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sábado, 30 de marzo de 2019

Buenas noches. La noches de los teatros en Madrid

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Vas con una pequeña idea del tema sobre que va a tratar la función. Tienes ganas de verla. Comienza el espectáculo y con él las sorpresas, la trama, la belleza del texto y la interpretación de los actores. Todo ello te resulta agradable y te sumerge en la obra. Se van sucediendo momentos de alto interés que nos emocionan o nos hacen pensar. Nos identificamos con actitudes o con personajes que aparecen en la escena. Estamos disfrutando con la obra y llega demasiado pronto un momento en el que baja el telón, aplaudimos y nos tenemos que ir del teatro, aunque no queramos. 

Así es también la vida. 

Buenas noches.

sábado, 10 de marzo de 2018

Buenas noches. Obra




Vivir es como si te pusieran, sin tener preparado ningún texto, en el escenario de un teatro y tuvieras que interpretar una obra, procurando que los espectadores, al menos, no se vayan. 

Buenas noches.

sábado, 28 de octubre de 2017

Buenos días. Teatro




Vete al teatro siempre que puedas. La verdad no existe, pero si hay algún lugar en el que puede aparecer algo cercano a la verdad, ese es el teatro. 

Buenos días.

sábado, 21 de octubre de 2017

Buenos días. Artes




Las siete bellas artes son: la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la literatura, en donde se incluye la poesía y el teatro, la danza y el cine. 

Si cada día entras en contacto con alguna de ellas, tu vida te lo agradecerá. 

Buenos días.

sábado, 23 de enero de 2016

Buenas noches. Ir al teatro



Me gusta ir al teatro, pero no me gusta ir al teatro de cualquier manera.

En cuanto a la vestimenta, creo que no se trata de ir como si se asistiera a una boda tradicional, pero tampoco como si fuéramos a hacer deporte. Procuro afinar generosamente la pulcritud y elegir una indumentaria propia de situaciones importantes.

Me parece importante informarme antes sobre el tema y las circunstancias de la obra que voy a ver, para que no me venga de nuevas y para entender lo mejor posible lo que se muestre en la representación.

Creo que también es importante estar un rato en silencio antes de que empiece la función, como metiéndote en el ambiente, como esperando con calma, pero con deseo, lo que te va a venir con la obra.

¿Por qué esta actitud, llamémosla así, cuidadosa? 

Creo que por amor y por respeto al teatro. En el teatro, un conjunto -mucho más numeroso y laborioso de lo que parece a primera vista- de personas se dispone a ayudarnos -lo sepan o no- en la tarea más difícil que tenemos a diario: vivir y procurar entender la vida. 

Es cierto que, a veces, la obra de teatro se limita a hacerte reír -lo cual es ya bastante-, pero en muchas otras ocasiones eligen un trozo determinado de la vida y lo analizan, lo muestran desde un punto de vista que puede que no coincida con el propio, lo plantean con más claridad o lo solucionan de una manera nueva. Hay ocasiones en las que hay más vida en el escenario que entre las butacas. Muchos días sales del teatro pensando, replanteándote la existencia, habiendo aprendido algo en lo que no habías caído o impresionado por lo que unos actores y unas actrices, dotados de un arte peculiar y poniendo sus cuerpos y sus mentes al servicio de unos personajes, han sabido ponernos ante nosotros para removernos nuestra conciencia.

Hay que amar el teatro como se quiere al maestro que te ayuda a vivir y hay que respetarlo como se hace con el amigo que te dice lo que uno, por sí mismo, es incapaz de ver. 

Buenas noches.




Teatro: Ternura Negra



Ternura negra dista bastante de ser una obra lineal o de contar una historia simple. No es tampoco, ni mucho menos, el relato de un conglomerado de acontecimientos que produzca en el espectador una impresión oscura. En Ternura Negra todo se entiende y todo se disfruta.

Lo que ocurre es que Denise Despeyroux, su autora y directora, es una experta en contar historias utilizando diversos planos. No voy a privar a algún futuro espectador de ninguna sorpresa y por eso no voy a ser demasiado explícito, pero en Ternura Negra podemos distinguir, por lo menos, un plano actual, otro plano histórico, otro paranormal y otro tecnológico o virtual.

