domingo, 5 de octubre de 2014

Los viernes, etimologías. Americanismos.


Obra de Guillermo Pérez Villalta

Son las palabras originarias de las lenguas indígenas americanas que han entrado en el español. Son tantísimas que parece increíble, aunque claro, luego te parece normal. Colón ya usó canoa en el Diario del Primer Viaje. Son palabras que designan alimentos nuevos, traídos de América, como papa o patata, batata, tomate, maíz, cacao, cacahuete, chocolate, aguacate...; otros productos como chicle, caucho...; animales como llama, iguana, puma, caimán, colibrí, coyote, jaguar, tiburón...; y palabras de todo tipo como butaca, tiza, barbacoa, canoa, hamaca, cigarro, huracán, caníbal... Pero hay muchísimas, muchísimas más.

PATATA. Del quechua se creó papa, y de esta el localismo restringido a España, patata, por influencia del taíno batata.

CACAO. Del nahuatl cacauatl.

CACAHUETE. Del nahuatl tlalcacahuatl, cacao de la tierra, tlalli, tierra y cacauatl.

CHOCOLATE. De origen nahuatl, pero formación incierta, quizás de pocho-cacaua-atl, bebida de ceiba y cacao.

COLIBRÍ entró en el francés, y de él en el español.

JAGUAR debería ser yaguar, pero entró en el portugués donde se escribió jaguar, y de ahí pasó al español, en el que lo pronunciamos con jota.

TIBURÓN se acuñó en portugués, tubarâo, de donde pasó al español. Proviene de la lengua tupí, del Yucatán, del término uperú, siendo la t inicial una especie de artículo aglutinado con el nombre.

CIGARRO para el Diccionario es de origen maya, pero Corominas no descarta que influyera el nombre del insecto, cigarra.

TABACO no es americanismo, es de origen árabe, era el nombre de una planta medicinal cuyos vahos producían efectos adormecedores, y los españoles dieron ese nombre a lo que allí vieron fumar.

CAFÉ tampoco es americanismo, es de origen turco, y el producto, de origen etíope, pero es cierto que su difusión en el mundo árabe coincidió con la época del Descubrimiento, y palabra y planta hicieron el viaje a través del Atlántico, pero en dirección contraria a los americanismos.

Aunque los datos a veces son dudosos, estas lenguas que nos aportaron léxico, o nos lo siguen aportando, siguen teniendo millones de hablantes, a pesar del empuje del español (vamos a llamarlo "empuje"): quechua (9.000.000, desde Colombia a Bolivia y Norte de Argentina), guaraní (8.000.000, Bolivia, Paraguay, sur de Brasil), aimara (2.500.000, Bolivia), náhuatl (2.000.000, México y Sur de USA), maya (750.000, Yucatán), arahuaca (700.000, dispersos entre Colombia - Guayanas - Brasil - Uruguay - Perú), caribe (80.000, Colombia - Venezuela - Norte de Brasil), taíno (desaparecida, Antillas). La mayoría de los hablantes de estas lenguas son bilingües. Lima, por ejemplo, una ciudad de 8.500.000 habitantes, totalmente rotulada en español y con toda la actividad oficial solo en español, tiene cerca de un millón de hablantes de lengua quechua. Son lenguas que para todos nosotros merecen un cariño especial, porque conviven con el español en el cerebro y en el corazón de millones de hispanoparlantes.


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