jueves, 14 de mayo de 2015

Lo que veo cuando miro. Lo viejo y lo antiguo



Dije ayer aquí que se puede ser viejo, pero no antiguo. Me voy a explicar un poco, por si no me entendiste bien.

Aunque me gusta más hablar de ancianos que de viejos, esta vez preferí contraponer lo viejo a lo antiguo, porque me parecía que podía quedar más claro.

Ser viejo (o anciano) es cosa que tiene que ver con la edad. Consiste simplemente en tener muchos años, en haber vivido mucho tiempo. Si esta vida ha sido sensiblemente humana y se ha podido adquirir en ella una buena experiencia, estupendo.

Ser antiguo es otra cosa. Consiste en no haber llegado a desarrollarse del todo como ser humano. No se trata de no haber llegado a ser ingeniero o cocinero, sino de no haber alcanzado una madurez humana propia de la época en la que se vive. Es haberse quedado anclado en otros tiempos, haberse limitado a usar criterios de épocas muy pasadas y haber renunciado a encontrar en lo nuevo algo que hiciera crecer nuestra personalidad.

Esto no tiene nada que ver con la posición social ni con el dinero ni con la instrucción recibida. Conocí, por ejemplo, a una profesora que decía que el último gran pensador que hubo fue Tomás de Aquino, que vivió en el siglo XIII. No era vieja esta mujer, pero sí era muy antigua. (Y sospecho que, además, era una caradura de campeonato). No querer saber nada de música moderna, defender sólo la cocina tradicional, vestir únicamente con chaqueta y corbata (Rajoy nos ha dado un soberbio ejemplo de antigüedad -y de escasa higiene- estos días paseando en bicicleta con la corbata atada al cuello) o ser un machista son formas de ser, entre otras cosas, un antiguo. El antiguo o la antigua pueden tener los pies en el día de hoy, pero la mente puede que la tengan en la Edad Media o, incluso, antes.


Espero que haya quedado algo más claro lo que decía de que se puede ser viejo, pero no antiguo.  

1 comentario:

  1. Sé a quién te refieres, era MUY antigua. No solo la conocimos juntos, ¿no sabes que después coincidí con ella, y su posicionamiento era peor aún, ella contra el resto del mundo, todos equivocados menos ella. Y mira que yo, que soy por naturaleza comprensivo, era de las pocas personas que le daba un poco de conversación. ¿Estás seguro de que no reconocía a Balmes o a Donoso Cortés como grandes pensadores?
    Pero es que también conozco, y muchos lo conocen, es miembro de la Real Academia, a uno que dice que el último gran pensador que hubo fue Platón. No acepta ni a Aristóteles. Este hombre, cuando se jubiló en la Complutense, al día siguiente descubrió que le habían cambiado la cerradura de su despacho. La otra sí, pero este no tiene la coartada de que es un ignorante. Es un gran sabio, pero de lo que no es verdadera sabiduría.
    Es gente que hace mucho daño a los que les rodean, y además se hacen daño a sí mismos.
    Estoy de acuerdo Rajoy es de esta clase de personas, muy pobres de espíritu, muy antiguos.

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