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sábado, 11 de mayo de 2019

Adiós, Alfredo Pérez Rubalcaba


Alfredo Pérez Rubalcaba (diciembre de 2010).jpg


Los grandes nunca presumieron de lo que hacían ni de lo que lograron. Gracias, Alfredo Pérez Rubalcaba.

lunes, 21 de enero de 2013

No aprendemos




Cuando la codicia es el criterio, vale todo. Cuando lo mío es lo que importa, es probable que surjan luchas internas, resentimientos, delaciones y venganzas aplazadas y que el colectivo -hoy, el PP, un partido político, una parte de nuestra democracia- se resquebraje y con él se vaya desmoronando la propia democracia.

Una de las maniobras más burdas, pero más frecuentes, de la derecha es inventarse un enemigo enfrente para echarle a él la culpa de lo que le ocurre y así desviar la atención. Es lo que la prensa más bruta, más ultra y más sin escrúpulos está haciendo con Rubalcaba. Parece, según lo que se ve en esta prensa hoy, que el culpable de todo lo que le ocurre al PP y a España es Rubalcaba y que de lo que hay que hablar hoy no es de Bárcenas ni del PP, sino del PSOE y de Rubalcaba. Y algunos se lo creerán, lo cual es uno de los elementos trágicos del asunto.

Y, a la vez, está un tipo de izquierda, exquisita y pura, que parece que añora la crispación -tan criticada entonces- que generaba el PP cuando estaba en la oposición y que, en lugar de apoyar sus propuestas, aunque no le gusten del todo, e intentar que crezcan sus efectos, va contra ella, contra sí misma, y exige lo que no dice ni aclara, pero que, en todo caso, sea duro y ya. Parece que la única estrategia política posible es la del enfrentamiento inmediato y arrasador. De nuevo, esta izquierda le hará el juego a la derecha, se aliará de hecho con sus maniobras, se autodebilitará y ayudará, sabiéndolo o no, a incrementar la desafección y a que la derecha se mantenga. No sé si hará falta que alguien se líe la manta a la cabeza para que aprendamos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

sábado, 23 de abril de 2011

Que llamen la atención a Trillo




No sé si este caballero llamado Federico Trillo es un enterado que engaña a cualquiera de cualquier modo, siempre que le interese, o es un ignorante descomunal que no para de decir y de hacer barbaridades allá por donde esté. 

Recuerdo de él que, cuando era Ministro de Defensa y pese a que había informes contrarios, se llevó la Escuela de Infantería de Marina, que llevaba 120 años en San Fernando, Cádiz, a su pueblo natal, a Cartagena. Era un regalito caro, que en su día fue calificado de catetada, pero que le interesaba hacer. 

Luego pasó lo del avión, lo del Yak 42, en donde le echó la culpa a todo el que pasaba por allí menos a él mismo. 

Más tarde, que yo recuerde, se ha puesto a dirigir las relaciones del PP con la justicia y ahí anda ahora enredando y haciendo ver que se ve lo que no se ve o al revés, según convenga. 

Ahora se dedica a pontificar sobre lo que debería haber hecho el gobierno en el caso de la liberación del etarra Troitiño, dogmatizando sobre quién debería haber sido detenido por la policía, a las órdenes del ministro Rubalcaba, aunque no tuviera mandato judicial para ello, lo cual supondría un delito de detención ilegal. Y, además, carga contra el juez que hizo lo posible para que el etarra volviera a prisión, pero se olvida del otro juez que decretó su libertad, afín a su ideología. 

La postura del señor Trillo es muy burda, muy gruesa. Yo creo que sabe que es incapaz de convencer a nadie que tenga un poco de criterio y que no se deje engañar con monsergas y que, en cambio, se dedica a apuntalar a los que van con las vísceras en la cabeza, no sea cosa de que se les escape alguno de sus votos. Mientras tanto, él se rebaja a la condición de maniobrero, de cínico con corbata, y va contribuyendo a desbaratar el país, contándonos milongas y fomentando el todo vale, mientras a él le interese. Mal ejemplo, señor Trillo. Alguien le debería llamar la atención.