La obra está muy bien pensada y diseñada -creo que Denise Despeyroux es una experta en montar este tipo de relaciones múltiples- y el espectador integra enseguida todos estos planos en el hilo de la función. Hay recuerdos en este sentido, así como en el propio texto, de Carne viva, otra muy buena obra de la autora, en la que también se conjuntan situaciones diversas y se sintetizan con enorme precisión experiencias diferentes. En el caso de Ternura Negra se advierte pronto una progresiva intriga, un cierto suspense sorprendente que, junto a las frecuentes notas de humor, hacen que la obra se vea con interés y con agrado.

Los diferentes planos presentes en la obra obligan, a mi modo de ver, también al esfuerzo de los intérpretes. Joan Carles Suau, por ejemplo, tiene que hacer sucesivamente de hombre y de mujer y resuelve todo su papel con el arte que muestra siempre en los personajes que le he visto. Fernando Cayo tiene una tarea difícil que realizar, como comprobará el espectador, y la saca adelante con su enorme valía interpretativa. A Ester Bellver no la vamos a descubrir ahora. Es una actriz inteligente, versátil, capaz de cambiar de personaje con la rapidez y la eficacia que haga falta, de situarse en el plano que sea menester con una facilidad admirable, de ser Paloma, María Estuardo o Paloma en trance y de hacer creíble una declaración de amor a través de Skype.

Ternura Negra es una obra que, con una aparente sencillez de medios, detrás de la que hay una creación sistemática y compleja, entretiene, divierte y muestra la historia de la singular reina de Escocia que fue María Estuardo. Y -esto me parece de especial interés- muestra cómo puede ser una obra de teatro de calidad hoy, en el siglo XXI, sin salirse demasiado de una puesta en escena tradicional, pero sin quedarse tampoco en ella.

Actualmente se representa en la Sala Mirador, calle Dr. Fourquet, 31, de jueves a sábados, a las 20 horas, y los domingos, a las 19:30. Estará hasta el 7 de febrero.





martes, 17 de noviembre de 2015

Mañana es un buen día para ver La Piel



Hace unos meses, en abril, cuando fui a ver la obra La piel, de Valeria Alonso y Teresa Rivera, La Sole, publiqué aquí una breve reseña exponiendo lo que me sugería la obra.

Hoy la publico de nuevo, para recordarla, porque vuelven a representarla, ahora en la sala Nave 73, calle Palos de la Frontera, 5, en Madrid, todos los miércoles de octubre, a las 20:30. En mi opinión, merece la pena verla. Decía así:


Te sorprende. Te provoca. Desde luego, no te deja indiferente. Te hace sentir. Te hace pensar. Te hace reír. Hace que te olvides de tus preocupaciones inmediatas. Habla de cosas que todo el mundo entiende y que tiene cercanas. A veces tan cercanas que no las ve. Te remueve lo cotidiano. Te hace plantearte qué haces con tu cuerpo, con tu estilo de vida, con tus manos, con tu piel.

La obra se llama 'La piel' y la considero muy recomendable para cualquiera que quiera vivir en serio. La idea es de Valeria Alonso y deTeresa Rivera, y es interpretada, con mucho acierto y con dominio de la acción teatral, por esta última, que sabe hacer lo necesario para que el espectador sienta lo que ella dice. Pero si tienes miedo a vivir, no vayas, porque la obra habla de la vida, de tu vida, y de la muerte, de tu muerte.

Creo que no hay nada que dé más ganas de vivir y de vivir bien que tomar conciencia de que nos vamos a morir, que cada día es único e irrepetible, que nuestro cuerpo envejece cada día, que nuestra piel y nuestras manos están también para que nos toquemos, nos abracemos, nos comuniquemos. Para que vivamos nuestro tiempo como humanos y no como máquinas.

Yo creo que es una obra que hay que ver, pero, insisto, si tienes miedo a vivir, no vayas a verla.


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sábado, 14 de noviembre de 2015

Buenas noches. Amor al teatro




¿Cómo no amar el teatro? 

No sé gran cosa de mí, ni de ti, ni del ser humano, en general, ni de lo que nos mueve a actuar, ni de lo que puede pasar, ni de casi nada. 

El teatro me plantea preguntas, me pone delante situaciones y me las analiza, me presenta emociones y razones, me hace pensar, me ayuda a entender la vida y a entenderme a mí mismo. 

¡Cómo no amar el teatro!

