecha abuchean y critican las medidas que ha tomado Zapatero, tan parecidas a las que habrían tomado ellos. ¿No parece que lo que quieren, más bien, es el poder y no tanto resolver los problemas del país? ¿Y para qué querrán el poder, si no hacen nada por mejorar la situación?

No entiendo la crítica que le está haciendo la izquierda a Zapatero. ¿Qué es lo que van a conseguir de rebote?

No entiendo la ingenuidad de pensar que el PP lo va a hacer de forma más favorable para los ciudadanos y, especialmente, para los más necesitados.

No entiendo tanta permisividad con los que no respetan los valores de la Constitución.

No entiendo que a un ciudadano extranjero se le pidan papeles, y a uno nacional, que, con ropita de marca y ondeando bichos negros, berrea en cualquier sitio, no se le exija nada.

No entiendo tanta tolerancia con los que fomentan el odio y la tensión.

No entiendo tanta calma cuando se están despertando enfurecidos y se están colando por todas las rendijas.

No entiendo este país.

martes, 5 de octubre de 2010

A patadas



Primero, Zapatero le dio una patada a Tomás Gómez en el culo de Trinidad Jiménez haciendo que ésta se presentara a la competición. Logró así que aquél se despertara, pero luego, los militantes de Madrid, haciendo oídos sordos a las que, según las encuestas, parecían las preferencias de los ciudadanos, y para alborozo de la derecha sedienta, le dieron otra patada a Zapatero, de nuevo en el culo de Trinidad Jiménez. Todo hace pensar que ahí dentro hay una guerra o una epidemia de ceguera. Y también que Trinidad Jiménez no se merecía un trato tan desconsiderado.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Huelga general





Siendo realista y siendo consciente de que la situación de los trabajadores ha empeorado en todo el ámbito capitalista global, creo que hacer en el momento actual una huelga general contra Zapatero no va a tener otro efecto que el de hacerle un favor, de rebote, a la alternativa, al PP. No soy tan ingenuo como para pensar que con el PP en el poder la situación estaría mejor. Estoy convencido más bien de lo contrario. Llevo un montón de años soportando las condiciones laborales que impone el PP en mi Comunidad Autónoma y no se le ha ocurrido a nadie hacer una huelga general. No moveré un dedo para que sea el modelo del PP el que se imponga en España. De manera que no voy a hacer la huelga.

martes, 8 de junio de 2010

Huelga


Con independencia de razonamientos macroeconómicos o microeconómicos, de si la crisis es global o no, de si es básicamente financiera, de si el responsable absoluto de la misma es Zapatero o son los mercados internacionales, de si el problema que vivimos es político o económico, no voy a participar en la huelga de hoy. Sobre todo, porque en las épocas malas nunca he entendido que un funcionario sea el más indicado para hacer una huelga, y porque esta huelga va a ser interpretada como una protesta contra el gobierno socialista de Zapatero y a favor de su hipotética alternativa, el PP. Este partido está integrado por los defensores de la insaciable ideología neoliberal que originaron esta crisis, por gentes que tienen una necesidad patológica y excesivamente interesada de poder y que son partidarios fervientes del “todo vale” con tal de que manden ellos. ¿Alguien cree que si gobernaran ellos no hubiesen tomado medidas aún más duras? Somos miembros de la Unión Económica Europea y en toda Europa se están tomando medidas y ajustes parecidos, incluso después de que lo haya hecho el que siempre improvisa. No veo en Europa reacciones del tipo de la española. Cuando hay que elegir entre lo malo y lo peor, yo no voy a hacer nada para que lo peor salga fortalecido. Ni ética ni políticamente encuentro razones para ir hoy a la huelga. Así que a trabajar.

De todas formas, la situación es tan sumamente compleja y mi opción tan llena de dudas y oscuridades que no quiero dar a entender que mi postura es ajena a la dura situación que vivimos. Sobre todo, la que viven los no funcionarios.