miércoles, 15 de octubre de 2014

Lo que veo cuando miro. Andando



No me gusta andar. No me importa ir a donde sea, aunque quede lejos, pero andar por andar me fastidia. Entiendo que es muy saludable y que hay que hacerlo, pero no me puedo quitar de la cabeza la sensación de estar dejando de hacer otra cosa para estar andando.

Hoy ha sido muy duro. No tenía absolutamente ninguna gana de andar. Lloviznaba, hacía algo de frío, pero como iba como una bala, sudaba. Un desastre.

De pronto, recordé lo que no debí haber olvidado: que hay que sacarle vida a cada día, porque cada día es irrepetible y no se puede desperdiciar así como así. De manera que me fijé en las ventajas que trae andar para adelgazar, para el corazón y para estar cachas (aquí me pasé, pero da igual, no vamos a ser demasiado estrictos) y me propuse buscar detalles de belleza por donde pasaba. El cielo estaba indeciso, con nubes de varias clases y de diferentes colores. Eso me gustó. Había flores con gotas de agua en sus pétalos y plantas que estaban en su momento. Eso también me gustó. No vi a ninguna persona que me trasmitiera algo de belleza, y eso no me gustó, pero tampoco era cuestión de que hubiera suerte siempre. Iba más rápido que otros días sin acusar cansancio. Eso también me gustó. Al final, hice 6 km cuando pensaba hacer menos y eso, al final, me gustó.

Volví pensando que hay que hacer lo que hay que hacer, pero buscando siempre el lado agradable, el aspecto reconfortante, el detalle alegre, aunque sea pequeño. A ver si no se me olvida.


Buenas tardes.

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