Buenas noches.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Ester Bellver, de nuevo en ProtAgonizo



Hace ahora casi un año fui a ver a Ester Bellver al Teatro del Barrio, en donde ponía en escena su obra ProtAgonizo. De lo que había leído sobre ella me había quedado la idea de que era una gran actriz y una persona muy inteligente. Salí entonces del teatro con la sensación de que esa idea se había confirmado, aunque se le había añadido otra que afirmaba que Ester Bellver tiene muchas cosas que decir y las dice en escena con una personalidad fuerte y sensible.

Ahora reponen la obra en la sala Mínima, en la calle Mallorca 4, local 3, en Madrid, los sábados a las 22:30, desde el 17 de octubre al 7 de noviembre. Como creo que merece la pena que vayas a verla, dejo aquí algunas de las notas que publiqué entonces, por si te sirven de referencia.


PRORROGADO A LOS 
DOMINGOS 15 Y 22 DE NOVIEMBRE, A LAS 19:00.


Escribo esto no como una crítica -no osaría hacerlo, Ester-, sino para sugerirte, amig@ lector@, que vayas a verla. Te olvidas del mundo, te ríes, piensas y ves a una actriz enorme representar un papel, “su” papel.

La actriz, Ester Bellver, sale al escenario con el cuerpo desnudo y con la mente vestida con velos tejidos en diversas épocas de su vida. A lo largo de la obra, los velos van cayendo uno tras otro y va quedando una mente, una vida, más o menos al desnudo, que nunca se sabe si uno es capaz, aun queriendo, de sacar fuera todo lo que la experiencia vital va fraguando y va depositando en tu más recóndita intimidad.

Poco a poco, la protagonista protagonizante va rememorando su infancia, sus experiencias en la escuela, esas que, sin querer, nos marcan tanto, su adolescencia, sus diversas actividades teatrales, siempre variadas y en contacto con grandes nombres de la escena, su presente y su futuro. En ese viaje hacia el interior, va saliendo su manera de entender la vida, su estilo, su visión del mundo, las dificultades que nos va presentando la vida a la hora de elegir, o de vivir con los demás.

Ester Bellver habla, canta, baila, dialoga, domina el ritmo del espectáculo y es capaz de hacerte reír y pensar. Me gustó su manera inteligente de hablar de su propia vida, rompiendo esquemas establecidos, diciendo claramente lo que quería decir y riéndose de sí misma, cosa que sólo los muy dotados son capaces de hacer.

Me pareció un espectáculo en el que se puede disfrutar y del que sales más vital que cuando entraste.



sábado, 31 de octubre de 2015

Buen teatro

Dos obras de teatro muy recomendables.


Ester Bellver esta noche en <><> ProtAgonizo, en la @SalaMinima, a las 22:30. Entradas, aquí.



Los miércoles, Teresa Rivera, La Sole, en La piel, de Valeria Alonso. En @Nave_73, a las 20:30. Entradas, aquí.

domingo, 19 de abril de 2015

Teatro. 'Carne viva' en La Pensión de las Pulgas



He ido a ver 'Carne viva', la obra de Denise Despeyroux que se representa en La Pensión de las Pulgas.

Aparentemente, 'Carne viva' es una obra sencilla, amena, en la que uno se ríe bastante y en la que el tiempo transcurre muy deprisa, de manera que las dos horas y cuarto que dura la función se te pasan en un santiamén.

Y, sin embargo, es una obra muy compleja, me parece a mí. Por una parte, las anécdotas y los acontecimientos que se van relatando parece que van mostrando una historia más o menos lineal, sin grandes mensajes. Pero si vas pensando en las diferencias entre lo aparente y lo real, vas descubriendo que la obra no es más que un conjunto de historias, debajo de las cuales viven escondidos dramas, monsergas que nos creemos habitualmente y problemas de calado de los que no sabemos nada, pero que existen en un nivel de la realidad que sólo se ve si se mira con un cierto detenimiento.

Por otra parte, está la estructura teatral de la obra. Creo que esto es sólo posible con una artista del talento de Denise Despeyroux, capaz de crear una historia de contenido complejo y mostrarla de manera sencilla en un espacio muy difícil. La obra, en realidad, es un sistema, un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí en un contexto determinado, pero con una precisión enorme, milimétrica, con actores que van y vienen de una habitación a otra, dando siempre una sensación de que todo lo que ocurre está sucediendo en la sala en la que estás, cuando en realidad, la obra se está representando a la vez en tres espacios distintos.

