sábado, 11 de julio de 2015

Los viernes, etimologías. Partes del cuerpo 6



BOCA

Viene del latín bucca, que significaba mejilla, o la boca hinchada, llena de aire. Para referirse a la boca en latín la palabra más normal era os-oris, que no ha pasado al castellano, excepto en el adjetivo oral, a veces más referido a la voz o a la palabra, y decimos alternativamente sexo oral o higiene bucal. De os derivan en castellano términos tan variados como orificio, oración u orilla. Os se relaciona con ostium, puerta, de donde ostiarius, que evoluciona a ujier. Y como en griego boca era stoma, al odontólogo (por los dientes) también lo llamamos estomatólogo. Boca tiene muchos derivados, como bocadillo, boquilla, desbocarse, o compuestos, como bocacalle o bocamanga. La raíz indoeuropea de boca, beu1, significa hinchar, y sorprendentemente hay montones de palabras en castellano que comparten raíz con boca. Bola, boletín, billete, bollo, bula, todos remiten al latín bulla, que significa burbuja. Y bullir, bullicio, bucle. Un origen muy curioso es el de buque. Del fráncico buk, que significa vientre, por lo de hinchado, en catalán se aplica al interior de una nave, buc, y acaba designando a la embarcación entera, buque. El ball inglés, el que está en football, es un préstamo del francés, también de esta familia. Y bola y balón, igual.

LABIO

En latín culto era labrum, y se dijo labro en castellano hasta el s. XVI, cuando se impuso labio, proveniente de la forma del latín tardío, labium. El plural de labium es labia, que nosotros interpretamos como singular, significando facilidad de palabra, verborrea. Pokorny, en contra de la mayoría, cree que comparte raíz con el verbo latino labor, que significa deslizarse, resbalar. De ahí que lapso (o como dicen los cultos, lapsus linguae, rebalón de la lengua) signifique error. Detrás del resbalón viene la caída, colapso, y se pueden colapsar las Torres Gemelas, el Metro en caso de inundación, o una figura de papiroflexia doblando varios pliegues a la vez, que también llaman colapsar. Y como un resbalón dura un pequeño instante, eso acaba llamándose un lapso de tiempo. Pero si tiramos del hilo, de esta misma raíz viene labor, trabajo, algo pesado, carga que cuelga. Y de él laborar, en Argentina laburar, y en el campo labrar y labrador. Y como se desliza, otro derivado es lava, la del volcán. Y como cuelga, otro es lóbulo. Basta, basta...

LENGUA

Del latín lingua. La lengua, ese órgano tan importante, para comer y para hablar, para el sabor y para el saber. Por eso fue un castigo terrible en épocas bárbaras arrancar la lengua, tan horrible como cegar o castrar, los tres peores, por debajo de la pena de muerte. Hay países que han suprimido estos castigos y mantienen la pena de muerte, países bárbaros, como Estados o Emiratos Unidos de China. Volviendo a la lengua, asociar este órgano con lo que llamamos Lengua o Lenguaje es muy bonito, porque, aunque todos somos conscientes de que lo lingüístico está en nuestro cerebro, y de que también existe la lengua escrita, la verdadera lengua aflora cuando hablamos, cuando la verbalizamos. Esta polisemia de la palabra lengua solo es propia de las lenguas latinas. En euskera, sin ir más lejos, la lengua músculo es mingaina, y la lengua hablada es hizkuntza. Derivados de lengua son lengüeta, deslenguado, lenguaraz, lingüístico, y un pez, el lenguado, no por su lengua, sino por su forma.


Parece que la palabra en latín arcaico fue dingua, pero que por asociación con lingere, lamer, evolucionó a lingua. Ese dingua estaría emparentado con el inglés tongue.

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