El fenómeno del teatro alternativo creo que está teniendo un efecto importante en la concepción actual del teatro. Con el público a dos palmos -o a uno- de los actores, con montajes complejos, con obras de mucha calidad y muy cercanas a los problemas de los ciudadanos y con actores muy buenos, se está generando un concepto teatral de mucha entidad y del que cabe esperar que crezca con ganas en el futuro.


'Carne viva' hay que verla porque es un espectáculo inhabitual, entretenido, que ofrece material para la reflexión y que supone una experiencia poco frecuente en el mundo del teatro.

sábado, 18 de abril de 2015

Teatro. La piel



Te sorprende. Te provoca. Desde luego, no te deja indiferente. Te hace sentir. Te hace pensar. Te hace reír. Hace que te olvides de tus preocupaciones inmediatas. Habla de cosas que todo el mundo entiende y que tiene cercanas. A veces tan cercanas que no las ve. Te remueve lo cotidiano. Te hace plantearte qué haces con tu cuerpo, con tu estilo de vida, con tus manos, con tu piel.

La obra se llama 'La piel' y la considero muy recomendable para cualquiera que quiera vivir en serio. La idea es de Valeria Alonso y de Teresa Rivera, y es interpretada, con mucho acierto y con dominio de la acción teatral, por esta última, que sabe hacer lo necesario para que el espectador sienta lo que ella dice. Pero si tienes miedo a vivir, no vayas, porque la obra habla de la vida, de tu vida, y de la muerte, de tu muerte.

Creo que no hay nada que dé más ganas de vivir y de vivir bien que tomar conciencia de que nos vamos a morir, que cada día es único e irrepetible, que nuestro cuerpo envejece cada día, que nuestra piel y nuestras manos están también para que nos toquemos, nos abracemos, nos comuniquemos. Para que vivamos nuestro tiempo como humanos y no como máquinas.

'La piel' se representa en la Sala Mirador, en la calle Doctor Fourquet, 31, en Madrid, el sábado 18, a las 20:00, y el domingo 19 a las 19:30.

Yo creo que es una obra que hay que ver, pero, insisto, si tienes miedo a vivir, no vayas a verla.

viernes, 10 de abril de 2015

Teatro. Teresística




Teresística es una obra singular, en la que los sentidos y la mente son invitados a olvidarse de lo que traían entre manos y a introducirse en el mundo llamativo y provocador que tres actrices te muestran delante de ti. Hay textos de Santa Teresa bien leídos y gestos, acciones, olores, luces sugerentes, vídeos y danzas, algunas sorprendentes, relacionadas con el placer y con el éxtasis. 

Pasé un rato intenso y agradable en un mundo distinto del que encontré luego en la calle.  

En Espacio Labruc, los jueves de abril a las 21:00.


jueves, 29 de enero de 2015

Buenas noches. Si no fuera ...




Si no fuera por la música, cada momento sería peor, más plano, más triste, más vacío. 

Si no fuera por el teatro, la mente estaría más seca, más hueca, más pobre. 

Si no fuera por los libros el presente sería más incomprensible y el futuro sería más amenazante. 

Si no fuera por los amigos y por las amigas-y la incluyo a Ella- la vida sería más solitaria, menos agradable, más dura, menos vivible, más triste, menos vida. 

Gracias.

Buenas noches.

sábado, 24 de enero de 2015

Teatro: Soltaritate



Era un tipo físicamente grande, con una cintura grande, una edad grande y un volumen de voz también grande. Subió la escalera de manera pausada, como si no pudiera hacerlo de otra manera. Era calvo, con los ojos cercanos entre sí y algo hundidos en la cara, que no revelaba otra cosa más que un cierto mal humor latente. Se sentó dejándose caer sobre la butaca sin quitarse el chaquetón. De un lado de este grandullón, el pasillo. Del otro, yo. Estábamos en el Teatro de la Abadía.

Fui a ver Solitaritate, una obra del Teatro Nacional Radu Stanca, en colaboración con otros organismos, de Rumanía. La obra habla del estado de la sociedad rumana actual, fruto -¡cómo no!- del neoliberalismo imperante, y está hablada en rumano. Me apetecía también observar qué tipo de teatro se hace por ahí fuera y esta me parecía una ocasión estupenda, dado que en la obra colabora incluso el Festival d'Avignon.

El tipo grande estaba situado a mi izquierda y estuvo unos minutos leyendo con detenimiento el programa de mano de la obra. En cuanto acabó de hacerlo y como si estuviera en el salón de su casa, exclamó en voz alta:

  • Así que es teatro de protesta. A ver si, por lo menos, es bueno.

Yo, permanecí con la misma cara que tenía antes de oír el comentario, pero pensé que allí podía haber espectáculo. Afortunadamente se quitó el chaquetón antes de que empezara la obra y se quedó en camisa, con sus elegantes mangas de puño vuelto aderezado con su gemelo correspondiente. Su dicción era perfecta. Su tono de voz, contundente. Cuando pasaron un par de minutos de la hora fijada para que comenzara la función y, a la vista de que habían dado un tiempo de cortesía que le pareció excesivo, soltó con un aire evidente de exigencia:

  • ¡La hora!

Para ambientar el espectáculo, los altavoces del teatro hacían sonar una especie de letanía en rumano, indescifrable para mí, un tanto cansina, pero que tampoco molestaba en exceso, al menos eso era lo que me parecía. No era el caso, por lo que vi, de mi vecino de localidad, porque en un momento en el que él creyó que había cesado la letanía, aunque en realidad no fue más que una pausa momentánea, espetó con su voz potente y su dicción perfecta:

  • ¡Vaya! Por fin se calló.

Aunque la obra empezaba con los actores circulando por el patio de butacas, haciendo como que negociaban con los distintos sectores del teatro, levantando a algún espectador y dando a entender que allí podía pasar de todo, el espectáculo discurría de manera algo lenta, con muchos diálogos que había que seguir en supertítulos y menos acción de la que a mí me parecía conveniente.

Yo pensaba que mi vecino podía saltar en cualquier momento. Realmente la obra era de protesta, aunque expuesta con humor y sin acidez, pero mi vecino resoplaba con frecuencia, como dando a entender que aquello no le estaba gustando nada. En un momento dado, hacia la mitad de la función, hizo un movimiento algo brusco, dobló su chaquetón y, con bastante esfuerzo y aprovechando que uno de los actores hacía un ruido considerable con una guitarra eléctrica, se levantó y bajó las escaleras con la misma parsimonia con la que las había subido. Se fue. No nos brindó un espectáculo paralelo, afortunadamente, y yo aproveché para estirar las piernas hacia el lugar que había dejado vacío.

Literariamente, la obra me parece muy buena. Los actores creo que son magníficos todos. El que esté dicha en rumano es un inconveniente parcialmente salvable con la traducción proyectada encima de la escena. Me dio la impresión de que algo fallaba en la puesta en escena, que a veces daba la sensación de obra antigua. En varias ocasiones los actores se sentaron en el escenario a hablar, a dialogar sobre asuntos muy interesantes, pero que resultaban algo largos y faltos de acción, de acompañamiento. El decorado, muy bueno. Ya he dicho que el texto y los actores estaban a gran altura y el público, que llenaba el teatro, aplaudió mucho al final.

Me hubiese gustado que mi vecino verbalizara su opinión sobre lo que había visto, pero supongo que estaría en algún bar de la zona dando cuenta de algún rioja y diciéndole seguramente al camarero lo mal que está la cultura, llena de protestas y de gente que se cree que son unos intelectuales.

martes, 20 de enero de 2015

Teatro. Rinoceronte



Vuelve Rinoceronte, de Ionesco, dirigida por Ernesto Caballero.

En el Teatro María Guerrero, de Madrid, hasta el 8 de febrero.

Puedes ver la crítica aparecida en El País aquí.

Tienes aquí el interesante Cuaderno Pedagógico de la obra que edita el Centro Dramático Nacional.

Crítica de Vida en escena, blog teatral aquí.

lunes, 12 de enero de 2015

Teatro. La sesión final de Freud



A partir del 13 de enero, en la Sala Pequeña del Teatro Español, de Madrid, la obra de Mark St. Germain, La sesión final de Freud. La protagonizan Helio Pedregal y Eleazar Ortiz, dirigidos por Tamzin Townsend.

Puedes ver aquí una entrevista con los actores. 

domingo, 11 de enero de 2015

Teatro. Chimpón





Chimpón’, una reflexión sobre lo absurdo de la vida y el destino.


En el Teatro Valle Inclán, de Madrid, del 9 de enero al 8 de febrero de 2015.

Puedes ver la crítica aparecida en El País aquí.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Ética para todos 14. Hay que apagar el móvil en los espectáculos



Propusimos para esta semana el análisis de esta norma:
Cuando se va al teatro, al cine o a cualquier espectáculo que tenga lugar en una sala cerrada en la que deba haber silencio, hay que apagar el teléfono móvil.”

Cualquiera puede observar lo frecuente y lo molesto que es estar en uno de estos espectáculos y que suene un teléfono móvil. Yo he visto a personas que no se cortan en absoluto y que se ponen incluso a contestar la llamada sin el menor rubor.

¿Es esta una norma jurídica? ¿La ordena alguien o alguna ley y, en caso de que no la cumplamos, nos pondrán alguna sanción? No. Esto no aparece en ninguna ley. De hecho, en los espectáculos “ruegan” que se apaguen los teléfonos, no lo ordenan. Por tanto, no es una norma jurídica.

Pero sí es una norma moral. Y es una norma que deja en evidencia con toda claridad la baja calidad moral -y, por tanto, humana- de quien no apaga el teléfono antes de que empiece un espectáculo.

¿Qué es lo que hay que pensar en relación con el teléfono móvil y los espectáculos? Pues algo muy sencillo y que sólo exige un poco de sensibilidad y otro poco de sentido común. En un concierto, en una obra de teatro o en una conferencia hay, por una parte, unos profesionales que están haciendo su trabajo y que deben ser respetados escrupulosamente. Si nos ponemos en lugar de los actores o de los músicos -es lo que hay que hacer siempre: ponerse en el lugar de quienes van a sufrir las consecuencias de nuestra acción- y nos imaginamos que en mitad de nuestro trabajo suena un móvil, creo que entenderemos fácilmente la falta de racionalidad y de humanidad que esto supone.

Pero no es sólo esto. Es que el espectador que no ha apagado su móvil no está solo en la sala -ni en el mundo-. Junto a él hay otros muchos espectadores que han pagado la entrada y que tiene derecho a vivir la obra en las mejores condiciones posibles, sin interrupciones evitables y sin ruidos que les desconcentren y les distraigan. Que suene el móvil en mitad de un espectáculo es una desconsideración de muy mal gusto hacia los trabajadores y hacia los espectadores.

Veamos que, pensando de esta manera, esta norma resulta claramente una norma moral.

En efecto, si yo estoy convencido de que hay que respetar a los demás y de que hay que evitar cualquier molestia innecesaria, me sentiré autoobligado no sólo a apagar el móvil, sino también a no hablar, a no hacer ruidos con los papeles de los caramelos y a evitar cualquier acción que interfiera negativamente en lo que se está haciendo allí entre todos.

Es también una acción incondicional, porque la razón por la que se apaga el móvil no nos beneficia a nosotros, sino a los actores y a los espectadores. No deja de ser sintomático de la actitud poco cultivada de quien no lo apaga, que no ponga los medios adecuados para disfrutar él mismo de la función en las mejores condiciones posibles. La acción de apagar el móvil cobra valor humano cuando se hace para no molestar. Entonces es incondicional. Quizá uno de los problemas de nuestra sociedad sea que no es frecuente que hagamos algo para no molestar a los demás, sino porque nos favorece a nosotros. Pero estas actitudes ya caen fuera de la moral y de lo humano y entran dentro de la selva.

Es también una acción claramente universalizable, en el sentido de que sería bueno que todos los espectadores lo hicieran. De hecho, cuando eso ocurre, todos -actores y espectadores- pueden gozar mucho más del espectáculo.

Como vemos, la ética no es más que el resultado de plantearse el hecho de que estamos en el mundo rodeados de personas y de cuál debe ser nuestra relación con ellas. Y esta relación es en algunos casos muy clara: o las respetamos -y actuamos como seres humanos- o no las respetamos -y actuamos como animales.

Te propongo que analices la siguiente norma para la próxima semana:
La mujer debe obedecer siempre a su esposo”

Ya me dirás lo que te parece y por qué.


martes, 16 de septiembre de 2014

Buenas noches. Practicar las artes



Una de las mayores carencias que observo entre nosotros es que, salvo algunas excepciones muy loables, hay poca afición por cantar, bailar, pintar, hacer teatro y, en general, por practicar las artes. Creo que no sospechamos ni nos han explicado cómo ayudan a gozar, a ser felices. Deberías atreverte. Yo me he pasado mucho tiempo sin atreverme y ahora lo siento. 

Buenas noches.